Entre aplausos y más aplausos el Festival de San Sebastián acogió la aparición de Nevenka Fernández (Ponferrada, 49 años), tras la proyección del largometraje que revive 22 años después su historia. Una historia que España recuerda perfectamente como ‘el caso Nevenka’ y una cruda realidad que significó un paso hacia delante clave ante la concienciación del acoso sexual en un país que cuestionaba antes a la víctima que al propio acusado. La película Soy Nevenka se estrena este viernes 27 en cines y promete llevar a todas sus salas una prueba audiovisual del calvario que fue buscar justicia para una joven, por ese entonces de 24 años.
El proyecto producido por Movistar Plus, que está entre los posibles ganadores a la Concha de Oro, fue acogido y moldeado por las manos de la directora Iciar Bollarín, quien ya demostró con Maixabel (2021) su delicadeza a la hora de contar un hecho real tan peliagudo a partir de planos, interpretaciones y escenarios. En este caso ha elegido a Isabel Campo como guionista de la historia de una de las primeras mujeres que cambiaron las normas en la lucha contra el acoso sexual y laboral en España. A través de la piel de la actriz Mireia Oriol conocemos desde dentro a Nevenka en su viaje de este juicio legal, que también social. De la mano de la genialidad del actor Urko Olazabal, conocemos al acusado Ismael Álvarez, el primer político acusado por acoso sexual y que tuvo que abandonar su cargo, en su caso como alcalde de Ponferrada.
En el año 2002, en el ayuntamiento de Ponferrada se barajaba todo menos justicia, y sino que se lo digan a una joven concejal del PP que denunció el acoso sexual a que la sometía su superior y alcalde de Ponferrada, y fue ella la juzgada. De hecho, aún ganando el juicio ninguna empresa española le ofreció empleo lo que le forzó a un exilio laboral que le llevó a asentarse en Dublín, donde formó una familia. Precisamente, esta forma de contar una historia completamente fuera de contexto por parte de los medios al ilustrarle a ella como la juzgada y no como la víctima, fue lo que más generó reacciones en el público de San Sebastián. A pesar de tener todo en contra, Nevenka ha sido una figura precursora del movimiento #metoo y ha servido de inspiración para posteriores casos de acoso y abuso sexual, tras convertirse en la primera mujer a la que dieron la razón los juzgados ante un caso en contra de un político en España.
La película de casi dos horas de duración, asume el reto de ceñirse a los hechos y de exponer el acoso, la presión de no ser creída y la falta de defensa por parte de muchos de los jueces (tanto dentro del juicio como fuera) en un clima de presión asfixiante, sobre una sociedad que todavía tenía mucho que aprender. Esta creación audiovisual parte del libro de Juan José Millas, Hay algo que no es como me dicen (Alfaguara), que fue el primero que contó la historia de Nevenka, además de una investigación de campo donde tuvieron papeles fundamentales las conversaciones con la propia protagonista, como el resto de involucrados en el proceso.
El punto de mira de Soy Nevenka no es solo juzgar lo ocurrido, sino también personificar una vía por la que sanar y llegar a un presente en el que, ojalá, este pasado no vuelva a existir. De algo de lo que estamos seguros, es que los aplausos del Festival de San Sebastián no serán los únicos en escucharse tras su estreno.