*Foto: Jaime Rodríguez de Santiago-Concha por Javier Valeiro
Confianza debe ser la palabra que más se repite al día en las oficinas de BlaBlaCar. Lo suponemos porque Jaime Rodríguez de Santiago-Concha, Country Manager de la plataforma de coche compartido en España y Portugal, la destaca en la mayoría de sus declaraciones. “Creemos que nuestro trabajo no es monetizar una base de datos”, afirma este joven madrileño. Al mismo tiempo también él sabe que su compañía goza de “una cierta independencia”, y que pase lo que pase en la industria del automóvil, su negocio siempre va a tener cabida en ella. Su espíritu independiente de ‘start-up’ les mantiene alerta ante la posibilidad de colaborar con otra empresa. No se lo piensan tanto cuando le pedimos que nos acompañen en un viaje por el desarrollo de su negocio.
-¿Con quién compartiría usted un BlaBlaCar?
A mí me encanta el mundo del emprendimiento, y si pudiera elegir una persona, igual elegiría a Steve Jobs, pero eso es imposible. En ese caso me gustaría que fuera Elon Musk, de Tesla, porque es una persona que tiene una visión muy idealista del mundo y una ambición sin límites. Me gustaría compartir un rato con él para entender de dónde saca las energías.
-¿Cuál de los dos iría al volante?
Yo soy de conducir. Me gusta mucho conducir.
-En el coche se encontrarían más acompañantes. ¿Quizá podría compartir el viaje con algún miembro de Confebus, la patronal española de empresas de transporte en autobús?
Yo comparto coche con quien sea. No sé si nos pondríamos de acuerdo, pero no tendría ningún problema.
-Se lo pregunto porque según la encuesta que ustedes han realizado en colaboración con la escuela de negocios NYU Stern, aquellos que han utilizado un coche compartido son más propensos a participar en actividades de economía colaborativa.
No sé si lo han probado. No le sabría decir…
-De haberlo probado, ¿cree que se hubieran pensado demandarles por competencia desleal?
Es algo que nos ha costado mucho entender. Sí, estaría muy bien que lo hubieran probado, porque yo creo que quien lo ha utilizado entiende perfectamente cómo funciona, y se da cuenta de que quien lo usa lo hace para compartir gastos, y no con ánimo de lucro.
-Sin embargo, lo que sí parece estar claro entre aliados y enemigos de la plataforma es la diferente naturaleza de su compañía y la de Uber. Algún tiempo les habrá llevado explicarlo…
Todo esto depende de los países. Por ejemplo, en Alemania se comparte coche desde después de la II Guerra Mundial, es decir, que no solo lo usan los jóvenes, sino que también lo han usado sus padres y algunos de sus abuelos. En España sí que ha habido una labor de divulgación y explicación de cómo son estos modelos y qué nos diferencia de otros que están surgiendo dentro de las ciudades, que tienen más que ver con la economía bajo demanda que con la economía colaborativa.
*Foto: Jaime Rodríguez de Santiago-Concha por Javier Valeiro
-¿Cuál es el límite entre economía colaborativa y negocio?
Ha habido una enorme confusión, porque se está utilizando el término ‘sharing economy’, que ha sido probablemente una etiqueta un poco fallida, para agrupar una serie de cosas que no son lo mismo. Para mí hay un elemento fundamental, y es que nadie tiene un negocio con ánimo de lucro cuando sus gastos son superiores a sus ingresos. Eso es lo que sucede en BlaBlaCar. Los conductores comparten un viaje que ya iban a hacer, no es un servicio bajo demanda. Y esto no es algo que diga yo, también lo dice la Comisión Europea a través de las recomendaciones que ha dado hace poco sobre la economía colaborativa. La institución marcaba claramente la diferencia entre servicios con ánimo de lucro por parte del usuario, y otros que tienen más como objeto la compensación de un gasto compartido, como puede el caso de BlaBlaCar.
-Parece que han decidido tomar medidas para evitar este tipo de confusiones, por ejemplo, uniéndose este año al registro de grupos de interés de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Nosotros siempre hemos sido muy transparentes en nuestra relación con las instituciones en cualquier ámbito, no solo en España, sino también en la Comisión Europea. Entendemos que nuestro modelo es relativamente nuevo y, por lo tanto, hay que explicarlo a todas las instituciones. Se hizo bastante eco de la inclusión en ese registro, pero es curioso porque nos registramos por dos motivos. En primer lugar, porque cada vez que hablamos con alguien no tenemos ningún inconveniente en decirlo. Y en segundo lugar, porque había una consulta abierta sobre la economía colaborativa, por lo que era normal que estuviéramos ahí.
