Al final de su vida, mi padre solía cuestionar e invertir el orden del refrán «no es de donde se nace, sino donde se pace», dándole, en cambio, cada vez más importancia al origen como forma de identidad y significado. Este deseo de rescatar los orígenes me ha hecho pensar en la importancia de reconciliar las raíces con la necesidad de crear, innovar y reinventarse. En esta ocasión me hace reflexionar sobre la historia de una marca de lujo que tiene la necesidad y obligación permanentes de promover la creatividad y la innovación.
Al observar la evolución de nuestra marca, puedo ver que en mi experiencia ha sido como la de una persona que tiene raíces, antepasados, legados e incluso género propio. Honrar el pasado y reflexionar sobre el presente y el futuro no es simplemente una actitud nostálgica o sentimental; es una forma de honrar y celebrar principios, valores y filosofías ancestrales, pero que sirvan de motivación e inspiración para enfrentar el futuro con creatividad y entusiasmo. Me recuerda también la recomendación que hacía el pensador americano Henry David Thoreau de emprender proyectos nuevos, pero vistiendo prendas de vestir antiguas y familiares. En nuestro crecimiento, tenemos que encontrar continuamente este equilibrio entre tradición y modernidad, legado y futuro, historia e innovación.
Mi pasión por los relojes comenzó con un reloj de bolsillo que heredé de mi abuelo materno y descubrí que los relojes podrían ser un proyecto de vida en mi juventud, durante un viaje a México. Bell & Ross nació en el año 1994, después de un periodo de gestación de 2 años, con valores muy definidos y con la aspiración de combinar talentos, habilidades y necesidades de diseño, ingeniería, oficio relojero y aplicaciones profesionales. El diseño era fundamental, siempre enmarcado con cuatro principios esenciales: legibilidad, funcionalidad, confiabilidad y precisión. Cada elemento y detalle siempre tienen una justificación utilitaria. El objetivo era y sigue siendo concebir instrumentos diseñados para profesionales que exigen herramientas de máxima confiabilidad, equilibrando el rigor técnico con líneas puras y una elegancia atemporal.
Nunca nos hemos desviado de estos principios fundacionales. En nuestra historia hemos también aprovechado las posibilidades de combinar culturas individuales y corporativas diversas de una firma fluida, combinando la cultura francesa de creación con la precisión suiza y nuestros propios legados familiares en Francia y España. En la convivencia constante entre el Bell y el Ross, hemos combinado con éxito nuestras personalidades, nuestras propias raíces culturales y nuestras aspiraciones compartidas. El equilibrio se consigue al imaginar una visión común, celebrando nuestras diferencias y manteniendo un diálogo permanente con respeto y amistad.
El género de nuestra marca fue masculino desde su nacimiento. En el origen, nos sirvieron de inspiración los tableros e instrumentos de aviación, pensando en sus atributos y cualidades necesarias para los profesionales, sean pilotos de aviones o de Formula 1. La fuerza y el coraje son simbolizados por el skull, símbolo de valor y desafío para las elites militares. Con la nueva gama 05, sin embargo, nos propusimos incursionar en la exploración urbana y en todas las colecciones aspiramos a diferenciar lo atemporal de lo contemporáneo y a imaginar continuamente la colección del futuro, la que celebra el pasado, pero mira hacia el futuro, conservando las raíces, preservando la herencia, construyendo sobre pilares sólidos una marca fuerte que preserve en el tiempo su carácter, para que sea “genio y figura hasta la sepultura.” Sabemos que algunas profesiones exigen una precisión absoluta. Cuando todo se decide en segundos, contar con un reloj legible, fiable y preciso se convierte en algo esencial. Bell & Ross se ha convertido en una marca de referencia en el universo exclusivo de los usuarios profesionales. En la actualidad, muchos astronautas, pilotos, buzos e incluso especialistas en desactivación de minas utilizan los relojes Bell & Ross como una herramienta al servicio de sus profesiones.
En el fondo, nuestra razón de ser va más allá de nuestra historia y los proyectos futuros. Nuestro futuro siempre dependerá sobre todo de los sueños y aspiraciones de las personas que nos honran como clientes y seguidores de nuestra marca, todos aquellos que quieren tocar las estrellas y explorar las profundidades del océano, los que viven sus pasiones al límite, que se quieren medir contra el tiempo, y convertir unos pocos segundos en un instante de eternidad. Para todos ellos compartimos y celebramos nuestros orígenes, como lo hizo mi padre al final de su vida, y dedicamos nuestro futuro con optimismo.
*Carlos-Antonio Rosillo es CEO de Bell&Ross.