Elon Musk busca personal para su grupo de trabajo en el área de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) de la administración Trump. Hasta ahí, todo bien -dentro de que el multimillonario dirige este nuevo (y antes inexistente departamento gubernamental) junto a Vivek Ramaswamy. ¿Dos hombres en un cargo directivo que antes no existía para intentar recortar gastos inecesarios? Un día más, nada nuevo bajo el sol.
Sin embargo, el primer requisito fuera de lo común en el anuncio de Musk eran las horas del contrato. «Tendrás que trabajar más de 80 horas por semana en recortes de gastos poco glamourosos», decía jocosamente el fundador de Tesla. El puesto tampoco comprende un periodo fijo ni siquiera indefinido, ya que se prevé que el departamento exista hasta julio del 2026, sin fecha exacta.
Así, esta comisión dirigida por multimillonarios no se propone como una agencia oficial del gobierno, sino más bien como «un consejo asesor que brinde asesoría y orientación desde fuera del Gobierno», tal y como describió el recientemente presidente electo por segunda vez. Trump, que estableció entre los objetivos principales del dicho organismo funciones tan troncales como “desmantelar la burocracia gubernamental, recortar regulaciones excesivas, reducir gastos innecesarios y reestructurar agencias federales«, no ha dado más detalles que los que comunicó al confirmar a Musk para co-presidir el cargo, incluyendo que su objetivo final era llegar a una reducción que arrojase un «presupuesto fiscal de 6,75 billones de dólares» (esto es, un tercio del actual).
Así, en segundo lugar quedan los objetivos (no poco ambiciosos) del puesto. Aunque se desconoce la retribución económica del mismo, la forma de postularse requiere más de un filtro en sí, empezando porque Musk ha barrido para casa (y pasado de LinkedIn); hace unos días, la comisión solicitó públicamente candidatos para unirse a este equipo especificando, junto a las horas de contrato, el requerimiento de personalidades que fuesen «revolucionarios guvernamentales con un coeficiente intelectual altísimo«.
Además, y según indicaba la oferta, método para aplicar no era otro que mandar un mensaje directo a través de X. Aparentemente, nada fuera de lo normal si no fuese porque porque, a tenor de los últimos cambios en los términos y condiciones de la red social, un usuario no puede mandar un DM a otro si no se siguen mutuamente a no ser que el primero posea una suscripción premium de la cuenta. ¿El coste de la misma? Entre 8 y 16 dólares al mes.
Algunos ya apuntan a que, independientemente de si esta es una forma lícita o no de encontrar a los candidatos perfectos, definitivamente es una buena forma de recaudar en suscripciones – al menos para todos aquellos que se den de alta tan solo para mandar su candidatura.
En cuanto a Musk, que tendrá que hacer malabares para supervisar las 80 horas mensuales en DOGE, y equilibrarlas junto a sus otros roles de CEO y fundador en Tesla, SpaceX y xAI, su enfoque sigue ajeno al posible conflicto de intereses que Forbes y otros medios señalan. Aunque las acciones de Tesla han subido más del 25% desde la elección de Musk (y Trump) en sus sendos nuevos cargos, el enfoque del primero en la FTC, IRS, DoJ y SEC (las principales agencias reguladoras) plantea interrogantes sobre la efectividad de dicha comisión a largo plazo.
Por el momento, el pasado miércoles, el departamento creó oficialmente su cuenta en X bajo el identificador @DOGE, donde publicó el siguiente mensaje: “¡Trabajando horas extra para asegurar que tus impuestos se gasten sabiamente!”. Toda una contradicción en una sola frase, y todo parece indicar que no será la última.