“¿Está segura de que quiere venir aquí?”. Es la pregunta que me hace el conductor de Uber, al dejarme, en plena noche, en lo que parece una obra y que, en realidad, lo es: se trata del distrito urbano de apartamentos/espacios educativos/zonas verdes conocido como Neues Landgut, que se está levantando en el distrito 10 de Viena con el horizonte puesto en el año 2026.

Aquí, y sin grandes carteles que lo anuncien, la única forma de encontrar el nuevo restaurante Steinhart es siguiendo las indicaciones de Google Maps. Vale la pena visitarlo: este innovador negocio es un buen ejemplo de los nuevos aires en la escena culinaria de Viena.

Un plato con costillas, puré de patatas con trocitos de patata crujientes y lechuga picada
Costillas con puré de patatas en Steinhart. ARTLINE DESIGN®

El interior es industrial y sobrio, más Kreuzberg o Bushwick que los majestuosos adornos que caracterizan la zona imperial de la ciudad. El menú es cuidado y creativo: los espárragos blancos están en plena temporada, pero en lugar de servirlos enteros y salteados como en otros restaurantes, aquí se presentan cortados en juliana y vinagre sobre pasta fresca en una carbonara de sabor denso. También están los ravioli rellenos de cordero asado con brócoli silvestre y almendras; las tiernas costillas se acompañan de puré de patata con patata crujiente y trocitos de tocino; el helado es de distintos sabores, como manzana Granny Smith, melocotón blanco, crema agria y palomitas de maíz.

Cola de langosta con círculo acanalado de holandesa y una cucharada de caviar
Cigala con coliflor, vadouvan holandesa y caviar en el restaurante GlasswingEL AMAURIS VIENA

Otro restaurante recientemente inaugurado es Glasswing, comandado por el chef ejecutivo Alexandru Simon. Sirve un artístico menú de siete platos, pleno de detalles e impecablemente elaborado, en una elegante sala con paredes de las que cuelgan importantes obras de arte austríaco. Entre los platos están el salmón ora king con pepino y algas, y sot l’y laisse (esa parte situada encima del lomo del muslo de pollo, también conocida como ostra de pollo) con morillas y kumquat en escabeche. Pero también hay opciones como la exclusiva langosta noruega con coliflor, vadouvan holandesa (especias) y caviar que conviene no perderse. Incluso a la hora del desayuno, con platos como el pescado ahumado con wasabi y remolacha y el dulce y crujiente kaiserschmarren (un híbrido entre tortitas y gofres) con puré de manzana y canela, merece la pena venir aquí, aun no siendo huésped del hotel en el que está situado.

Una habitación de hotel con paredes estampadas, cabecero de terciopelo azul marino, silla y banco a los pies de la cama.
Una habitación de lujo en The Amauris Vienna. THE AMAURIS VIENA

Por su parte, el hotel The Amauris Vienna, miembro de Relais & Chateaux, abrió sus puertas en febrero del año pasado en un lugar privilegiado, junto a la Ópera Estatal de Viena, en Kärntner Ring. Como es de esperar con esa ubicación, se trata de una antigua residencia nobiliaria del siglo XIX, ahora reconvertida en un alojamiento de 62 habitaciones y suites diseñadas con muebles italianos contemporáneos y elegantes, lámparas extravagantes, mármoles de cinco tipos, suelos de madera y obras de arte originales de la colección del propietario.

También cuenta con piscina, spa y sala de fitness. Pero uno de los verdaderos placeres de alojarse aquí es subirse al ascensor decorativo de hierro fundido, de principios del siglo XX. Una auténtica vuelta al noble pasado de la casa, cuando solo la alta sociedad podía disponer de tales comodidades. Quienes prefieran el ascensor moderno, al otro lado del vestíbulo, tienen como recompensa ​​contemplar un original mural con personas intentando volar.

Una habitación de hotel con papel tapiz y cortinas con sutiles estampados dorados.
Una habitación en el Hotel Zur Wiener Staatsoper. HOTEL ZUR WIENER STAATSOPER

Otro recién llegado a la escena hotelera, aunque más modesto y con sólo 12 habitaciones y suites más un penthouse de dos dormitorios, es el Hotel Zur Wiener Staatsoper. Se encuentra a pocas manzanas de esa institución de la Ópera Estatal, en un edificio con una historia repleta de figuras musicales: en otra época albergó a estrellas como Leonard Bernstein, Herbert von Karajan y Enrico Caruso. Parece ser que Mahler, Strauss, Mozart y Tchaikovsky también pasaron tiempo aquí, razón por la cual varias de las suites llevan sus nombres. Y Beethoven, en 1808, vivía enfrente.

