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Cómo la IA creó dos nuevos multimillonarios en una empresa sin ingresos

La startup de energía nuclear Oklo ahora vale 21.000 millones de dólares. Sin duda, sus relaciones con el secretario de Energía, Chris Wright, y el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, han contribuido a ello.

Jacob DeWitte, director ejecutivo de Oklo, habla mientras el presidente Donald Trump firma órdenes ejecutivas en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, DC, el 23 de mayo de 2025. (Foto: Mandel Ngan/AFP vía Getty Images)

Las acciones de Oklo, una empresa de fisión nuclear con 12 años de antigüedad, han subido un 47% en la última semana y más de un 400% en los últimos seis meses, gracias al entusiasmo que ha generado el potencial de la energía nuclear para impulsar el auge de la inteligencia artificial (IA). El último repunte se produce después de que los Gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido firmaran el jueves pasado un acuerdo para invertir unos 350.000 millones de dólares (en ambos sentidos) en IA, computación cuántica y energía nuclear; a pesar del repunte, aún no está claro si los acuerdos nucleares beneficiarán directamente a Oklo. La empresa, con sede en Santa Clara, también inició el lunes la construcción de su primera central nuclear, en el Laboratorio Nacional de Idaho, controlado por el Departamento de Energía. Al cierre del mercado, la capitalización bursátil de Oklo se sitúa en 21.000 millones de dólares.

El auge de Oklo convierte a los cofundadores Jacob DeWitte, director ejecutivo, y Caroline Cochran, directora de Operaciones, en nuevos multimillonarios. La pareja fundó la empresa en 2013, mientras DeWitte era estudiante de doctorado en ingeniería nuclear en el MIT. Cochran, que se graduó en el MIT con un máster en ingeniería nuclear en 2010, acababa de terminar una temporada como consultora de marketing e ingeniería. El nombre proviene de los yacimientos minerales ricos en uranio de Oklo, en Gabón, famosos por haber sufrido una fisión autosostenida hace 2.000 millones de años. Según las estimaciones de Forbes, cada uno de los fundadores tiene ahora un patrimonio de 1.700 millones de dólares, basado en su participación combinada del 16% en Oklo y los aproximadamente 30 millones de dólares obtenidos por la venta de acciones. Cochran, de 42 años, es una de las tres docenas de mujeres multimillonarias que se han hecho a sí mismas en Estados Unidos, y una de las seis menores de 50 años.

A pesar del alza de sus acciones y de que acaba de iniciar la construcción de su primera central eléctrica, la empresa aún no ha generado ingresos y sigue perdiendo dinero, aproximadamente 25 millones de dólares en el segundo trimestre y 55 millones en el año que finalizó en junio.

Lo que sí tiene es una relación duradera con el secretario de Energía, Chris Wright, que formó parte del consejo de administración de Oklo hasta que fue confirmado para el cargo gubernamental en febrero. Eso, a su vez, probablemente haya ayudado a conseguir el aparente beneplácito de Donald Trump. «El mercado lo necesita y lo quiere. La energía nuclear es una manifestación del dominio energético», le dijo DeWitte al presidente Trump en el Despacho Oval en mayo, donde Trump firmó órdenes ejecutivas para acelerar el desarrollo nuclear. Desde entonces, el Departamento de Energía ha impulsado un calendario agresivo para que tres nuevos diseños de reactores nucleares a pequeña escala alcancen la primera criticidad antes del 4 de julio de 2026. (La relación de Oklo con el Gobierno no siempre ha sido idílica: en 2022, la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos rechazó la solicitud de Oklo para construir un reactor, en parte porque Oklo no compartió suficiente información sobre su reactor con la Comisión Reguladora Nuclear –NRC, por sus siglas en inglés–). Ahora, en un momento en el que el Departamento de Energía (DOE, por sus siglas en inglés) busca apoyar a las empresas emergentes nucleares como alternativas energéticas, Oklo cuenta con el apoyo federal que necesita. Actualmente participa en un programa piloto con el DOE que surgió a raíz de las órdenes ejecutivas de Trump en mayo. Oklo no respondió a una solicitud de comentarios antes de la publicación.

Oklo también tiene fuertes vínculos con Sam Altman, cofundador y codirector de AltC, la SPAC que sacó a bolsa a Oklo el año pasado. Altman también fue presidente del consejo de administración de Oklo desde 2015 hasta abril, cuando dimitió, quizá para facilitar que Oklo y OpenAI llegaran a un acuerdo «mientras Oklo explora alianzas estratégicas para desplegar energía limpia a gran escala, en particular para permitir el despliegue de la IA», escribió Altman en un comunicado. Altman también es un gran accionista, con una participación estimada en 880 millones de dólares, la mayor parte de la cual proviene de la compra de acciones fundadoras de AltC por 0,002 dólares por acción en 2021. Eso supone un rendimiento de la inversión de más de 70.000 veces, quizás incluso el mejor hasta la fecha. También participó en AltC el director de Operaciones de OpenAI, Brad Lightcap, aunque no está claro si sigue desempeñando algún papel en Oklo.

