Parecía que había obrado el milagro: tras 38 días hospitalizado, el Papa Francisco revivía milagrosamente. Hoy, tras 28 días aparentemente recuperado, el Papa ha fallecido en el Vaticano. Jorge Mario Bergoglio tenía 88 años. El diagnóstico: neumonía bilateral y otros problemas respiratorios.
El pasado Miércoles Santo, protagonizó un emotivo reencuentro con el personal médico y administrativo del Hospital Policlínico Gemelli, donde había estado ingresado. «Cuando mandan las mujeres, las cosas funcionan. Gracias, y gracias a todos ustedes», comentó en un susurro.
Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936, en la casa familiar de la calle Varela 268, en el barrio porteño de Flores. En ese momento, su padre, Mario Jose Bergoglio, tenía 28 años; su madre, María Regina Sívori, 25. Fue el mayor de cinco hermanos, seguido por Oscar Adrián, Marta Regina, Alberto Horacio y María Elena, la única que sobrevive a día de hoy.
El Papa estaba muy ligado a su familia materna: «La familia de mamá vivía en Quintino Bocayuva 556. Sus hermanos, sobre todo el mayor, Vicente, le eran muy cercanos (él también tenía el hobby de la fotografía) y también participaban en los Círculos Católicos de Obreros (creo que en la calle Belgrano)”, escribía el propio Francisco en una carta dirigida a un sacerdote amigo.
En un pasaje de esta misiva, Bergoglio dedica un párrafo especial a su abuela paterna, Doña Rosa Margarita Vasallo de Bergoglio, a quien él mismo la calificó como «la mujer con mayor influencia en su vida«, según recoge Infobae. Fue ella quien, de niño, le enseñó a rezar, con la ayuda de las monjas del Jardín de Infantes del Instituto Nuestra Señora de la Misericordia, lugar donde recibió su primera comunión.
Vivió con sus padres y hermanos en una modesta casa y estudió en el colegido de su barrio. Allí desarrolló además sus aficiones deportivas que incluyeron el básquet y, sobre todo, el fútbol, una de sus mayores pasiones. Además, heredó de su padre el amor por los colores del San Lorenzo.
Mientras que su padre encontró trabajo en el ferrocarril, su madre se dedicó al hogar y a la crianza de sus cinco hijos. La pobreza afloraba en los barrios argentinos y su hogar no quedó exento: «Nuestra madre se inventaba platos con las sobras, como los espaguetis con albóndigas», explicaba su hermana María Elena en una entrevista.
Ninguno de sus progenitores llegó a ver la consagración de su hijo como jefe de la Iglesia. Mario falleció en Buenos Aires en 1959, con solo 51 años. Su madre se apagó en 1981 a los 69 años.
