Procrastinar
Si tienes mil cosas que hacer y sin embargo te pones a hacer cualquier otra cosa, tienes un problema de evasión importante. Sabes que tienes tiempo y vas retrasando poco a poco tus deberes. Organízate. Fíjate tu propio tiempo límite y estructura tus tareas, si tardas un poco más no pasa nada, pero cuando sí pasa es cuando te encuentras con que tienes un tiempo muy limitado y demasiadas tareas que dejaste colgadas.

Aferrarse al pasado
Lo hecho, hecho está, y a lo hecho… ¡Pecho! No sigas dándole vueltas a todas esas cosas que te han salido mal, ya no puedes cambiarlas. Coge aire, mira hacia adelante y gasta energía en otras cosas más productivas que lamentarse. En una de sus charlas TED, la periodista Kathryn Schulz dijo una frase de la que deberías acordarte cada vez que te conviertas en un saco de lamentos: “El lamento no nos recuerda lo que hicimos mal, nos recuerda que sabemos que podemos hacerlo mejor”.

Esperar a que te suceda algo bueno
Tener expectativas es bueno, es más, es necesario, pero si no te pones manos a la obra, tampoco esperes que te sucedan grandes cosas. Las cosas no suceden porque sí, hay que salir a buscarlas. Cuando tengas un objetivo, piensa al menos 5 cosas que pueden conducirte hacia él y ponlas en práctica. Pero no te olvides de ser realista, ve de menos a más, no quieras ser el rey del mambo en dos días.

Querer vengarse de alguien
A palabras necias, oídos sordos. Pocas cosas duelen más a un enemigo que la indiferencia. Zanja tus problemas y deja de pensar constantemente en cómo vengarte. Vive tranquilo y no le des el gusto a nadie de verte hecho un basilisco. No te sumas en un bucle de desconfianza y pesimismo, asume que no siempre se puede congeniar con todo el mundo y no le des a las pequeñas trifulcas más importancia de la que tienen.

Pensar que las cosas van a salir mal
Deja de hacerte mala sangre por todo. ¿Cómo quieres que te salga algo bien si nunca lo piensas? La negatividad produce agobio, miedo y puede frenarte en muchas ocasiones. El “no” siempre lo tienes, ve en busca del sí. Atrévete a hacer las cosas y no las dejes de lado sólo por pensar que no eres lo suficientemente bueno. Confía más en ti. Además, seguro que exageras. Deja el drama de lado, esto es la vida real, no una película.

Colapsarse
La vida está hecha para vivirla, pero vivir incluye pros y contras, no todo iba a ser coser y cantar. En algún momento es posible que te sientas abrumado porque te coincidan varias circunstancias difíciles a la vez, lo que tienes que hacer es tratar de centrarte. Primero soluciona una cosa, luego pasa a otra, y así. Si es necesario, apaga el teléfono para que nadie te moleste, abstráete y acaba las tareas pendientes.

Hablar de los demás (especialmente, mal)
Deja de cotillear y de comentar lo que hacen los demás. Sobre todo si son cosas negativas. Emplea tu tiempo en meterte en tus cosas y no en las de los demás. Y si tu tendencia a hablar demasiado de la gente proviene de juntarte con alguien que lo hace a todas horas, trata de alejarte. Rodéate de gente positiva y que la vida de los demás te dé igual. Cotillear tampoco es lo peor que puedes hacer en la vida, pero cuando vayas a hacerlo recuerda: lo bueno, si breve, ¡dos veces bueno! No le dediques mucho tiempo a los chismes.

Envidiar a la gente
Por supuesto, hablamos de la envidia mala, de esa que te hace ponerte de mal humor porque tú no consigues lo mismo que una persona. Esfuérzate por llegar a tus propias metas y no pienses en cuándo ni cómo han llegado los demás a las suyas. ¿Qué es lo que quieres en la vida? Si lo tienes claro, ve a por ello y deja de cotillear el Facebook a esa persona que te da tanta envidia. Lucha por tus objetivos y piensa que si los demás han alcanzado los suyos, pues bien por ellos, ahora te toca a ti.