Ahora, con un diseño clásico y tradicional, firmado por la diseñadora londinense Nina Campbell, y un personal extremadamente atento, es fácil sentirse como en una casa particular. Por lo general, no se suele saludar al personal de la recepción cuando se regresa al hotel, pero aquí sí.

Una terraza con vistas a las agujas y los grandes edificios de Viena.
La vista de Viena desde Cayo Coco, el bar en la azotea de temática cubana en The Hoxton Vienna. LAURA WERNER

Sensaciones completamente diferentes son las que se experimentan en The Hoxton Vienna, que abrió sus puertas en abril al otro lado de Ringstrasse y Stadtpark, cerca de Schloss Belvedere (y su pintura más famosa, «El beso» de Klimt). El edificio es de mediados del siglo XX, de un estilo vanguardista. Destaca el bar cubano de la azotea, Cayo Coco, con variedad de cócteles tropicales y una vista panorámica de la ciudad.

Una sala de techos altos con estatuas, un modelo de automóvil suspendido y una ballena suspendida del techo.
La sala de exposición principal del Museo de Viena. MUSEO DE VIENA

Esa vista, aunque desde una perspectiva diferente, es también la de la terraza de & Töchter, el café/bar del Museo de Viena, que reabrió sus puertas en diciembre después de cuatro años de renovación y ampliación. También hay un nuevo y popular restaurante moderno en la planta baja con una terraza con vistas al parque Karlsplatz y a la iglesia barroca de San Carlos, con su cúpula verde. El interior del museo muestra la historia de la ciudad, objetos del pasado, pinturas y esculturas.

Uno más de la densa oferta de museos de la ciudad, que también incluye el Museo Leopold, en el Museums Quartier, por su importante colección de obras de Klimt y Egon Schiele y los muebles de diseño de la Sociedad vienesa, de principios del siglo XX. También aquí hay una bonita vista de la ciudad, tomando el ascensor externo hasta la azotea. Y para el almuerzo está Glacis Beisl, en un jardín adyacente al museo, donde disfrutar de clásicos austriacos bien elaborados.

El restaurante de un hotel con paredes de color rojo intenso, alfombras y banquetas con candelabros de cristal.
Restaurante Rote Bar en el Hotel Sacher Viena. HOTEL SACHER VIENA

Aparte es estas novedades de Viena, siempre hay clásicos que revisitar. El suculento restaurante Rote Bar, decorado en un rojo intenso y situado en el hotel Sacher, ofrece sofisticadas versiones de platos clásicos como el tafelspitz de ternera hervida, nuevos inventos como un wiener schnitzel (el típico filete vienés empanado) a base de vegetales y un menú especial de espárragos blancos de temporada. En lugar de su célebre tarta Sacher, se puede elegir algún otro postre del carrito o, a la vuelta de la esquina, comprar uno de los pasteles que ofrece el Café Gerstner.

Desde luego, los cafés son una parte esencial de la cultura vienesa. Los hay por toda la ciudad y todo el mundo tiene sus favoritos. Si la cola es demasiado larga en el Café Central o Demel, está el Café Landtmann, un imán para artistas, intelectuales y políticos. Fue lugar de reunión de Mahler y Freud y tiene un excelente strudel de manzana que acrecienta su atractivo.

Café y pastel de Viena
Una muestra de pasteles que probablemente aparezcan en la mayoría de los cafés vieneses.GETTY

Otros lugares que merecen una visita: el Naschmarkt, con sus más de 100 puestos de comida y restaurantes (y los sábados, el amplio mercadillo en el aparcamiento de al lado); el icónico restaurante Skopik & Lohn en el distrito 2, con un techo que te hace sentir como si estuvieras en un cuadro de Jackson Pollock y un menú que puede combinar ceviche, sashimi y schnitzel en una noche cualquiera; la acogedora Vollpension, decorada como la sala de estar de una abuela con pasteles horneados por ellas mismas; un espectáculo en la Wiener Konzerthaus, sobre todo durante el festival Gemischter Satz, en el que los invitados degustan vino antes y entre actuaciones.

Mercadillo de Naschmarkt en Viena, Austria
El Naschmarkt de Viena, de casi un kilómetro de largo, fundado en el siglo XVI.GETTY

Los visitantes de Viena también pueden ponerse en las manos de los hermanos Gabriela y Sebastian Knöbl, conocidos como Basti y Gabi, quienes fundaron hace tres años la agencia de viajes Rebel Tours para mostrar joyas poco conocidas y experiencias inusuales que ni siquiera los habituales conocen. Para aquellos que quieran combinar deporte con turismo, Basti también ofrece un recorrido histórico a la carrera.

Este tema es un extracto del publicado en Forbes.com, que se puede leer en su integridad aquí.