En una industria impulsada por el hype (expectación), la sobreproducción y la perfección estética, Isan Elba (EEUU, 23 años), está construyendo algo radicalmente diferente: un sistema escalable y habilitado por la tecnología que convierte el exceso del mundo de la belleza en dignidad para comunidades desatendidas.
Como fundadora de «Beauty Access» y de su organización asociada sin ánimo de lucro, «Beauty Forward», Elba lidera un nuevo movimiento hacia una belleza circular, en el que los productos excedentes se redirigen a mujeres y familias necesitadas, y donde se anima a las marcas a repensar su relación con los desechos, la logística y el impacto comunitario.
Desde su lanzamiento, Elba ha redistribuido más de 3,000 productos de belleza e higiene sin abrir que, de otro modo, habrían sido desechados. Estos productos provienen de creadores que ya han agotado sus redes de distribución, y de marcas que buscan alinear su excedente con un propósito. Su objetivo es claro: hacer que la redistribución sea tan viable operativa y sostenible como lo es la sobreproducción.
Del exceso al propósito
Elba comenzó su carrera como creadora de contenido, y rápidamente se dio cuenta de la magnitud del exceso en el marketing de belleza. “Cada día recibía entre uno y tres paquetes de productos de belleza e higiene”, recuerda. “Al principio, era el sueño de cualquier chica. Pero con el tiempo, mi apartamento parecía un mini Sephora.”
Con el tiempo, esa abundancia se volvió abrumadora y reveladora. “No era solo mi problema, era algo sistémico”, afirma. “Beauty Access se creó solo.”
Lo que empezó como una solución personal a un dilema común entre creadores de contenido, evolucionó hacia una plataforma para el cambio estructural. Beauty Access permite que los donantes —incluyendo influencers, marcas y particulares— programen recolecciones, que son gestionadas por un servicio de mensajería. Luego, los productos son verificados, registrados y redistribuidos a través de organizaciones sin fines de lucro concretas y eventos de donación.
Un sistema de belleza justo
La ambición de Elba va mucho más allá de simplemente regalar productos. Está construyendo infraestructura y tecnología para apoyar un cambio duradero y medible.
El sistema de inventario de «Beauty Forward», desarrollado con «SwiftUI» y «Firestore», está diseñado para rastrear el recorrido de cada artículo donado. Utilizando escaneo de códigos de barras y captura de datos asistida por inteligencia artificial, la plataforma asigna a cada producto un identificador único, desde su recepción hasta su distribución. “No pudimos encontrar un sistema de inventario ya existente que se adaptara a nuestra situación”, explica. “Así que lo creamos nosotras mismas.”
Este sistema permite un análisis de inventario en tiempo real, lo que ayuda al equipo a detectar qué productos faltan (por ejemplo, desodorante o productos capilares específicos para ciertos tipos de cabello) y a abogar por esas necesidades a través de relaciones con marcas o campañas en redes sociales.
Cuestionando el modelo de los regalos promocionales
En el centro de la misión de Elba está el desafío a una de las prácticas más arraigadas de la industria de la belleza: los regalos promocionales (PR gifting). “Las marcas deberían implementar una logística circular”, afirma. “Hemos demostrado que el exceso puede convertirse en impacto, no en desperdicio.”
En lugar de desechar productos que no se usan o no se publican, Elba anima a las marcas a verlos como un recurso valioso. “La sobreproducción no debe verse como una carga, sino como inventario para generar impacto en la comunidad.”
Grandes marcas ya han tomado nota. MAC, Giorgio Armani Beauty, Tarte y Haus Labs han apoyado a «Beauty Access» mediante donaciones de productos o contribuciones económicas. Ese apoyo refleja un cambio en la manera en que la industria empieza a entender su responsabilidad social.
“No solo estamos ofreciendo una crítica”, dice Elba. “Estamos ofreciendo una infraestructura en la que las marcas pueden integrarse a largo plazo.”