El objetivo a largo plazo de Oklo es generar energía nuclear mediante centrales de fisión rápida, que utilizan neutrones más rápidos para dividir los núcleos atómicos y generar así energía, en lugar de los reactores convencionales que utilizan neutrones más lentos y, a menudo, agua, y que la empresa tiene previsto diseñar, poseer, construir y explotar por sí misma. Oklo también se está centrando en reactores a pequeña escala, que el Departamento de Energía ha promocionado como más eficientes en términos de capital y más flexibles, pero los críticos que quieren que se investigue más dicen que podrían generar más residuos. Una vez que sea comercialmente viable, suponiendo que lo sea, Oklo espera vender la energía directamente a los consumidores a través de acuerdos de compra de energía, en lugar de a las grandes empresas de servicios públicos (el modelo más común). Es probable que Oklo siga registrando pérdidas, ya que su objetivo es poner en marcha una planta antes de que termine la década. Además, según los documentos presentados por Oklo ante las autoridades reguladoras, la empresa no ha firmado «ningún contrato vinculante con ningún cliente para operar una planta o suministrar electricidad o calor». Para financiar todo esto, Oklo está en proceso de recaudar hasta mil millones de dólares en capital adicional.

Existe una gran competencia, incluso dentro del espacio experimental de Oklo, incluyendo TerraPower, respaldada por Bill Gates; X-energy, respaldada por Amazon; y Kairos Power, que firmó un contrato con Google en 2024. Otra empresa emergente, Aalo Atomics, ha iniciado la construcción de una nueva central nuclear en Utah y afirma que su reactor refrigerado por sodio estará listo el año que viene. Oklo, que aún no cuenta con el respaldo de ninguna gran empresa tecnológica (aunque tiene vínculos evidentes con OpenAI), probablemente tendrá que competir por los contratos de sus patrocinadores, ya que las empresas más pequeñas no dispondrán del presupuesto necesario para comprar energía nuclear experimental directamente a una empresa. «Si compramos energía nuclear, proviene de la red eléctrica», afirma Brian Venturo, director de Estrategia de la empresa de computación en la nube CoreWeave. «No tenemos el balance financiero necesario para salir y arruinarlo varias veces».

Incluso el aliado tecnológico más cercano de Oklo, Altman, parece haber cubierto sus apuestas. La mayor conocida es la startup de fusión nuclear Helion, en la que invirtió 375 millones de dólares en 2021, según se ha informado, una gran parte de su capital líquido en ese momento. Se dice que, OpenAI estaba en conversaciones para comprar «enormes» cantidades de energía nuclear a Helion, que terminó su prototipo Polaris en 2024 y espera suministrar la electricidad precomprada a Microsoft a partir de 2028.

Oklo no es la única fusión de SPAC respaldada por multimillonarios que ha alcanzado una capitalización bursátil de mil millones de dólares sin ingresos. La empresa de coches autónomos Aurora Innovation se fusionó con una SPAC respaldada por los multimillonarios Reid Hoffman y Mark Pincus y salió a bolsa en una operación de 13.000 millones de dólares en 2021. La capitalización bursátil de Aurora ronda ahora los 11.000 millones de dólares, a pesar de no haber declarado ingresos en 2024. Cofundada por Brett Adcock, el multimillonario detrás de Figure AI, y financiada por el multimillonario Marc Lore, Archer Aviation, que fabrica aviones eléctricos que despegan y aterrizan verticalmente, salió a bolsa en 2021 a través de una SPAC. Desde entonces, Lore ha vendido su participación en Archer (que ahora vale alrededor de 6.000 millones de dólares).

Aun así, a pesar de su falta de ingresos, cuenta con muchos seguidores. Más de dos tercios de los analistas de Wall Street que cubren la acción la califican como «comprar», mientras que el 90% de los inversores minoristas mantienen una posición larga. El entusiasmo de los inversores en torno a Oklo, así como un mercado más fuerte para las OPI, podrían allanar el camino para que otras empresas emergentes del sector nuclear también salgan a bolsa. Pero hay motivos para ser cautelosos, ya que la competencia se intensifica y es probable que los ingresos tarden aún años en llegar.

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