Lifestyle

¿Podemos fiarnos de nuestros propios recuerdos?


Una mejor analogía podría ser el trabajo de un arqueólogo. A través de la topografía, la excavación y el análisis, un arqueólogo reconstruye una teoría probable de lo que podría haber sucedido en el pasado. El resultado es iluminador, instructivo y, posiblemente, incluso correcto, aunque nunca debe considerarse completo.

En su libro “Piensa: ¿Por qué debería cuestionarse todo)”, Guy P. Harrison revela que la memoria es falible. La memoria no es un registro exacto de lo ocurrido y no importa cómo de bien puedas recordar algo, esto puede no ser exacto. Veamos lo que escribe Harrison acerca de la fiabilidad de la memoria:

“Ellos [los recuerdos] pueden venirte con gran detalle y hacerte sentir al 100% seguro de su exactitud, pero no importa. Los recuerdos pueden ser parciales o totalmente falsos y contrarios a lo que tu cerebro te está diciendo. Realmente, el pasado personal, que se supone que se mantiene seguro en tu cerebro, no es lo que se piensa que es. Tus recuerdos son piezas y lotes de información que tu cerebro ha ido juntando a lo largo del tiempo, pero te pueden ayudar con información que puede resultar útil en el presente que estás viviendo”.

El libro de Harrison hace referencia a la obra de Elizabeth Loftus, una psicóloga cognitiva y destacada experta en la memoria. Loftus ha sido experta en cientos de casos legales y ha aumentado la conciencia de que el testimonio de testigos oculares puede no ser fiable. De hecho ha probado que la memoria es tan maleable que alguien te puede convencer de que te acuerdes de un evento que nunca ocurrió.