Sé directo. Inventar falsas excusas sólo te pone en la delicada situación de acabar siendo descubierto y causar más perjuicio después. Además, no es lógico actuar con esa falta de madurez si lo que queremos es recibir un trato más razonable de nuestros jefes y compañeros. Ser sincero acerca de por qué necesitas más tiempo para acometer cada proyecto presente será tu mejor aliado.

Trata de empatizar con tus superiores. Quizá la razón de esa avalancha de trabajo sea que tu jefe está recibiendo continuas presiones de arriba. Mantén con él una conversación donde plantees alternativas y soluciones con las que descargarte de trabajo pero mostrándote solícito a echar una mano si las cosas están siendo especialmente estresantes para todos. Las buenas palabras y la comprensión son garantías para evitar los rechazos bruscos.

Decir “yo” en lugar de “nosotros” o “usted.” Evita el uso de generalizaciones como “siempre estamos haciendo las cosas de última hora.” Porque pueden dar a entender que culpas a todo el mundo y esa clase de victimismos no fomentan un mejor ambiente en la oficina. Deja claro que la petición de menos sobrecarga es tu elección personal, y no tomes la decisión por otra persona.