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Hay ocasiones en la vida en las que la paciencia es clave…


1. Atasco mañanero
Ay, ay, ay…. ¿A quién no le estresa un atasco de esos a primera hora de la mañana? Sonido de un claxon, de otro… un insulto, otro más fuerte… otro claxon… Sí, tener paciencia en estos momentos resulta de lo más complicado. Escucha: pon música, la que más te guste. O la radio que suelas escuchar cada mañana. Súbela e intenta distraerte del exterior. Enfadándote y dando voces por la ventanilla no vas a llegar antes a trabajar. Lo mejor es respirar hondo y tomárselo con filosofía.

2. Bronca de tu jefe
Por supuesto debemos intentar que esa “regañina” no se convierta en un monólogo de él hacia ti. Fomenta el diálogo, mantén las formas, no levantes la voz, no utilices palabras mal sonantes… Mantén la paciencia. Si no lo haces puede que un enfado puntual desencadene una mala relación duradera en el tiempo. O, simplemente, tu despido. Eso sí… no dejes que te humille por nada del mundo.

3. Empleado al que tienes que repetirle las cosas mil veces…
… o compañero, incluso jefe. Esa típica persona que no pone interés, o que simplemente es despistada. Perder los nervios es lógico en estos momentos. Pero si quieres mantener la paciencia con estas personas haz dos cosas: la primera, advierte antes de decirle nada, que no lo volverás a repetir. Y segundo, si puedes dáselo por escrito. Te ahorrarás perder la paciencia y acabar de los nervios.

4. Cuando estás buscando empleo
En estos momentos es realmente complicado ser paciente. Cuando estamos desempleados tenemos una sensación de inquietud constante, de nerviosismo… queremos que nos llamen ya, y eso hace mella cada día en nuestro estado de ánimo. No dejes que la impaciencia agrie tu carácter. Todo llega, antes o después. Y es importante que mantengas la esperanza y la positividad de cara a una posible entrevista. No desesperes.

5. Para construir una relación
Ya sea laboral o personal, construir una relación requiere de tiempo y esfuerzos. Pero sobre todo de tiempo. Así que no pretendas adaptarte y sentirte integrado en un día a un nuevo trabajo. O llevarte bien con tu jefe al momento. En fin… poco a poco.