La invitación era, realmente, de las que no se pueden rechazar. Había que viajar hasta un remoto confín de la costa oeste del Reino Unido para hospedarnos y cenar en Ynyshir, el mejor restaurante del País de Gales, con dos estrellas Michelin desde 2022, donde, además, nos iba a acompañar uno de los mejores expertos en música house del mundo, con una sesión musical ininterrumpida durante las cuatro horas que iba a durar la experiencia. Y Forbes no podía faltar.
Allí nos iba a recibir Gareth Ward, el cocinero y propietario de Ynishir, que se encargaría de ofrecernos un menú degustación de treinta pases, con el que traslada a sus comensales a un divertido viaje culinario alrededor del mundo (con especial detenimiento en la cocina japonesa). Completa la experiencia con la actuación en directo del conocido dj inglés Jacob Kelly, que todos los días ofrece una sesión distinta en este sorprendente establecimiento hostelero (además de restaurante, Ynyshir es también hotel) situado en pleno Parque Nacional de Snowdonia (Eryri, en galés), una de las más bellas regiones geográficas del Reino Unido.
Llegar hasta Eglwys Fach, el pequeño pueblo del condado de Cardiganshire (Ceredigion en galés), en la costa oeste de Gales, supone la decisión consciente de visitar Snowdonia, una de las zonas más hermosas, pero también peor comunicadas del Reino Unido: estamos a poco más de cinco horas en coche de Londres (casi tres desde Birmingham, Liverpool o Cardiff). Pero si el objetivo es viajar a un lugar donde las aglomeraciones turísticas no hayan llegado todavía, estás de enhorabuena: ¡este es tu destino! Y para que la experiencia valga la pena, Gareth Ward no ha escatimado detalle alguno.
Consciente de que a Ynyshir hay que ir de propio –y de que la cena puede durar fácilmente cuatro horas–, Ward decidió que el establecimiento contase con un exquisito hotel boutique de diez habitaciones. En el menú sorpresa, compuesto por unos treinta pases excepcionalmente elaborados, es más que probable que aparezcan el sashimi y la ternera Wagyu, presentados en vajilla exclusiva para Ynyshir hecha a mano. Pero aún más: para que la cena se diferencie de todas las otras maravillosas cenas que se pueden disfrutar en un restaurante con dos estrellas Michelin, el cocinero y propietario quiso que la experiencia gastronómica se complementase (¡cómo si lo necesitase!) con la actuación, como dj residente en Ynyshir, de Jacob Kelly, uno de los grandes expertos internacionales en música house –ha pinchado en superclubes como Space, en Ibiza, y ha trabajado como productor para sellos de culto de música de baile como Music For Freaks y Defected DFTD–, a quien puso a su disposición –y a la de los comensales– un sistema de sonido tan de primera clase como su cocina: el sistema de alta gama AM-1 de Bowers & Wilkins. “No quería ser otro restaurante de alta cocina sin más –nos explica Gareth Ward–. Quería una auténtica sacudida sensorial: algo que te golpee en la cara y se te quede grabado para siempre”. En ese sentido, el cocinero subraya que para él la música no es un mero accesorio, sino el “latido” de su restaurante. Las piezas musicales cuidadosamente seleccionadas por Jacob Kelly son tan importantes para el chef como su propio arte culinario y nos acompañan a lo largo de las cuatro horas de disfrute gastronómico: “La música marca el ritmo, el tono y mantiene todo en movimiento. Sin música, no hay experiencia gastronómica”, nos explica Ward, que también escucha la música mientras cocina, porque no hay más separación que una barra de servicio entre la cocina y el salón. Aunque el dj residente tiene vía libre, hay dos temas que sí suenan todas las noches y definen, para Ward, el pulso de Ynyshir: Smalltown Boy, de Bronski Beat, y The Passenger, de Iggy Pop.
Jacob Kelly cambia de música cada noche, adaptando su sonido al menú sorpresa de cada día, según el mercado. «Siempre intento adaptar el estilo musical a las secciones del menú«, aunque hay algunas «normas»: empezar relajado, pasar a los platos de carne con sonidos más oscuros y terminar con deep house y música disco. «Nunca pongo el mismo programa. Empiezo a revisar mi colección de discos por la mañana y selecciono unas sesenta piezas para la noche». Su inspiración le viene de su pasión por la música, del deseo de encontrar siempre discos interesantes y de sorprender al público asistente tanto como lo va a hacer la propuesta gastronómica y la calidad de sonido que ofrecen los altavoces AM-1 de Bowers & Wilkins, adaptados a las condiciones del restaurante. «Los altavoces AM-1 fueron desarrollados especialmente por nuestro equipo de ingenieros«, nos explica nuestro compañero de mesa, Giles Pocock, vicepresidente de Marketing de Bowers & Wilkins, que añade que el objetivo con el que nació la marca, auténtica enseña británica del lujo, es que «el sonido responda exactamente a lo que el compositor deseaba escuchar». Y se adelanta a contar novedades: «Estamos planeando integrar nuestro sonido en un nuevo salón de copas para después de cenar».
