El pasado 15 de enero, el cartelón gigante de Hollywood en el Monte Lee estuvo más difuminado que de costumbre. Al eterno smog angelino, cebado hasta quién sabe cuándo por las fumarolas de los apocalípticos incendios de Palisades, se sumó la tristeza que, como un velo, cayó sobre la industria del espectáculo, y sobre la cultura mundial, al hacerse público el fallecimiento del cineasta total David Lynch (Missoula, Montana, 1946-Los Ángeles, 2025).
Su familia comunicó la noticia en las redes sociales. “Es un día precioso, con un sol dorado y el cielo completamente azul”, decían para consolar al mundo de la pérdida de uno de los grandes genios del cine, demiurgo de varias obras maestras –Dune, Cabeza Borradora, Corazón Salvaje, Terciopelo Azul, Mullholland Drive o la serie Twin Peaks. En varias de ellas participó Kyle Maclachlan, su actor fetiche y alter ego, que se despedía así de Lynch en Instagram: “Mientras el mundo ha perdido a un artista excepcional, yo he perdido a un querido amigo que imaginó un futuro para mí e hizo posible que viajara a mundos que yo jamás habría podido concebir”. Lo mismo aplica para nosotros, afortunados espectadores de sus obras, que hemos viajado con sus obras a mundos oníricos, rodados en lugares en los que David Lynch vislumbró que había otras realidades.
México
Casi desde su publicación, las novelas de la saga Dune de Frank Herbert han sido objeto de deseo para la industria cinematográfica. El inclasificable Alejandro Jodorowsky lo intentó sin éxito en los años Sesenta, pero David Lynch sí lo consiguió veinte años más tarde. Filmada en interiores en los Estudios Churubusco de Coayacán, las dunas de Arrakis de su Dune (1984) tuvieron su reflejo en dos ubicaciones: las localizaciones más rocosas, en las zonas de El Pinacate y el Gran Desierto del Altar, en el desierto de Sonora, y las escenas donde se necesitaban los océanos de arena en los que los gusanos de arena navegan se rodaron en las casi infinitas dunas de Samalacuya, un zona desértica al sur de Ciudad Juárez.
Los Ángeles
Los Ángeles es, sin duda, el escenario preferido por David Lynch, su ciudad fectiche. Mullholland Drive (2001), que arranca en el LAX, el inmenso aropuerto angelino, es un auténtico muestrario de estupendos ejemplos de la arquitectura mid-century de la ciudad: el elegante complejo de arpartamentos Il Borghese, el famoso puesto de comida rápida Pink’s Hotdogs, conocido por todos los noctámbulos de la ciudad y, desde luego, el propio Mullholland Drive, la sinuosa calle-carretera que bordea las montañas de Santa Mónica. La famosa Ennis House, diseñada por Frank Lloyd Wright, aparece en el culebrón que se emitía en la trama de Twin Peaks; Chester Place es la mansión donde transcurren las escenas más importantes de Inland Empire (2006)
Snoaqualmie, Washington
La serie Twin Peaks (1991-1992) descubrió hace treinta años que la tele, como el Pacífico en la conquista del Oeste, estaba más allá de Steven Bochco. El asesinato de Laura Palmer en la bucólica población que daba nombre a la serie (y que se ubicaba en Washington) es uno de los momentos más icónicos de la historia de la televisión, y el entorno de rotunda e intimidatoria naturaleza en que transcurría la serie tuvo mucho que ver en ello, a de Snoqualmie.
La famosa primera escena de la serie se rodó en la cascada de Snoaqualmie, una población del corazón del estado de Washington que sería el escenario principal de la serie -otras escenas se rodaron en los pueblos vecinos de Fall City y North Bend -donde está el famoso diner Double R, tal vez el escenario más famoso de la obra de Lynch-, así como El fuego camina conmigo, la película que expandía la trama de la serie. Hay un evento anual, The Real Twin Peaks, que este año está programado del 21 al 24 de febrero y que en su última edición contó con la presencia de Kyle MacLachlan y de Yakima, el actor que interpretaba a Dale Cooper.
Wilmington, North Carolina
Wilmington no sería más que otra ciudad mediana del Atlántico, sin más interés que algún campo de batalla de la Guerra Civil y los astilleros de la Marina, si no fuera por el cine y la televisión. Numerosas producciones se han aprovechado del amplio patrimonio arquitectónico de principios del siglo XX del centro de la ciudad, como hizo Lynch, que situó aquí su Terciopelo Azul (1986). el edificio Carolina Apartments, con sus fachadas de ladrillo rojo, es donde vive la cantante Dorothy Vallens, interpretada por Isabella Rossellini, y donde Kyle MacLachlan se encuentra por primera vez con ella y su socio, interpretado por un pletórico Dennis Hopper.
Londres
Pocas veces el Londres victoriano ha sido mejor recreado que en El hombre elefante, el primer gran éxito de David Lynch, que contaba la historia de Joseph Merrick, que en la segunda mitad del siglo XIX vivía explotado en un circo por sus deformaciones. La película, una de las más galardonadas de su década, fue rodada principalmente en Londres: rincones como Butler’s Wharf, The Royal Horseguards, St Mary Overie’s Dock, el National Liberal Club y, sobre todo, la Liverpool Street Station, fueron las localizaciones más destacadas.