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Entrevista Patrick Pruniaux, CEO de Ulysse Nardin

Patrick Pruniaux, consejero delegado de Ulysse Nardin, se ha propuesto liderar el nuevo movimiento por la sostenibilidad de la industria relojera suiza. Nos cuenta cómo.

Un sol de justicia abrasa Alicante a mediados de mayo, y Patrick Pruniaux, consejero delegado de la firma de alta relojería Ulysse Nardin, aprovecha el bochorno y su estancia allí para salir a navegar junto a un grupo de periodistas. Lo hacen en una de las embarcaciones que participarán en la decimocuarta edición de The Ocean Race, la exigente regata de vela alrededor del mundo que partirá de la capital alicantina en enero de 2023. La compañía suiza, reconocida desde sus inicios en 1846 por sus productos de inspiración marina (equipó a parte de los grandes navíos de finales del siglo XIX y comienzos del XX con sus instrumentos y recibió múltiples premios por su precisión) es socia de la prueba. Cronometrará las etapas y las salidas y llegadas de cada una, y también ayudará a The Ocean Race con su iniciativa Time to Act para la conservación de los océanos.

Por supuesto, el jefe Pruniaux lleva en la muñeca el reloj oficial de la regata por equipos, el Diver The Ocean Race, con el que Ulysse Nardin quiere formar parte del incipiente movimiento por la sostenibilidad de la industria relojera suiza. Es un modelo de buceo de edición limitada a 200 piezas cuya caja de acero de 44 mm procede del mercado del automóvil, reciclada en un 80%. Su correa, con cierre de velcro, se ha fabricado a partir de redes de pesca a la deriva reutilizadas. Y tanto el lateral como el fondo de la caja de 44 mm mezclan una poliamida reciclada de redes de pesca y Carbonium, un compuesto de carbono elaborado con las mismas fibras que se utilizan para el fuselaje y las alas de los aviones de última generación y que aprovecha restos de piezas de aeronaves. Cada uno cuesta 10.400 euros. En virtud de la asociación de seis años entre Ulysse Nardin y The Ocean Race, el próximo año se presentará un reloj más de edición limitada con motivo del 50 aniversario de la carrera marina.

Sobre su apuesta por la sostenibilidad hablamos en Alicante con Patrick Pruniaux y con Richard Brisius, jefe de la competición The Ocean Race:

¿Qué iniciativas sostenibles tienen en común Ulysse Nardin y The Ocean Race?

Patrick Pruniaux: Como regatistas, en The Ocean Race tienen un respeto total por los océanos, y han encontrado en nosotros a un compañero con quien comparten los mismos valores, incluida la carrera por salvar las aguas azules de la Tierra.

Richard Brisius: Al igual que The Ocean Race, Ulysse Nardin tiene fuertes vínculos con el océano. La compañía proporcionó a los primeros exploradores y marineros el primer cronómetro marino, lo que permitió una navegación y un posicionamiento precisos. Ambas marcas muestran un esfuerzo constante por la innovación técnica, un verdadero espíritu pionero para la exploración, una herencia única y, hoy más que nunca, un claro compromiso con la salud y la preservación de los océanos. La cumbre The Ocean Race Summit de Estocolmo, que tuvo lugar recientemente, contó con el embajador de Ulysse Nardin, fotógrafo y explorador polar Sebastian Copeland, quien brindó información única sobre las amenazas a la Antártida y al Océano Austral, y explicó cómo el reconocimiento de los derechos sobre los océanos podría ayudar a proteger y restaurar los mares. Ulysse Nardin también participa en nuestro programa científico a bordo, en el programa de aprendizaje y en otros elementos de nuestro programa de sostenibilidad.

¿Qué porcentaje de la producción de Ulysse Nardin será sostenible en los próximos cinco años?

Patrick Pruniaux: Creo que el 100% de nuestra producción ya es sostenible. Todo es una cuestión de definición: ¿cuáles son los atributos de un producto sostenible y qué criterios deben cumplir? La evocación de los relojes ecológicos es solo un bonito pleonasmo, porque los relojes son sostenibles por naturaleza. La industria relojera suiza es respetuosa con el medio ambiente e inofensiva para el planeta. Un reloj de fabricación suiza es lo opuesto a un dispositivo electrónico, está diseñado para durar, reparable para siempre, sin batería, fabricado por relojeros cualificados localmente en Suiza con ancestrales conocimientos y técnicas. Además, en Ulysse Nardin los brazaletes son 100% reciclados, y siempre que necesitamos componentes que no fabricamos nosotros mismos los conseguimos en un radio de 30 kilómetros alrededor de la manufactura. Un reloj es un producto del ‘terroir’ suizo. El tema candente es, por supuesto, el abastecimiento responsable de materias primas, en particular oro, piedras preciosas y pieles exóticas. Hemos reducido nuestra producción de relojes de oro en un 20% desde el año 2000, y el 100% del oro que utilizamos es certificado. Nuestro equipo de diseño sigue la tendencia de desarrollar relojes con una combinación de diferentes materiales innovadores/reciclados y de reducir el uso de oro siempre que sea posible. Hemos lanzado correas de tela hechas de redes de pesca recicladas y siempre tratamos de optimizar nuestros procesos y recursos para la sostenibilidad. Así, se han implementado nuevos materiales sostenibles para el ‘cuerpo externo’ de nuestros relojes, por ejemplo NYLO (una poliamida reciclada de redes de pesca del proveedor Fil & Fab) y Carbonium (que provee Lavoisier Composites).

