«Mi amor por los viajes y los estudios que llevo realizando sobre los textiles de diferentes regiones del mundo se refleja en mi trabajo», son palabras de Celia Bernardo (Oviedo, Asturias, 1979), la mujer emprendedora al frente de Celia B, marca española que diseña piezas exclusivas, atemporales y defensora de una mujer brillante a través de piezas únicas.

Aunque su despegue profesional tuvo lugar un poco más lejos de su Asturias natal. En Shangái, en 2012, diseña su primera colección para la firma que creó, Celia B. Una propuesta divertida de prendas basada en la diversidad cultural que descubrió con cada uno de sus viajes a los rincones más remotos del planeta. Su pasión por viajar le ha llevado a conquistar el textil de todo Latinoamérica y hasta los pueblos perdidos en las montañas tailandesas.

Su fama, en aumento con cada creación, ha hecho que celebrities de la talla de Hillary Duff, Blair Eadie, Taylor Tommasi Hill y Soraya Bakhtair, entre otras muchas, como las españolas Blanca Miró y Miranda Makaroff, hayan lucido sus diseños en distintas ocasiones. O que algunos de sus vestidos hayan aparecido en una serie de Netflix tan aclamada como Sex Education.

Vestido diseñado por Celia B que apareció en la serie Sex Education.

De Asturias a Shanghái. ¿Cómo llega la marca hasta el continente asiático?

Antes que la marca, llegué yo a Shanghái. Me mudé allí en 2010 con una oferta de trabajo para una marca asiática. Una vez allí, tras años de experiencia en la industria, decidí emprender mi propia marca enfocada, sobre todo, al mercado asiático. Fue el momento idóneo para crear este proyecto, ya que Shanghái era una ciudad en plena ebullición de ideas y con un a audiencia ávida de nuevas propuestas.

Porque la cultura de un país va más allá de los libros de Historia. Por ejemplo, puede quedar reflejada en el vestuario. ¿Cómo refleja en Celia B su pasión por los viajes?

Amo el sincretismo, mezclo sin miedo colores, texturas, téncias, volúmenes y siluetas que he ido conociendo gracias a mis expediciones a lo largo de varios países. Tras esos seis años en Shanghai, me mudé al norte de Tailandia para aprender más del arte textil que aún producen las minorías étnicas que habitan en las montañas. Me encanta encontrar conexión a través de los diferentes textiles del mundo, los del sudeste asiático tienen un parecido asombroso con los de tradición inca o maya, así como con los beréberes, del Medio Oriente o India.

¿Y cómo ven todas esas culturas la moda?

Todas esas culturas textiles aman por igual los colores vivos, los motivos geométricos, los bordados, los apliques, el ganchillo, las borlas de colores… Es como si un hilo común nos conectase como humanidad a través de este arte milenario al que yo intento rendir homenaje con mis diseños.

Y la naturaleza también juega un papel importante en sus colecciones, ¿no es así?

Sí, de hecho creo que la naturaleza está íntimamente ligada a la aparición del arte textil y los motivos ornamentales que antes describía. Para mí la naturaleza es la máxima expresión de la creación artística. La mayor belleza e inteligencia la podemos encontrar al admirarla; y me maravilla cómo puede ser de maximalista a la par que armoniosa en una jungla, o sumamente minimalista en los paisajes desérticos. En ella encuentro todo lo que necesito para inspirarme: colores, formas, mezclas… Me encanta visitar los jardines botánicos y cuando pinto, lo que más me gusta plasmar son plantas y flores.

Por esa admiración por el entorno natural, ¿cómo contribuye su marca a la moda sostenible?

Mi objetivo es crear ropa de calidad que perdure en el tiempo. No hay mayor acto de respeto medioambiental que conservar las prendas y no desecharlas al cabo de unos meses. Mis diseños son atemporales, porque lo que los inspira también lo es en oposición a las prendas que se crean siguiendo unas tendencias que marca el mercado que, como bien sabemos, están destinadas a durar un tiempo limitado para ser sustituidas por otras nuevas.

¿Y cuáles cree que son las medidas a tomar para que esta industria deje de ser una de las más contaminantes?

Es muy difícil, porque como toda industria multimillonaria, lo primero que la mueve es el dinero. Afortunadamente, en los últimos años hemos visto cómo otros valores se han hecho muy importantes y patentes en el sector, empezando por los consumidores que demandan productos con más conciencia. Pero es cierto que es muy difícil cambiar esta dinámica tan tóxica por varios motivos.

¿Cuáles?

Desde el punto de vista productivo, aún es difícil encontrar una cadena de suministro 100% sostenible a la par que competitiva, sobre todo para marcas pequeñas que no tienen mucha capacidad de negociación. Por otro lado, si bien es cierto que parte de los consumidores demandan otro modelo de producción, un sector muy mayoritario sigue mirando el precio, y ya sabemos que una prenda barata jamás podrá ser sostenible, a no ser que sea de segunda mano. Con todo esto, lo que está pasando es que la sostenibilidad se ve como otro nicho de mercado y muchas marcas lo usan como reclamo publicitario más que por una adherencia real a lo que producir de forma sostenible y no contaminante realmente significa.

En cuanto a su punto de vista empresarial, ¿qué futuro le espera a Celia B?

Somos muy optimistas con el futuro de Celia B. El crecimiento que hemos experimentado en los dos últimos años es impresionante y cada vez tenemos más adeptas a nuestros productos por todo el planeta. Nos encanta seguir produciendo prendas que hacen a la gente que los lleva sentirse bien y transmitir felicidad, pero también queremos expandir ese universo a otras categorías, como el interiorismo, ropa de hogar, perfumes…

Más de 138 puntos de venta repartidos por todo el mundo, ¿cómo se consigue?

Con mucho tesón y trabajo. Llevamos 10 años apostando por este producto que es muy nicho. Hace años la gente no se vestía con tantos colores, no era nada comercial, pero yo siempre tuve claro que tenía que haber una audiencia para este tipo de ropa porque lo había visto con mis propios ojos a lo largo del planeta en otras culturas o incluso épocas. Me resistía a pensar que el normcore, que impone la ropa minimalista y en tonos oscuros, iba a tomar el planeta. Siempre tiene que haber fantasía y colorido para que nos sintamos bien.

¿Qué plan de expansión a largo plazo tiene para Celia B?

No tenemos muy clara la expansión a largo plazo ya que a corto plazo hemos crecido muchísimo y nos estamos adaptando a ello. Tenemos muchos planes, pero lo más importante es encontrar una forma de trabajar adaptada a los tiempos post pandemia, con los equipos repartidos en 3 continentes distintos y una demanda que no para de crecer. La idea es crear una estructura sólida para poder enfrentarnos a todas las oportunidades que se presenten en el futuro.