Cuando Inza Koné tenía ocho años, su padre le regaló un pequeño babuino, y ambos crecieron juntos en su hogar de Costa de Marfil. Llegó un momento, sin embargo, en el que el mono se volvió ingobernable, pero ya era tarde para devolverlo a la naturaleza: se había acostumbrado a convivir con humanos, y no quedaba otra que la eutanasia. “Desde entonces pienso de forma diferente sobre los animales salvajes”, dice Koné, que estudió hasta convertirse en el primer primatólogo de su país, donde la vida silvestre está en peligro por la deforestación y la caza furtiva. Por eso, este hombre se dedica desde 2006 a proteger el bosque pantanoso de Tanoé-Ehy, uno de los últimos refugios para cuatro de los primates más amenazados de África occidental.
El trabajo de Koné se vio recompensado en 2021: el gobierno marfileño declaró el bosque reserva natural gestionada por las comunidades de la zona, que pasaron a ser sus propietarias. Pero su tarea científica no se paró ahí. Ahora se centra en mejorar los sistemas agrícolas de la región y en documentar la variedad de vida silvestre del bosque. Y, gracias al Premio Rolex a la Iniciativa que acaba de obtener, se volcará en convertir su plan de conservación de Tanoé-Ehy en un modelo que se exporte a otros bosques africanos.
Desde 1976
Los premios de la relojera suiza se entregan cada dos años a emprendedores que buscan soluciones a los desafíos que presenta la sociedad actual y que consiguen mejorar el mundo del conocimiento y el bienestar con su compromiso para cuidar la vida humana y el planeta. “Presenté mi candidatura porque el proyecto que dirijo ha llegado a una fase en la que necesitamos más visibilidad y reconocimiento a nivel nacional e internacional. Ya nos ha ayudado a medir nuestra capacidad de convencer a la gente de lo que producimos y de nuestro impacto sobre el terreno. Formar parte de la Iniciativa Perpetual Planet de Rolex ha demostrado que nuestros programas de conservación tienen un potencial real y nos ayudará a redoblar nuestros esfuerzos”, dice Inza Koné. El galardón tiene una vertiente económica e incluye un reloj, pero, además, el afortunado que lo recibe se integra en la red de laureados Rolex, muchos de los cuales siguen colaborando entre ellos y con la marca años después de haber sido distinguidos.
La lista de premiados desde 1976, cuando Rolex puso en marcha la idea para conmemorar el 50 aniversario del primer reloj de pulsera hermético, el Oyster, es larga: 160 personas (ninguna española). Sus proyectos ganadores, centrados en el medio ambiente, la ciencia y la salud, la tecnología aplicada, el patrimonio cultural y la exploración, han sido tan disruptivos como las tecnologías innovadoras del neurocientífico francés Grégoire Courtine para tratar las lesiones medulares, y tan determinantes como el trabajo de la activista medioambiental y geógrafa chadiana Hindou Oumarou Ibrahim con la población indígena, para cartografiar los recursos naturales y evitar los conflictos climáticos en el Sahel.
Todos los premiados
Además de Inza Koné, hay cuatro laureados cuyo nombre se acaba de conocer. Está el biólogo peruano Constantino Aucca Chutas, que ha creado 16 áreas protegidas en las montañas de Perú y otros países altoandinos y ha plantado 4,5 millones de árboles ayudado por las comunidades campesinas. Chutas ampliará su programa de protección y restauración de ecosistemas forestales gracias a la recompensa de Rolex. También la joven keniana Beth Koigi, que cofundó en 2017 una startup de generadores atmosféricos de agua que producen entre 20 litros de agua dulce y 500 litros por día, dependiendo de la humedad del aire. Ella proporcionará generadores solares para 3.000 habitantes en 10 comunidades que necesitan recursos de agua limpia, en un país (Kenia) en el que la mitad de la población carece de acceso a agua potable.
El jurado de los Premios Rolex a la Iniciativa, formado por diez expertos líderes en sus respectivos campos, valora la originalidad de los propósitos de los candidatos y la repercusión que podrían tener en el mundo entero, así como su espíritu emprendedor. Por eso han elegido esta vez a la economista Denica Riadini-Flesch, que ampliará su cadena de suministro regenerativa de ropa de la granja al armario en Indonesia, reforzando el empoderamiento de las artesanas rurales y preservando las culturas locales. Y también al especialista en teledetección Liu Shaochuang, que estudia los hábitats de los camellos salvajes con vistas a crear dos nuevas reservas de conservación para salvar a las últimas manadas salvajes. Junto con Koné, Chutas y Koigi, harán del planeta un mundo mejor.