A Chanel Terrero (La Habana, 1991) casi nadie la conocía cuando se presentó al Benidorm Fest de 2022 con SloMo y se ganó, con todo merecimiento, representar a España en el Festival de Eurovisión de ese mismo año. Su tercer puesto –detrás del honorífico primer puesto que se le concedió a Ucrania y de la sorprendente intervención de un cantante británico– nos supo a victoria absoluta. Ahora acaba de publicar su primer álbum, ¡Agua!, y se dispone a ganarse su hueco en el Olimpo de los dioses musicales. Cuenta con ventaja: ha vivido profesionalmente en el mundo del espectáculo desde los 16 años, aunque en su parte más ingrata, la de los actores, cantantes y bailarines de musicales, a los que casi nadie conoce por la calle, pero que ganan por goleada, en profesionalidad, a los que el triunfo les llega de la noche a la mañana.

¿Cómo y por qué tomó la decisión de presentarse al Benidorm Fest o quién le impulsó a ello?

Un día recibí una llamada de Tony Sánchez-Ohlsson [productor musical y compositor], que estaba haciendo castings para buscar un tipo de artista muy determinado. Él seguía mi trayectoria; sabía que yo era artista de musicales, que cantaba y que bailaba, y decidí presentarme a esa propuesta. Cada reto que se me pone delante, cada vez que me ponen ante algo incómodo para poder superarme, allá que voy de cabeza ,y al final… ¡mira que fue bueno el desenlace del cuento!

Su casi triunfo en Eurovisión le ha hecho famosa, pero aún sabemos poco de su vida. 

Empecé a formarme cuando tenía cuatro años, en canto, en baile y en interpretación. Fui recibiendo becas de ballet y tengo el título de la Royal Academy of Dance con una nota alta. Como se me daba bien, tuve mucho apoyo a mi alrededor y, poco a poco, fui presentándome a castings y me escogían. Pero para firmar mi primer contrato en un musical y poder trabajar legalmente, tuvo que venir conmigo mi familia ya que por entonces aún me faltaba un mes para cumplir los 16.

¿Tenía antecedentes en su familia? ¿Quizá algún bailarín del Tropicana, para que, nada más llegar de Cuba y establecerse en España con su familia, le apuntasen con cuatro años a ballet?

No, no tenía a nadie que hubiera estado en el Tropicana, pero en Cuba están los mejores artistas, los mejores músicos y los mejores doctores y doctoras; y sí, mi familia sí estaba conectada con el arte. Pero me apuntaron porque me vieron con vocación y simplemente me escucharon. Ya está.

¿No le daba un poco de miedo ir a Eurovisión? El certamen ha sido, históricamente, una especie de tumba para muchos cantantes… 

No. Cada historia es diferente y la mía es muy particular. En realidad, me decían tanto cosas malas como buenas, así que yo me centré en mi trabajo y puse el foco en lo que yo quería hacer el día del show. Creo que eso me llevó también a ser más aceptada y más querida por el público. También me hablaron de la leyenda de los que ganan el Goya a actor o actriz revelación, pero yo no tuve miedo, porque llevo desde pequeña trabajando profesionalmente en esto, en ese lado desconocido del que hablábamos al principio, y supe que iba a poder seguir trabajando en lo que me gustaba.

Chanel fotografiada en Madrid. © Javier Suárez

Después de ganar Benidorm y salir rumbo a Eurovisión, ¿qué pensaba que iba a pasar?

Estaba flipando, la verdad. Viviendo el presente más que mirando al futuro. No tenía pretensiones de nada, simplemente estaba disfrutando de lo que me estaba pasando en el presente. La cabeza se me volvía loca con esa sensación repentina de pasar de cero a cien en nada…

¿Cuáles diría que son los momentos claves de su carrera?

Cada trabajo que he hecho me ha supuesto un aprendizaje brutal. A lo mejor empezaría por la primera vez que hice una serie [un pequeño papel de guerrera en Águila Roja, en 2011], la primera vez que interpreté un personaje protagonista en un musical, que fue en Flashdance, y luego El guardaespaldas. Y, obviamente, Eurovisión. Y ahora, mi primer disco, claro.

¿Para qué no estaba preparada?

No estaba preparada para tanta atención constante; no era consciente de que ya no puedo salir a la calle sin una gorra. Eso es así. Mi intimidad se ha perdido; no me imaginaba que iba a tener tanta magnitud todo. Pero lo acepto y no lo cambiaría.

¿Ha tenido que cambiar de barrio? 

