Pese a la reposición de parte del volumen en los embalses de Cataluña, como consecuencia de las lluvias de primeros de abril, lo cierto es que la situación de sequía continúa en esa comunidad. Según los datos oficiales de esta misma semana, los reservorios de agua catalanes están a tan solo el 18% de su capacidad. A esta situación se suma el incumplimiento del umbral máximo de consumo por parte de, aproximadamente, la mitad de los municipios catalanes (datos de febrero de este año). Un umbral fijado por el decreto de declaración de emergencia por sequía aprobado el pasado 1 de febrero.

Ante esta preocupante situación, el Govern ha aprobado un nuevo decreto ley que establece, por primera vez, límites al consumo de agua en establecimientos alojativos y de turismo. De acuerdo con esta media, de forma excepcional se establece un consumo máximo de 200 litros por persona y día en aquellos municipios que no hayan superado durante tres meses el consumo máximo establecido por el decreto del 1 de febrero. En este sentido, conviene aclarar que no se trata solo del consumo individualizado por parte de cada huésped, sino que en esa cantidad también se incluye el gasto de agua en cocina, lavandería, limpieza y resto de servicios generales de los establecimientos hoteleros.

Además, para Barcelona y su área metropolitana se establece la aplicación de la primera fase de emergencia. Esto implica que el límite de consumo diario por persona es de tan solo 100 litros. Mientras que hay una segunda fase, aplicable de momento a 12 municipios de Girona, en los que el límite de agua consumida es de tan solo 90 litros diarios por persona y día.

Qué ocurre con las piscinas

Respecto al uso de las piscinas, tema que en las últimas semanas ha suscitado una gran polémica (incluso se ha especulado con el cierre de las mismas), de acuerdo con el decreto recién aprobado por el Govern se ha llegado a una posición intermedia. Esta consiste en que el agua de las mismas podrá renovarse de forma semanal aunque, para ello, este tipo de instalaciones deberá ser declarado como «refugio climático» por el ayuntamiento del municipio al que pertenezca el establecimiento turístico.

En palabras de la portavoz del Govern, Patricia Plaja, y respecto a las piscinas en Cataluña, «si no tienen una desalinizadora privada, no se practican deportes federados y no son declarados por sus ayuntamientos como refugios climáticos, los hoteles no podrán abrir sus piscinas«. Al menos mientras que dure este periodo de emergencia por sequía.