Alguna vez hemos experimentado el miedo a cometer un gran error que arruine nuestra carrera profesional, pero la realidad es más sutil. La suma de pequeños errores a lo largo del tiempo son los responsables de llevar una trayectoria profesional por el camino equivocado.
Ser demasiado prometedor
Cuando eres un buen empleado y estás comprometido con tu trabajo, puedes llegar a prometer más de lo que puedes cumplir en un intento de abarcar demasiado. Lo mejor es ser realista y adaptar nuestras promesas a nuestra capacidad para cumplirlas, es decir, no crear falsas expectativas que lleven a una decepción.
Ser complaciente
Es posible que nos guste la realidad tal y como la percibimos en este momento, pero es necesario asumir que cambiará. Por ello, debemos prepararnos para cuando esto suceda poder adaptarnos a los cambios con una actitud positiva. Intentar resistirnos a los cambios no sirve de nada.
Impuntualidad
Llegar tarde a las reuniones o encender el ordenador el último de la oficina cada día puede acarrearte problemas en tu trayectoria profesional.
Tener miedo al cambio
El miedo al cambio o resistirse a realizar cambios continuos. El cambio forma parte de nuestro ámbito personal y laboral. La realidad se modifica a diario y debemos adaptarnos a los cambios lo más rápido posible.
Actitud negativa
Nuestro estado de ánimo y nuestra actitud, ya sea positiva o negativa, se “contagia”. Al interactuar entre nosotros podemos transmitir nuestro optimismo o pesimismo a las personas de nuestro entorno. Por tanto, es importante evitar desprender energía negativa a nuestros compañeros de trabajo y a nuestro jefe.
Inteligencia emocional
La falta de empatía, una actitud de desprecio hacia compañeros de equipo o, en definitiva, la falta de inteligencia emocional en la relación diaria con sus compañeros de trabajo puede hacer fracasar su carrera profesional.