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La revolución del silicio

Ulysse Nardin realiza relojes cada vez más complejos desde que comenzó a aplicar un material revolucionario, el silicio, a su línea Freak de alta relojería.

Si la alta relojería se hubiera conformado con el oro, el bronce y el acero para fabricar sus instrumentos de medir el tiempo, el sector aportaría productos menos complicados y livianos que los que hoy brinda. Por fortuna, las marcas más innovadoras han promovido que la industria avance con el uso de ciertos materiales. Uno de los más revolucionarios ha sido el silicio, que la manufactura independiente Ulysse Nardin comenzó a utilizar a principios de siglo. Con este metaloide como aliado, la marca puso fin a problemas que han acuciado a la industria relojera durante siglos, como el desgaste de las piezas por la fricción o su dilatación ante los cambios de temperatura. A diferencia de otros metales, el silicio, aplicado en el sector de los semiconductores y microprocesadores, ofrece propiedades idóneas para la micromecánica de precisión. Es duro y elástico, resistente a la corrosión, tres veces más ligero que el acero, atérmico, antimagnético (el magnetismo provoca que los relojes se adelanten) y no requiere lubricación porque no se desgasta (además, no es caro, aunque el proceso de producción sí lo es).

Ulysse Nardin lo adoptó para confeccionar los órganos reguladores (el conjunto que incluye el volante, el áncora y la rueda de escape) de todos sus relojes. Lo hizo a través de su filial Sigatec, especializada en componentes micromecánicos de silicio, que crea piezas a medida con una precisión de micras. Con su nuevo y transformador socio, la enseña de Le Locle (Suiza) alumbró una colección no menos subversiva: Freak. Era 2001 e irrumpió como un soplo de aire fresco, vanguardista en lo estético y en lo técnico, pues carecía de esfera, de agujas y de corona, y albergaba un movimiento mecánico tipo baguette, con los componentes dispuestos en línea, que giraba sobre su propio eje. De esa manera indicaba la hora mediante el giro de su propio calibre, en vez de con unas manecillas.

Los últimos ejemplares de la colección que ha presentado Ulysse Nardin este año también se benefician de los atributos del silicio. El Freak S, un reloj grande (43 mm de diámetro), integra un movimiento que realiza una vuelta completa en una hora, con dos puentes que marcan las horas y los minutos. El índice inferior (una flecha cubierta con material luminiscente) señala la hora, mientras que el superior (la punta cónica), que lleva los volantes y el escape, indica los minutos. Su nuevo Calibre UN-251 automático dispone de dos grandes osciladores inclinados de silicio que ayudan a mejorar la precisión del reloj. La segunda invención ha llegado caída del cielo. El Freak X Aventurina, creado en 2019 con corona de cuerda, se ha decorado con un material que evoca una noche estrellada, la aventurina. Es una edición limitada a 99 unidades en titanio PVD azul y oro rosa que se asoma al abismo espacial, y que demuestra que lo de Ulysse Nardin es de otra galaxia.

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