La Biennale de Venecia, uno de los eventos de arte contemporáneo más prestigiosos del mundo, ve cómo la ciudad de los canales rebosa de arte de una forma audaz, brillante y muy atractiva. La exposición principal se encuentra en los pabellones nacionales históricos del Arsenale, que en tiempos fue el colosal astillero de Venecia, y también en los cercanos Giardini.

La creciente lista de países particpantes (Benin, Etiopía y Marruecos hacen su debut este año) y la extensa lista de exposiciones paralelas suponen que en toda la ciudad haya arte esperando salir al encuentro de los paseantes. Y merecen mucho la pena, ya sea por espectáculos de gran calidad como por la oportunidad de echar un vistazo al interior de lujosos palacios o jardines escondidos que normalmente están cerrados al público. Además, la entrada a la mayoría de ellos es gratis.

Aquí mostramos tres exposiciones que no habría que perderse esta temporada en Venecia y que, por sí solas, ya justifican una visita a la ciudad.

Cosmic Garden

Esta muestra presenta pinturas y esculturas de los artistas indios Madhvi Parekh y Manu Parekh. Al lado están las reinterpretaciopones de su trabajo de Karishma Swali y la Escuela de Artesanía Chanakya, realizadas en paneles gigantes bordados.

«El proyecto busca reevaluar la relación entre las mujeres y el bordado, trascendiendo los límites de lo doméstico y llevando esta técnica textil hasta el ámbito público», dicen los promotores de la exposición. Las pinturas y los textiles son deslumbrantes y celestiales y presentan deidades femeninas con muchos miembros, además de símbolos esotéricos.

Breast (Pechos)

Desde una pintura renacentista en miniatura de la Virgen María amamantando hasta un pectoral dorado, esta exposición está dedicada, como su nombre indica, a los pechos.

A la muestra se entra a través de Booby Trap, un corredor revestido con cortinas rosas e iluminado por lámparas con forma de pecho. Luego hay cinco salas que comienzan con una mirada a la forma en que se han representado los senos a través de la historia del arte.

La segunda sala es un retorno al Surrealismo, con un taburete con senos y un grabado de Salvador Dalí sobre una mujer con sus senos transformándose en caracoles. A medida que se avanza por la exposición, se pueden ver otras representaciones de pechos en estilo abstracto, tan divertidas como reconfortantes.

Para la comisaria Carolina Pasti, la muestra pretende tocar temas como la maternidad, el empoderamiento, la sexualidad, la imagen corporal y la enfermedad. La exposición donará el 30% de los recaudado con el catálogo a una fundación italiana de investigación del cáncer y se esfuerza por promover la conciencia sobre esta afección a través del arte.

Personal Structures

Una recomendable parada entre el Arsenale y los Giardini: los Jardines Marinaressa están salpicados de curiosas esculturas como parte de la instalación más amplia de Personal Structures. “Al profundizar en los desafíos de la migración global y la intrincada red de identidades nacionales, Personal Structures emerge como un diálogo artístico vital, que trasciende las fronteras y refleja las complejidades de nuestro mundo interconectado”, según afirma Sara Danieli, directora de arte de la entidad organizadora: ECC Italia.

La muestra reúne a más de 200 artistas de 51 países, con obras que también se pueden ver en el Palazzo Bembo y el Palazzo Mora. Entre ella, el Doble Ángel de oro de 24 quilates dorado a mano realizado por Alexander Polzin y una cabeza de piedra monolítica de la artista británica Emily Young.

En una ciudad tan condicionada por el cambio climático, la abundancia de obras que denuncian la crisis ambiental es particularmente relevante. Una trampa para Greta es una escultura en forma de trípode conformada tres postes (bricola) de madera de roble ya descompuestos por la acción de la laguna veneciana. Según los promotores de la exposición, el artista Jeremy Chen «trae este proyecto a Venecia sabiendo su fragilidad y esperando su resiliencia y preservación»,

Por su parte, El despertar de la conciencia de Lauren Baker es otra potente reflexión sobre la fragilidad del mundo natural. La escultura de Baker utiliza la inclusión de ojos femeninos que emergen de algo parecido a un árbol para recordarle al observador que la Madre Naturaleza está viva y vigilante. También recuerda el lema de la Biennale de 2024, «Extranjeros en todas partes», al incitar al espectador a considerar su papel como extraño en el vasto tejido de la existencia.

Este tema se publicó originalmente en Forbes. Si quieres leer el original puedes pinchar aquí.