-¿Y las instituciones les han escuchado desde el principio?
En el caso de España, nosotros nos hemos encontrado con administraciones muy dispuestas a escuchar, también ha ocurrido lo mismo en todos los estamentos y partidos políticos, que por lo general han entendido muy bien nuestro modelo. Sí es cierto que en España nosotros siempre hemos entendido que hay pasos que dar que ya se han dado en otros países. Por ejemplo, en Francia el coche compartido está incluido en las medidas de eficiencia energética que el gobierno ha planteado para alcanzar los objetivos de 2020. Otra cuestión importante puede ser los puntos de encuentro en las ciudades, que es algo sobre lo que hemos hablado con las instituciones, para que en algún momento las ciudades españolas puedan tener puntos de encuentro para los coches de uso compartido. De nuevo, en Francia ha habido propuestas de ley sobre la rebaja de peajes para quien comparta coche. En España las administraciones han entendido nuestra actividad y nunca nos han puesto ningún freno a la misma, pero esas medidas no han llegado.
-España es el “único”, y cito entre comillas la palabra porque se han molestado ustedes en destacarla, país en donde se encuentra BlaBlaCar en el que se ha cuestionado la legalidad de su plataforma. Pese a ello usted ha reclamado que es la “punta de lanza” para acceder a otros mercados.
España fue el segundo mercado que lanzamos. Lo hicimos porque veíamos que había mucho tráfico entre Francia y España, y que podía ser un buen país para BlaBlaCar. Solo teníamos la experiencia de Francia y entendíamos que era un buen país porque reunía determinadas características. Además, España es un país muy social.
-Ustedes mismos han dicho que somos de los que más confiamos en BlaBlaCar.
España es un país donde un servicio como BlaBlaCar tiene mucho sentido. En ese caso sí que lo considerábamos una “punta de lanza”, pero yo no me refería al ámbito regulatorio o administrativo, porque sí es cierto que en la administración nunca hemos tenido ningún problema, pero también es cierto que es el único país de los 22 en los que estamos en el que alguien nos ha demandado.
-En esa afirmación sobre la confianza, ¿qué pesa más en el caso español, la apuesta por una economía colaborativa y sostenible, o la tendencia a ver mucho más el bolsillo?
Creo que todos somos conscientes de que estamos pasando de una economía basada en la posesión a una economía basada en el acceso. Soy un amante de la tecnología y creo que esta ha tenido mucho que ver en todo ello. Por primera vez tenemos las tecnologías al alcance de la mano, y estas nos permiten expandir mecanismos de confianza masivos entre personas. Hasta ahora la confianza y la economía se basaban en instituciones. Por primera vez las tecnologías están permitiendo que de forma masiva tú puedas confiar en una persona que no conocías de antemano, porque tienes un histórico detrás de personas que ya han confiado en ese usuario. A eso se ha unido un proceso de digitalización. Estamos digitalizando el mundo físico, haciéndolo mucho más accesible, mucho más ubicuo, y eso se ve en todos los temas relacionados con la economía bajo demanda que están surgiendo a nuestro alrededor. BlaBlaCar es un híbrido entre esas dos cosas, en tanto que gracias a la confianza y a la posibilidad de conectar masivamente a personas, así como gracias a los mecanismos digitales de acceso rápido, podemos compartir un bien infrautilizado con varias personas. Obviamente, entre las externalidades que se generan después de todo eso está que tienes acceso a una movilidad más asequible tanto para el conductor como para el pasajero; pero si lo piensas, en el caso de los pasajeros, también es una manera de viajar de forma directa entre dos puntos entre los que antes no era posible hacerlo. El bolsillo importa, pero no es lo único.
*Foto: Jaime Rodríguez de Santiago-Concha por Javier Valeiro
-Recientemente han alcanzado los tres millones de usuarios en España. Sin embargo, a comienzos de año no habían rozado el ‘break-even’. ¿Ya es rentable BlaBlaCar?
BlaBlaCar en España está alrededor del ‘break-even’. Este año va a ser un año de alcanzar el ‘break-even’. Obviamente, tenemos que recuperar toda la inversión hecha en estos seis años. Para ser realmente rentable para nuestros inversores nos queda camino por recorrer en España.
