Cuando Hermès habla, el mundo escucha y no solo el mundo de la moda. Fundada en 1837 como una casa de arneses y guarnicionería en París, la legendaria Maison ha sabido transitar los siglos sin perder su esencia: artesanía, elegancia y ese misterio que solo poseen las verdaderas casas de lujo.
El pasado viernes 13 de junio no fue una noche de mala suerte; todo lo contrario. En la electrizante Bahía de North Bund, en la ciudad de Shanghái, Hermès realizó una declaración de estilo que fue mucho más que un desfile: desveló el segundo capítulo de su colección otoño-invierno 2025 de la mano de Nadège Vanhée, Directora Artística de Prêt-à-Porter Femenino, Au Galop, al galope.



Fue todo un espectáculo. No solo por su increíble ubicación en el paseo marítimo, sino también por su realización en el interior de una construcción modular. El horizonte futurista de Lujiazui, con sus torres iluminadas por luces decolores, mientras el emblemático río Huangpu reflejaron la energía de aquella vibrante exposición.



Se sintió el poder, la presencia. La Maison nunca decepciona, sorprende. Sus códigos, —como la trenza, símbolo de continuidad cultural— fueron clave: tejidos técnicos, cremalleras funcionales, paneles desmontables y detalles en piel que mezclaron a la perfección su intención futurista con el alma artesanal de Hermès.



Inspirados en la manta ecuestre, los looks conjugaron abrigo y elegancia con maestría.Sin duda, la paleta cromática fue la clave: tonos tierra, naranjas vibrantes, lilas suaves, blancos arcilla y un azul tinta que viene con fuerza este próximo otoño.



Hermès no presentó una colección. Salió de Francia después de casi dos décadas para dejar claro que cuando Hermès habla, el mundo escucha.
