El ejemplar que mejor representa a Blancpain es el Fifty Fathoms, creado en 1953 como el primer reloj de buceo moderno. Desde entonces se ha sumergido en los procelosos misterios del mundo marino de la mano del comandante Jacques Cousteau y de otros ilustres oceanógrafos, aventureros y buceadores militares. Su historia lo ha convertido en un clásico. Fuerzas especiales de la marina de Estados Unidos, de Francia, Israel y Alemania lo emplearon en misiones secretas en nombre de sus respectivos países, y el reloj se fue forjando una sólida reputación.
Los exploradores de la flora y fauna submarina descubrieron pronto los beneficios de este instrumento, y Blancpain surtió de él a todo el equipo que filmó las secuencias bajo el agua de la película The Silent World, coproducida por Louis Malle, que mostraba la variedad y la belleza de la vida en el océano.
Los méritos del Fifty Fathoms radicaban, entre otras bondades, en su robusta caja de acero inoxidable (con otra caja interna de hierro dulce destinada a proteger el movimiento del magnetismo) y en su capacidad para resistir 91,45 metros bajo el agua. Sus grandes indicadores y sus agujas luminiscentes contrastaban con la esfera negra y el bisel giratorio unidireccional del mismo color.
NUEVOS TIEMPOS
La reedición de aquel legendario modelo tuvo lugar en los 2000 (en 2007 se le añadió un calendario). Además de a buceadores profesionales, conquistó a los amateurs, que pueden encontrarlo desde este año con caja de titanio, mucho más ligero que el acero.
Con un diámetro de 45 mm y hermético hoy hasta los 300 metros de profundidad, el nuevo Fifty Fathoms Automatique está dotado de un bisel giratorio unidireccional con contorno dentado y de un cristal a prueba de arañazos de zafiro negro abombado. Como es habitual en un reloj submarino, sus agujas y sus indicadores se han cubierto con el material luminoso SuperLuminova.
Al darle la vuelta se puede apreciar su movimiento, el 1315 de Blancpain, que se caracteriza por una reserva de marcha óptima de cinco días, pues dispone de tres barriletes dispuestos en serie y provistos de muelles de alto rendimiento. Un espiral de silicio lo protege de los efectos negativos del magnetismo sin necesidad de aislarlo en una caja interna metálica. Ya puede sumergirse tranquilo.