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Hora de mujer

En la espiral del tiempo del Museo Audemars Piguet

Un hito arquitectónico alberga una valiosísima colección relojera que repasa los años felices de la casa.

En uno de esos idílicos pueblos del valle suizo de Joux, rodeado de bosque y de calma y salpicado por manufacturas relojeras, una gran espiral de acero y vidrio camuflada entre el paisaje esconde cientos de tesoros que dan la hora. Es el pabellón que amplía la sede histórica de Audemars Piguet en Le Brassus, en la que se instalaron en 1875 los fundadores de la firma, Jules Louis Audemars y Edward Auguste Piguet.

Alberga el museo y taller que concibió el reputado arquitecto danés Bjarke Ingels para la relojera. Inaugurado en 2020, exhibe unos 300 relojes que abarcan más de 200 años, al lado de unas mesas donde varios relojeros se afanan en su tarea de forjar instrumentos para medir el tiempo. La idea es que quienes acceden al museo les vean de cerca, porque son esos artesanos los que mantienen vivo con su trabajo el espíritu de la marca.  

Lo nuevo y lo antiguo se abrazan dentro de la espiral, imaginada con esa forma por el resorte en espiral que regula el movimiento del volante en un reloj. A ella se accede tras pasar por un vestíbulo presidido por una obra del artista francés Alexandre Joly, una composición fotográfica del arbolado circundante en colores y con los sonidos naturales que emite el bosque.

A continuación, los visitantes, que se han incrementado conforme crecía el interés mundial por los relojes mecánicos (que es mucho desde que comenzó la pandemia), se reúnen con un guía para tomar un café durante media hora mientras se les informa de lo que van a ver. 

La joya de la corona

Caminando por las rampas del museo, echando vistazos furtivos a través de las cristaleras curvas para observar el verde reventón del exterior (o el manto blanco si ha nevado), se van sucediendo los elementos. Un árbol genealógico de los Audemars y los Piguet, un autómata de grandes dimensiones, maquetas ampliadas de mecanismos relojeros como un tourbillon, y relojes, muchos relojes expuestos de diferentes modos. La escenografía la pensó la compañía de diseño de museos alemana Atelier Brückner.

En el centro, las grandes complicaciones, astronómicas, de sonería y cronógrafos. Y en una vitrina destacada, la gran joya de la corona, el reloj de bolsillo más complicado de la marca, el impresionante Universelle de 1899 (foto de abajo, a la izquierda). Con 26 funciones, incluidas 19 complicaciones distintas (entre ellas, un cronógrafo, un calendario perpetuo y un despertador con indicación de los minutos), fue la pieza más compleja que elaboró la firma en el siglo XIX. Hoy, 124 años después, la casa de Le Brassus ha reproducido el mecanismo del Universelle en un modelo de pulsera de la colección Code 11.59 by Audemars Piguet

Este recorrido por la historia y la cultura relojeras concluye con una selección de relojes de las líneas Royal Oak, Royal Oak Offshore y Royal Oak Concept, y con una exposición temporal que hasta ahora se ha entregado, por ejemplo, a algunas de las colaboraciones y amistades de Audemars Piguet (entre ellas, las del actor Arnold Schwarzenegger y la tenista Serena Williams) y a la transformación de los materiales en las prácticas artísticas actuales. 

Además, los invitados pueden probar de primera mano varias de las técnicas relojeras ancestrales que aplican los artesanos, como el satinado cepillado y el perlado. Las dos horas de duración de la visita son suficientes para entender la gran contribución de Audemars Piguet a los anales de la alta relojería, una historia enraizada en Le Brassus y proyectada al mundo. 

Más detalles

MUSEO-TALLER AUDEMARS PIGUET

Entradas: todas las visitas deben concertarse con cita previa y solo mediante visita guiada, en www.museeatelier-audemarspiguet.com
Dirección: Route de France 18. Le Brassus (Suiza)
Duración de visita: 2 horas aprox.
Precio: 30 francos suizos

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