La I+D solo tiene sentido si se pone al servicio del cliente y le ofrece algo que le facilite la vida. Esta sentencia que guía a los relojeros de la firma independiente Audemars Piguet se lleva a su máxima expresión en el último modelo de la saga RD de la enseña, que desde 2015 ha ido entregando relojes que mejoraban complicaciones tradicionales, dotándolos de mecanismos construidos de una manera diferente a la que plasman los libros clásicos de relojería. Si el RD#1, el Royal Oak Supersonnerie con repetición de minutos, amplificaba el sonido y enriquecía su calidad, el RD#2 apostó por la extrema delgadez. Les siguieron un tourbillon volante ultraplano y el movimiento más intrincado de la marca, el Universelle. El RD#5 que nos ocupa, centrado en la experiencia de usuario, reinventa la función de cronógrafo, una de las más populares de la alta relojería actual.
Su familiar apariencia es la de un Royal Oak ‘Jumbo’ con las proporciones ideales de 39 mm de diámetro y solo 8,1 de grosor. Pero por dentro resulta radicalmente distinto a los cronógrafos que abarrotan el mercado. Tras cinco años de trabajo, los ingenieros de Audemars Piguet han conseguido reducir la fuerza que necesitan los dedos para presionar los pulsadores que activan el cronógrafo. Se trataba de procurar una sensación similar a la de apretar los botones laterales de un teléfono inteligente, y para lograrlo, uno de los mayores genios relojeros de la actualidad, Giulio Papi, y su equipo tuvieron que repensar todo el movimiento, dando lugar al nuevo Calibre 8100, con una reserva de marcha de 72 horas.

Por primera vez, un Royal Oak ‘Jumbo’ combina un cronógrafo flyback con un tourbillon volante de gran amplitud, el introducido en el RD#3 de 2022. “Pero la verdadera innovación ha residido en olvidar todo lo que sabemos sobre el mecanismo del cronógrafo. Eliminamos los martillos y las levas del corazón [una capa de la construcción del dispositivo para su puesta a cero], y los reemplazamos por un sistema de piñón y cremallera”, dice Papi. El resultado es similar en cuanto al consumo de energía en un cronógrafo convencional, pero ahora esa energía se almacena en lugar de dispersarse, y se libera para devolver la aguja del cronógrafo a la posición de cero en un movimiento retrógrado que requiere de poca energía porque es instantáneo. Además, el calibre utiliza la tradicional rueda de pilares y un avanzado embrague vertical con dientes de acero, sin fricción interna.

El Royal Oak Extraplano Tourbillon Volante Cronógrafo Automático RD#5 llega en una edición limitada a 150 unidades, un guiño al 150 aniversario de Audemars Piguet. Está hecho de ligero titanio y BMG (cristal metálico amorfo, compuesto en más de un 50% de paladio), un material que le aporta mucho brillo. El fondo de la caja está abierto, y a través del cristal de zafiro se observa todo el movimiento, gracias a un rotor periférico de platino que además contribuye a la finura del reloj. Tal compendio de innovación y excelencia técnica tiene un precio que ronda los 336.000 euros.