Donde la belleza se encuentra con la dignidad
Este otoño, Elba colaborará con Women In Need (Win), la red más grande de refugios para familias en la ciudad de Nueva York, para distribuir más de 500 productos de higiene y belleza cada mes. Los productos incluyen cuidado capilar culturalmente adecuado, desodorantes y maquillaje esencial: artículos que ayudan a restaurar la confianza y la autonomía de personas que enfrentan la inseguridad dificultades para acceder a una vivienda digna
“En Win estamos profundamente agradecidos de asociarnos con Beauty Forward”, afirma Laura Stroud, vicepresidenta de Desarrollo en Win. “Nuestra colaboración ha brindado a nuestras madres y familias acceso a productos de belleza e higiene de alta calidad que ayudan a nuestros clientes a sentirse vistas, valoradas y empoderadas mientras atraviesan la experiencia de vivir en un refugio.”
Para Elba, estos momentos son los que realmente definen su labor. “Es ahí cuando se vuelve personal”, dice. “Ves el impacto cara a cara.”

Equilibrando Propósito y Presión
Dirigir dos organizaciones complementarias no ha estado exento de desafíos. Como fundadora en solitario, sin título en negocios ni un equipo de relaciones públicas, Elba está navegando territorio desconocido.
“Todo el tiempo me pregunto cómo puedo generar el mayor impacto sin cobrar a quienes se benefician del programa, pero aun así pagando a las personas que hacen que todo esto funcione”, explica.
También se enfrenta a una industria que prioriza el volumen y la visibilidad por encima del cambio sistémico. “Estoy construyendo un negocio centrado en las personas, en un entorno que premia el ‘más es mejor’”, dice. “Cambiar esa mentalidad lleva tiempo.”
A nivel personal, ha tenido que tomar decisiones difíciles para mantenerse fiel a su misión. “No esperaba lo difícil que sería alejarme de personas que solo piensan en lo que una oportunidad puede hacer por ellas —y no por los demás.”
En lugar de apoyarse en credenciales tradicionales, Elba confía en los datos y la documentación. “Concéntrate en el impacto medible más que en los títulos perfectos”, aconseja. “Documenta todo. Tu trabajo se convierte en tu credibilidad.”
Para quienes aspiran a ser agentes de cambio, especialmente mujeres negras y latinas, su consejo es tanto práctico como alentador: “Cuando tengas dudas, escribe todo en las notas del celular. Da un paseo. Pide ayuda. Pero nunca dejes de mover la aguja.”
Cómo Participar
Actualmente, Beauty Forward está recaudando 250,000 dólares para apoyar su lanzamiento oficial en octubre y su futura expansión. Mientras el modelo se afina en la ciudad de Nueva York, Elba ya tiene la mirada puesta en otros mercados.
“La primera fase es perfeccionar las operaciones en Nueva York. La segunda apunta a ciudades como Los Ángeles, Londres y Miami”, explica. “Estamos construyendo la infraestructura para convertirnos en la solución nacional de circularidad para la industria de la belleza.”
Elba invita a los lectores de Forbes a sumarse. Los consumidores pueden seguir la cuenta @beautyaccess y visitar www.beautyaccess.org para apoyar y compartir la misión. A partir de octubre, los creadores de contenido podrán comenzar a programar recolecciones de productos, y las marcas pueden explorar oportunidades de donación o alianzas financieras directamente a través del sitio web.
“El boca a boca es la forma en que hacemos crecer nuestra comunidad”, dice Elba. “Estamos construyendo algo nuevo, y queremos que todos formen parte de ello.”
El trabajo de Elba se alinea con un cambio generacional más amplio en los valores de consumo. Plataformas como ThredUP, Loop y Package Free Shop reflejan el auge de los modelos circulares. Según la Encuesta 2024 de Deloitte sobre Generaciones Z y Millennials, aproximadamente dos tercios de los consumidores jóvenes estarían dispuestos a pagar más por productos ambientalmente sostenibles.
Para Elba, ese impulso es fundamental: “No solo estamos redistribuyendo productos”, afirma. “Estamos redistribuyendo posibilidades.”