Sí. Vivía en Chueca y ahora sigo viviendo en Madrid, pero no en el centro. Estoy en una casa un poco más discreta.

¿Ha tenido también que empezar a tener un asesor fiscal?

Desde que empecé con todo esto tengo mi equipo y mis abogados. El dinero ha entrado, pero tampoco tanto. Lo que estoy haciendo, sobre todo, es invertir.

¿En acciones? ¿En el sector inmobiliario?

¡Nooo! Estoy empezando, como quien dice. Estoy invirtiendo en los conciertos que voy a hacer este verano. La compañía también está invirtiendo en mí como artista y están respaldándome, pero en los directos soy yo, personalmente, la que está invirtiendo en ello, ¡Y me encanta! porque tengo el control directo. 

¿Se encarga de la coreografía?

No, pero me gustaría. Llevo muchos años en esto y ese sí que es un lenguaje que controlo. En mi equipo tengo personas maravillosas en las que confío al 100%.

¿El cuerpo de baile sí que lo ha elegido personalmente?

Sí, tengo compañeros con los que he trabajado en el pasado. En esta industria conozco a mucha gente y muchos son amigos. Muchos de ellos también tienen sus propias carreras, pero la puerta de mi proyecto está totalmente abierta para cuando ellos quieran. Sin embargo, soy muy profesional, de las que hace casting. Me sirve para ver talentos nuevos.

Ahora también es responsable de elegir lo que canta. ¿Cuáles han sido sus referencias musicales, las que ha tenido en la cabeza desde pequeña?

La que más me gustaba, mi referente más claro es Beyoncé. Es una artista mujer, líder, racializada, actriz, bailarina, que también compone, ahora es madre… Es un referente brutal para mí casi desde que tengo uso de razón. Luego hay otras artistas como Shakira, Jennifer López o Selena Quintanilla. 

En este su primer álbum también se ha animado a escribir las letras de cinco canciones.

Escribo letras, pero con la colaboración de otros letristas. Como en las músicas de los productores con los que he colaborado. No he podido tener más suerte con ellos. Todo ha sido un trabajo de equipo, igual que lo ha sido siempre en mi carrera, pero en todas las canciones está mi huella personal. He ejercido el liderazgo para llevar las riendas y dirigirme hacia donde quería que fueran las canciones. Obviamente, escucho las sugerencias de las personas que tengo a mi alrededor, que llevan más años o que tienen una perspectiva más limpia, porque lo ven todo desde fuera. Pero soy una persona que tiene las cosas bastante claras y al final siempre acabamos haciendo lo que yo quiero [risas].Estoy aprendiendo. Esto es una faceta nueva de mí que no conocía y es maravillosa. Sigo aprendiendo, porque lo que soy principalmente es actriz: toda mi vida he estado interpretando roles ajenos a los que, al final, ponía mi esencia. Lo de escribir y componer es algo nuevo y me está gustando mucho, pero no empecé con ello, a meterme en un estudio a componer, hasta abril de 2022. Esa era una pecera completamente nueva para mí y me está permitiendo descubrir en estos dos años muchas cosas de mí misma que desconocía. Lo cierto es que estoy rodeada de personas muy talentosas y hay canciones del álbum en las que yo he tenido un porcentaje muy pequeño de letra y otras en las que más. En otras me han ayudado a darle forma, pero el concepto era mío. No ha sido algo rígido, de seguir un orden, A, B y C, sino dejarme fluir con las personas que compartían el estudio en esos días que se creaba el álbum.

¿Y cómo van a ser los directos? Porque una cosa es darlo todo físicamente en tres o cuatro minutos y otra muy distinta hacer un espectáculo de hora y media…

En ese aspecto no hay problema. ¡Lo podría hacer durante dos horas seguidas! El disco pasa por muchas cosas: latin pop, sonidos de los años 2000, una balada preciosa, un poco de reguetón… Yo me imagino ese directo como si fuera, casi, casi, un musical burlesque. No me tomes esa palabras literalmente, pero es como yo lo veo, una historia con un recorrido. No va a ser un espectáculo plano y va a tener mucho baile y también muchos momentos íntimos; mucha puesta en escena y mucha interpretación. Las luces forman parte de todo ese cuento que quiero contar en cada concierto.

Antes de ¡Agua!, publicaste una versión de Un año más, de Mecano. ¿Era un homenaje a Nacho Cano, que le hizo protagonista de su musical Malinche?

Sí. Siempre me ha apoyado y seguimos en contacto. Cuando salió, nos intercambiamos dos o tres mensajes preciosos.