-Pero ustedes siguen centrándose en expandirse en otros países, como por ejemplo México o Brasil. ¿Se han quedado inversores por el camino después de ese largo periodo de tiempo sin alcanzar la rentabilidad?
No soy la persona más apropiada para responderle a esta pregunta porque no conozco la rentabilidad de cada inversor, aunque entiendo que no.
-Mientras que siguen expandiéndose, otros sectores más “tradicionales”, como puede ser la industria del automóvil, apuestan por seguirles el ritmo. Ford o Daimler han lanzado sus propias iniciativas de ‘car sharing’, como pueden ser GoDrive o Car2Go.
Creo que el sector de la movilidad, y el de los coches por extensión, está viviendo una transformación radical, y no solo por BlaBlaCar. El coche privado de uso único vamos a entenderlo cada vez más como un bien de lujo. Es cierto que va a haber gente que siga necesitando viajar entre ciudades, y a lo mejor su coche será autónomo, pero seguirá siendo el propietario del vehículo y tendrá que sufragar los costes de ese viaje. Creo que los movimientos que se están viendo en la industria del automóvil van por esa línea. Están intentando atrapar esta ola para reconvertir sus modelos de negocio. De hecho, muchos de ellos incluso creo que van a intentar reconvertirse hacia empresas casi de servicios, porque saben que la venta de vehículos no va a ser el gran ‘driver’ de su negocio dentro de 15, 20 o 30 años.
-¿Supone una amenaza que deba plantear cambios en su estrategia?
BlaBlaCar tiene tanto mercado por desarrollar que todavía es difícil imaginar que nos afecte. Tenemos tres millones de usuarios en España, pero si lo compara con la cantidad de viajes que se hacen en coche en este país, el número de personas que queda por alcanzar es enorme. Además, aunque los coches sean autónomos, eléctricos, o se hagan como se hagan, la gente va a seguir viajando y teniendo que afrontar ese gasto, con lo cual entendemos que nuestro modelo de negocio va a seguir siendo válido en ese futuro.
-Pese al largo recorrido, dice usted que siguen considerándose una ‘start-up’, o por lo menos teniendo esa mentalidad. En ese caso, ¿se plantean colaborar con la industria más “tradicional”, al igual que lo ha hecho Flinkster, ‘start-up’ de ‘car sharing’, con Ford?
Ahora tenemos nuestro foco en expandirnos internacionalmente. A día de hoy no nos hemos planteado ningún acuerdo con fabricantes de automóviles. El futuro puede deparar alguna sorpresa, pero nuestro objetivo sigue estando en desarrollar nuestro modelo de negocio en los países en los que estamos y en seguir expandiéndonos en muchos otros, porque entendemos que el coche compartido tiene mucho margen de crecimiento.
-Hasta la fecha, su colaboración más directa ha sido con AXA. Hablando de seguridad, ¿se han planteado algún reto más para mejorarla?
Vamos a seguir mejorando el producto y seguramente incluyamos novedades. Hay países, como por ejemplo la India o México, en los que tenemos un sistema de verificación de la identidad a través de internet. Aquí en España no lo hemos incluido porque el teléfono móvil por ley va vinculado a un DNI, por lo tanto, en caso de que hubiese cualquier incidencia, siempre habría una trazabilidad suficiente como para encontrar a esa persona. Si detectáramos que la comunidad necesita o cree que necesita ese tipo de mecanismos, los desarrollaríamos.
-Mientras tanto, presumen de haber recorrido más de 1.200 millones de kilómetros haciendo más fáciles y amenos los viajes de los españoles. ¿Cuál será la próxima parada de ese viaje?
En España tenemos una primera parada muy evidente, que es el nivel de penetración que hemos alcanzado en Francia, donde le diría que casi la mitad de los jóvenes franceses son usuarios de BlaBlaCar. Allí el conocimiento del servicio es mucho más alto. En España nos queda mucho recorrido. Otra parada bonita e interesante se producirá cuando ese apoyo institucional del que hablábamos antes permita que en las ciudades la gente deje de agolparse en las plazas para compartir coche, y tenga unos puntos de encuentro desde los que salir. Vamos a ver una serie de etapas muy interesantes, que en BlaBlaCar siempre se suceden muy rápido, por lo que creo que en uno o dos años iremos recorriendo ese camino.