1. Estás en continuo movimiento
Sabes que todo se puede mejorar y no te das por vencido a la primera. Observas todo lo que te rodea e intentas buscar la manera de darle la vuelta. Eres una persona con muchas inquietudes que siempre está dispuesta a aprender y a defender sus propios pensamientos.

2. Ves donde otros no ven
Sabes aprovechar las oportunidades y te muestras atento al mínimo detalle para adelantarte a otros. No te quedas con la parte convencional de las cosas sino que intentas que ser diferente a lo que ofrece el mercado. Confías y pones todo tu esfuerzo y tus conocimientos en vacíos que otros no han sabido valorar. Te lanzas a la piscina porque tienes seguridad en tu visión innovadora.

3. Te inspiras con facilidad
Hasta lo más insignificante puede llamarte la atención para trabajar sobre ello. Todo para ti puede ser visto desde diferentes perspectivas. Sabes que todo puede ser susceptible de convertirse en tu materia prima y dejar volar tu imaginación. Experimentas para ver las consecuencias.

4. Promueves el cambio
Vas más allá de las funciones cotidianas e intentas cambiar y reinventar la realidad. Por ello, te encanta enfrentarte a nuevos retos y apostar por lo que, en realidad, no sabes si funcionará. Es decir, vives con ilusión y con esperanza todo aquello que modifica lo hasta ahora conocido. Asumes el riesgo de equivocarte.

5. Sabes esperar los resultados
Sabes que conseguir que algo triunfe no es cuestión de días sino que es un proceso que puede tardar en dar sus frutos. Aún así, no te das por vencido. Tienes la capacidad de creer en tu propio rendimiento y de hacer que tu mente siga en funcionamiento mientras esperas los logros del proyecto en cuestión.