Anoche, la joven Aitana Bonmatí (Sant Pere de Ribes, Barcelona, 26 años) hizo historia. «Es un honor recibir el premio Laureus a la Mejor Deportista del Año«, pronunció emocionada cuando le entregaron el preciado premio. «También me siento muy feliz de que mis compañeras de equipo internacionales hayan sido reconocidas como el Equipo del Año por la Academia Laureus World Sports. Al ser el primer equipo femenino en ganar el Laureus, estamos orgullosas de nuestro estatus como pioneras, y como grupo, estamos comprometidas tanto con la igualdad y la representación, como con lo que hacemos en el campo de fútbol. Sé que estos valores son compartidos por la Academia Laureus y Laureus Sport for Good, y apoyamos el trabajo que hacen en todo el mundo para mejorar la vida de niñas y mujeres jóvenes en riesgo a través del deporte”. La deportista recibió el premio del atleta jamaicano Usain Bolt, el mejor velocista de todos los tiempos y otro de los deportistas fuera de serie que estuvieron anoche en la gala de Laureus en Madrid.

A pesar de su edad, Bonmatí sabe hablar bien en público. No pierde los nervios. No se emociona en exceso. Expone con calma y claridad sus ideas. Su educación ha sido sin duda clave en su proceso. Sus padres son profesores de Lengua y Literatura Catalana, y a esta joven, además del fútbol, también le gusta leer. La casa de sus padres, más que un hogar parece una biblioteca, confesaba en una entrevista concedida a El País Semanal.

Le interesa la II Guerra Mundial. Uno de sus libros favoritos es Si esto es un hombre, de Primo Levi, testimonio de su cautiverio en Auschwitz, y está leyendo Open, la biografía que le bordó a Andre Agassi el escritor J. R. Moehringer. Pese al rebumbio en que está metida, Bonmatí saca ratos y la está acabando. La tiene perpleja: “Tantos años jugando al tenis y odiándolo. ¿Cómo es posible?”, confesaba en la misma entrevista. Sí se siente interpelada por la experiencia universal de sufrimiento y renuncias que requiere el camino a la élite del deporte.

Otro dato curioso sobre su vida es que lleva como primer apellido el materno, algo por lo que en su día tuvieron que luchar sus padres. Cuando nació, en 1998, no existía la posibilidad de invertir los apellidos, así que tomaron acciones al respecto. Cuando Aitana era un bebé de solo un año, su madre Rosa Bonmatí salió en el programa Bon dia Catalunya reivindicando poner a su hija su apellido en primer lugar y el de su marido, Conca, de segundo. Lo lograron.

Alfombra roja del deporte

En esta 25ª edición de uno de los eventos más importantes del calendario deportivo no podía faltar una lista de invitados de élite. Los premios Laureus son el terreno donde se juega un partido entre los gigantes del deporte del pasado y los mejores atletas del presente. El eterno Rafael Nadal, cinco veces ganador del Laureus en cuatro categorías distintas, recibió el premio Laureus Sport for Good en nombre de la Fundación Rafa Nadal, ya que desde 2010 este proyecto comprende el deporte como una educación para inspirar a más de 1.000 jóvenes de circunstancias desfavorecidas de España e India. Que junto a la victoria de Novak Djokovic por quinta vez, del premio Laureus al Mejor Deportista Masculino del Año, entregado por el siete veces campeón de la Súper Bowl, Tom Brady, cubren con éxito la cantera de los de siempre. La aclamada gimnasta Simon Biles ha sido premiada este año con el premio Laureus a la Reaparición del Año, tras estar dos años sin competir después de los Juegos Olímpicos de Tokyo. Entre el jurado también está Nadia Comaneci, la gimnasta del 10, y una leyenda vida del deporte.

Esta gala también da pie al reconocimiento de las nuevas estrellas deportivas, el joven británico Judy Bellingham el premio a la Revelación Mundial del Año de la mano de Carlos Alcaraz, convirtiéndose en el primer futbolista en recibir cierto reconocimiento. Es el año de las sorpresas, porque la joven australiana de 13 años Arisa Trew al recibir el Premio al Deportista de Acción del Año, se ha convertido en la primera mujer skater.