No se habla de otra cosa en los mentideros relojeros. Ayer, Mark Zuckerberg anunció que Meta, el grupo de tecnología y redes sociales que fundó y que preside, dejará de recurrir a terceros para verificar el contenido que publican los usuarios en Instagram, Facebook y WhatsApp. Y, si bien la noticia está en lo que dijo (que las noticias falsas podrán campar a sus anchas a partir de ahora en las redes que dirige, en pos de la libertad de expresión), también su muñeca lanzaba una gran cantidad de información. Porque el magnate portaba un reloj valorado en casi 900.000 euros que ha puesto a la marca que lo firma, la suiza Greubel Forsey, en el mapa.
A Zuckerberg, de 40 años, ya le habíamos visto un Streamliner Tourbillon Skeleton de acero de H. Moser & Cie, otra compañía helvética nicho e independiente, valorado en 91.000 euros. También el Octo Finissimo Ultra COSC de Bvlgari, con un grosor récord de 1,7 mm, lo que lo convierte en el reloj mecánico más delgado del mundo. Limitado a 20 unidades, cada una marca un precio de 600.000 euros.
Así, su colección relojera contrasta con su enfoque simplista de la moda, con un armario repleto de sudaderas, camisetas grises y vaqueros. Lo cual no quiere decir que no gaste grandes sumas de dinero tanto en las camisetas (alguna de Brunello Cucinelli de 300 dólares) como en sus relojes de varios miles de dólares.
Dicen en el diario online californiano The San Francisco Standard que la reciente afición relojera del poderoso Zuckerberg comenzó el pasado marzo, cuando viajó a la India para asistir a una fiesta previa a la boda del multimillonario heredero Anant Ambani, conocido por sus excesivos ejemplares. En un video viral, Zuckerberg y su esposa, Priscilla Chan, admiran un Richard Mille RM 30-01 personalizado de Ambani cuyo precio ronda los 1,5 millones de dólares. “Nunca quise un reloj, pero después de verlo, pensé: ‘Los relojes son geniales’”, se le oye decir en el vídeo.
Ahora es todo un influencer relojero, y sus elecciones tienen babeando a la comunidad de aficionados a los instrumentos que miden el tiempo. Como dinero le sobra (FORBES estima su patrimonio en 213.500 millones de dólares y es la tercera mayor fortuna mundial, a día de hoy), se ha podido permitir en poco tiempo piezas de Patek Philippe (como la Referencia 5236P) y Jaeger-LeCoultre, que son algunas de las enseñas más elevadas. También de De Bethune y de F.P. Journe, lo que, junto a su Greubel Forsey, le convierte en un conocedor en la materia que se aleja de los clásicos Rolex.
El último que ha lucido ha sido el Hand Made 1 en oro blanco y 43,5 mm de diámetro de esta última marca, totalmente hecho a mano (incluso las herramientas con las que se ha fabricado). Es un modelo que nació en 2019 y del que no se realizan más de dos o tres al año. La producción de Greubel Forsey, fundada por los relojeros Robert Greubel y Stephen Forsey hace 20 años, es muy reducida, de no más de 300 unidades anuales. Se necesitan 6.000 horas de trabajo para alumbrar un solo Hand Made 1, según la enseña.
Su esfera, parcialmente abierta, está esmaltada, y aporta tres agujas (las de las horas, los minutos y los segundos) más un tourbillon para mantener a raya los efectos negativos de la gravedad sobre su precisión. Por eso, por sus decoraciones artesanales y porque es intrincado técnicamente, cuesta 895.500 dólares.