Si echamos la vista atrás, y no hace falta hacerlo muchos años, el mundo ha cambiado. Un alivio que hace hablar de evolución, también –o sobre todo– en el campo de las profesiones, que si hay un cambio que han experimentado es el de la igualdad de género, pudiendo hablar del empoderamiento de la mujer en profesiones hasta ahora más copadas por el sector masculino. Una de esas áreas conquistadas es la científica.
La presencia de la mujer en las profesiones relacionadas con la ciencia y tecnología es considerable, merecida y necesaria. Bien por razones culturales y académicas, –o por preferencias personales u oportunidades laborales– el panorama a nivel internacional crece de forma diferente, eso sí, siempre en la misma dirección: cada vez más mujeres ocupan puestos en sectores muy vinculados al ámbito científico.
La fotografía general que se hace de este estudio deja datos muy llamativos y esclarecedores en cuanto a la visión que tiene España, Europa y la propia Unión Europea de este tema a desarrollar. De manera que, según datos aportados por Eurostat (Oficina Europea de Estadística de la Comisión Europea que produce datos sobre la Unión Europea y promueve la armonización de métodos estadísticos de los estados miembros), en un estudio realizado en el año 2019, con datos previos a la pandemia mundial, sitúa a España en una posición preferente en la apuesta por la mujer en profesiones científicas y tecnológicas, así como en ingenierías.
Concretamente, el porcentaje que corresponde a las mujeres que se dedican a la ciencia e ingeniería en nuestro país es el de un 49,3%; significativo si este tanto por ciento se compara con otros países europeos como Bélgica (44,8%) o Francia (41,7%), entre otros. Por delante, Dinamarca y Lituania, con un 51,7% y 55%, respectivamente. La lista la encabeza Noruega, cuyo porcentaje de mujeres en esta materia supera los anteriores y, por tanto, el país cuenta con más mujeres que hombres en trabajos relacionados con la ciencia, un 55% para ser más exactos.
Esto no significa más que hay mucha variación de porcentajes dentro de la misma Unión Europea y, aunque el crecimiento va en auge, todavía queda mucho camino por recorrer para hablar de paridad en contrataciones.
El mismo informe arroja datos generales y refleja que hay más de 6,3 millones de mujeres ingenieras y científicas, una cifra que se traduce en un 41,1% del empleo total en estos sectores con la mujer como abanderada de la profesión. Y siempre hablando dentro del marco europeo y de los países miembros. Otros Estados, como Reino Unido, la cifra se sitúa en un 40,1% demostrando que todavía le quedan muchos pasos que dar en este materia; otros miembros de la UE, en cambio, sí demuestran una clara y evidente desventaja y déficit de presencia femenina en sus centros científicos y tecnológicos, y son Italia, Alemania, Finlandia y Luxemburgo, teniendo este último un ajustado 28%.
La situación es diferente según la región en que nos encontremos, pero es una vía de desarrollo activa que se confirma con las matriculaciones académicas universitarias año tras año: las mujeres eligen las carreras más intelectuales y técnicas mientras que los hombres se decantan por las físicas.
En cuanto al porcentaje de mujeres científicas dedicadas a la investigación y en países latinoamericanos, los resultados también son reveladores. Según Naciones Unidas, los prejuicios a los que se enfrentan las mujeres en estos países hacen que, a diferencia de Europa, estas profesiones estén más copadas por hombres. Uno de los casos más destacados se aprecia en Perú, donde menos de tres de cada diez investigadores son mujeres, tal y como se aprecia en datos recolectados en 2018 por el Instituto de Estadística de la UNESCO. También Chile está entre los países con menos científicas en sus filas. Por encima está Venezuela, con más del 61% de mujeres en profesiones que incluyen investigación, seguido de Argentina (54%) y Panamá (52%).