Italiana de nacimiento y catalana de adopción, Elsa Peretti (1940-2021) fue un referente en la defensa de la artesanía, sobre todo puesta al servicio de la joyería. Su carrera como diseñadora de joyas no pudo ser más espléndida y durante más de 40 años trabajó para la firma Tiffany & Co., para la que hizo auténticas piezas icónicas, después incluidas en la colección del siglo XX del Museo Británico, el Museo de Bellas Artes de Boston y el Museo de Bellas Artes de Houston.

Una carrera dedica al diseño de joyas que guarda grandes hitos como la transformación que hizo de materiales aparentemente alejados de la joyería, como huesos y habas, en piezas destacadas de las colecciones más exclusivas de la firma Tiffany & Co. Convertida en todo un estandarte de la casa norteamericana, su magistral dominio de la artesanía le hizo hacer de ese conocimiento una auténtica forma de vida: su propia filosofía, que consistió en ser fiel a sus propios pensamientos e ideas, dentro y fuera del ámbito laboral.

¿Quién fue esta mujer que conquistó el corazón de una era cultural?

Elsa Peretti en una foto de archivo. Getty.
Elsa Peretti en una foto de archivo. Getty.

La respuesta sería ‘un referente’. Una buena forma de definir a Elsa Peretti es la que incluye pasión en su discurso. No sólo fue diseñadora de joyas y maestra artesana, también alzó la voz en más de una ocasión para defender los derechos sociales y la cultura en la que creyó fervientemente hasta su fallecimiento, el 18 de marzo de 2021 y a la edad de 80 años. A pesar de haber nacido y crecido en un entorno muy privilegiado, Peretti siempre se manifestó en contra de toda opulencia y huyó de los códigos burgueses asociados a su clase social. Recorrió el mundo no sólo en busca de profesionales que quisieran dar forma a sus creaciones, también para encontrar una riqueza de pensamiento y cultural más allá de las normas preestablecidas en su entorno más cercano.

Sus aventuras siempre estuvieron marcadas por un fuerte deseo de dar con mentes brillantes y diferentes entre sí, intelectuales y artísticas. Esta andadura le llevó hasta Nueva York y a su mítico punto de referencia de la época de los años setenta, el archiconocido Studio 54. Allí no sólo bailó bajo la imparable bola del centro de la pista y experimentó el exceso de la mano de las figuras más emblemáticas de la época, como Andy Warhol, también arrancó la que sin duda marcaría el resto de su existencia personal y profesional.

Roy Halston fue su gran amigo, su mentor y su suerte. Le acompañó a lo largo de muchos años en su camino al éxito y fue quien le puso contacto con Harry Platt, presidente de Tiffany & Co. para iniciar un camino profesional que duró casi medio siglo.

Decir que conquistó el corazón de una era cultural no es exagerar. Consiguió abrir la mente de quienes pensaban que los nacidos dentro de un estrato social sólo se movían dentro del mismo, y lo hizo demostrándolo en primera persona.

¿Cómo contribuyó Elsa Peretti a la creación de un mundo mejor?

A tanto llegó su filantropía y pasión por las gentes que en su vida más adulta abandonó la gran ciudad por una pequeña población de Girona, Sant Martí Vell, donde se asentó para hacer historia, probablemente, la que más disfrutó creando. Allí levantó un pueblo derruido y creó la Nando & Elsa Peretti Foundation, dedicada a la defensa, lucha y trabajo constante por los derechos sociales de dentro y fuera de España. Ayudó a mejorar la sanidad en países tercermundistas, se preocupó por la calidad de vida de personas con capacidades especiales y mejoró el sistema de funcionamiento en muchos países en crisis.

Su mente, siempre activa, no dejó hueco al aburrimiento. Esto hizo que a nivel cultural también trabajara duramente para alcanzar mejores subvenciones, consideraciones y trato en la promoción de diferentes artes. Como punto de partida, creó el Teatro Akademia (Barcelona) con el propósito de incentivar la cultura ya desde edades tempranas y contribuir al ensalzamiento de disciplinas creativas.

Toda una vida dedicada a la mejora de cuanto estuvo a su alrededor, a promover de manera incansable sus ideas y a hacer de su discurso un estilo de vida propio y ajeno del que nutrirse. Así fue Elsa Peretti.