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La danza de Hamilton y los helicópteros

La Patrulla Águila no es el único grupo de vuelo acrobático del Ejército del Aire español. Aunque menos conocida (no participa en el desfile militar de cada 12 de octubre en Madrid), la Patrulla Aspa, formada por helicópteros en vez de aviones, también representa a las fuerzas aéreas patrias, desde hace 15 años. Y, como la Águila, impresiona por sus maniobras, con las que simula coreografías con el cielo de fondo, sobre el que pintan estelas de colores.

Aspa, que es la única patrulla acrobática de helicópteros del mundo, tiene su sede en la Base Aérea de Armilla (Granada), donde se ubica la Escuela Militar de Helicópteros. Allí moran las aeronaves que la forman (cinco Eurocopter EC-120B ‘Colibrí’), y allí desarrollan su pericia y coordinación sus 29 pilotos, Oficiales del Ejército del Aire además de profesores de la Escuela. Ellos no se dedican solo a las exhibiciones de la Patrulla, demandadas en festivales aéreos de todo el mundo. Son voluntarios y no cobran por ello.

Pilotos, mecánicos y personal de apoyo siguen un lema: “Formamos aviadores, formamos héroes… anónimos, abnegados, humildes… para que otros vivan, para servir a España”. Y tienen un objetivo: trasladar a la sociedad su pasión por volar. Por eso, les gustaría ser más conocidos. Al menos tanto como la Patrulla Águila. Para conseguirlo, cuentan con un patrocinador desde 2012 que comparte su espíritu aeronáutico: la relojera suiza Hamilton, propiedad del grupo Swatch.

El consejero delegado de Hamilton desde 2011, el francosuizo Sylvain Dolla, de 46 años, asistió con entusiasmo al espectáculo que los miembros de Aspa prepararon a finales de noviembre en Armilla para estrechar lazos con la relojera. “Es la quinta vez que les veía, y todos los que mirábamos parecíamos niños en Navidad”, dijo Dolla al finalizar la exhibición. “En España, mucha gente no sabe que hay un centro de excelencia en Granada que nos inspira a nosotros y al mundo. Tenéis un gran espíritu de equipo”, comentó a los miembros de Aspa.

Por supuesto, los pilotos de la Patrulla lucen un Hamilton en su muñeca. Dicen que es fundamental ahí arriba para controlar sus tiempos con precisión y coordinarse entre todos. En concreto, llevan el modelo Khaki X Wind Auto Chrono de acero de 45 mm de diámetro, dotado de funciones específicas para los aviadores. Entre ellas, una para calcular y registrar los ángulos de deriva que producen los vientos cruzados (de ahí el nombre X Wind).

Los relojes Hamilton fueron elegidos cronometradores oficiales de los primeros vuelos del servicio de correo aéreo de Estados Unidos entre Washington, Filadelfia y Nueva York hace más de un siglo. Y en 1926, un Hamilton cronometró el primer vuelo al Polo Norte.

Los relojes de altos vuelos se caracterizan por su gran tamaño, por ser legibles de un vistazo (incorporan agujas e índices luminiscentes) y por ser robustos. En el caso del cronógrafo Khaki X Wind Auto Chrono, su aspecto retro está además de moda entre los aficionados a los relojes. Muchos son pilotos, pero muchos otros no. No hace falta para presumir de ellos.