Para ser sostenible ¿es necesario cambiar toda la cadena de producción de un reloj? ¿Qué es ser una marca sostenible hoy?

Patrick Pruniaux: Hace unos años, ni siquiera se hablaba de sostenibilidad en la industria relojera, que estaba un poco atrasada con respecto al resto del mundo. Necesitábamos buscar socios nuevos, jóvenes y ágiles, fuera de la industria y de nuestra cartera de socios creativos. Eso lleva tiempo. Los proveedores tradicionales no estaban preparados para brindar soluciones sostenibles para nuestros productos cuando llegué en 2017 a Ulysse Nardin. Comenzamos implementando una unidad de investigación dedicada a estudiar los materiales del mar, en particular las características de las conchas de las ostras, las algas, el PET marino (botellas de plástico) y las redes de pesca de poliamida. Paralelamente, encontrar nuevos socios fue clave. Empezamos a trabajar en un prototipo de reloj, el Diver Net, lanzado en noviembre de 2020. Fue nuestro primer hito. El pasado mayo presentamos la versión comercial del concepto: Diver The Ocean Race, el producto sostenible más avanzado del mercado. Al hacer tales productos, lideras una forma de pensar diferente. Tus colegas, tus empleados, tus proveedores piensan diferente. El sector privado tiene un verdadero papel de responsabilidad social que desempeñar en nuestra sociedad. No hay reunión que hagamos con un proveedor sin hacerle estas preguntas: ¿de dónde viene el material? ¿Cómo se obtuvo? ¿Recicla material de desecho? ¿Cómo podemos aumentar su tasa de reciclaje? ¿Adónde van los residuos? Los proveedores escuchan nuestras preguntas y brindan soluciones, incluso si es más costoso.

Richard Brisius: El propósito está en el corazón de The Ocean Race, por lo que proteger la naturaleza ha sido central en lo que hacemos desde el principio. Ver el declive de los océanos nos impulsa a hacer que nuestro evento sea lo más sostenible posible y nos esforzamos por ser líderes en este espacio, con objetivos ambiciosos para la próxima edición de nuestra carrera alrededor del mundo de seis meses. Esto significa que reduciremos más las emisiones de gases de efecto invernadero de las que se producen, no tendremos plástico de un solo uso en nuestro catering y serviremos solo mariscos sostenibles, creando menús centrados en productos de origen vegetal. Ser una organización sostenible hoy también debería significar ir más allá de nuestras propias operaciones. Deportes como el nuestro están en una posición única para influir e incluso cambiar el comportamiento. Usamos nuestra plataforma y alcance para educar a las audiencias sobre la importancia de un océano saludable.

¿Los clientes compran relojes porque son sostenibles o porque les gustan estéticamente?

Patrick Pruniaux: Uno compra un reloj porque le gusta ese reloj, lo encuentra hermoso e interesante. ¿Los consumidores valoran los productos basados ​​en la sostenibilidad? Sí, seguramente lo hacen. Especialmente las generaciones más jóvenes. Pero el diseño del producto debe llenar sus expectativas primero. La sostenibilidad es un valor añadido. Integrarla en nuestra vida cotidiana se ha vuelto crucial y podemos hacerlo de varias maneras. ¡Los diseñadores y creadores están ideando alternativas sostenibles para casi todo! Algunos consumidores quieren que las marcas muestren una mayor responsabilidad ambiental, pero no están preparados para cambiar sus hábitos de compra, como adquirir un reloj de oro con una correa de piel de cocodrilo, por ejemplo. Y cuando la industria toma iniciativas ocasionales, muy a menudo es criticada con escepticismo por ser exactamente eso: pocas, con muy poca frecuencia. Lo que importa es hacer. Creo que los clientes, al final, valoran el esfuerzo.

¿Qué significa que la cuenta de resultados de la empresa sea más sostenible?

Patrick Pruniaux: Por supuesto, invertir más en I+D. Nuestro desempeño futuro dependerá de nuestra capacidad para desarrollar genuinamente a la empresa hacia productos y comportamientos más sostenibles.

Richard Brisius: Todo este trabajo tiene un coste y requiere recursos significativos; sin embargo, vemos la sostenibilidad como una inversión en nuestro futuro. Si bien nos enfocamos en el valor de este trabajo para crear un impacto positivo en el planeta, ser líder en sostenibilidad deportiva también ha posicionado de manera única a la compañía y al evento en un territorio que atrae a muchas partes interesadas diferentes, atrayendo inversiones a las que de lo contrario no accederíamos.

¿Creen que una marca de relojes que actualmente no muestra signos de preocuparse por la sostenibilidad puede coexistir con aquellas marcas que sí lo hacen?

Patrick Pruniaux: Otras marcas están haciendo lo mismo y es muy bueno. No hay competencia hacia los productos sostenibles. Hay una noción de esfuerzo colectivo en la industria. Cada uno pone su piedra en el edificio.

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