A mediados de la década de los 70, Elvis Presley se puso en contacto con Dolly Parton. Quería hacer una versión de I Will Always Love You, el single de Parton que fue un éxito de ventas en 1974. Hacer que el ‘Rey del Rock and Roll’ versionara uno de sus temas parecía una obviedad.
Pero había una trampa: el representante de Presley insistió en que ella firmara la mitad de los derechos de publicación. Parton se negó. Desde que fundó su propia editorial musical en 1966, se había quedado con casi todos los derechos de publicación, lo que significaba que recibía un mayor canon cada vez que se interpretaba o versionaba una de sus canciones. No iba a cambiar eso, ni siquiera por el ‘Rey’. El acuerdo se canceló.
Casi dos décadas después, Whitney Houston versionó la canción y Parton conservó los lucrativos derechos de publicación. Cada vez que la canción suena en la radio, se adquiere en forma de casete o se utiliza en una película, Parton recibe una cuota de publicación.
La canción la ha hecho muy rica: «Cuando salió la versión de Whitney [Houston], gané suficiente dinero para comprar Graceland», dijo a Country Music Television en 2006. (En realidad, no compró Graceland, sino que invirtió parte de los derechos de autor de la canción en una comunidad negra de Nashville comprando un complejo de oficinas allí).
Recientemente, en el programa Watch What Happens Live, presentado por Andy Cohen en Bravo TV, ha explicado que compró el gran complejo de oficinas en Nashville, en el estado de Tennessee, y pensó: «Bueno, pues es un sitio maravilloso en el que estar”.
“Me compré una propiedad por ahí, en lo que era la zona negra de la ciudad. Eran en su mayoría familias negras, gente que vivía por allí. Estaba fuera de la famosa zona de la Avenida 16 y pensé: ‘Voy a comprar este sitio, todo el centro comercial”, explicaba. La Avenida 16, junto a la 17, son los epicentros del llamado Music Row, algo así como un distrito de la música, porque en ellos se localizan estudios y oficinas de centenares de músicos, agentes y personas relacionadas con ese ámbito.
Parton aseguraba que sería el sitio para ella, «poniéndome en la piel de Whitney”. Así quiso rendirle un cierto homenaje a la mujer que le había dado toda esa fortuna, invirtiéndola a su vez y ayudando a reactivar un barrio que hace casi 30 años no estaba especialmente de moda.
“Pensé que era estupendo irme ahí con su gente, que también son mi gente. Me encantó el hecho de gastarme dinero en ese complejo, y ahora pienso que esta es la casa que Whitney construyó”, decía durante la entrevista.
Fortuna estimada de 350 millones
Este tipo de mentalidad empresarial tan astuta ha ayudado a Parton a construir una fortuna estimada de 350 millones de dólares (296 millones de euros). Y aunque su catálogo musical representa un tercio de esa cantidad, su mayor activo es Dollywood, el parque temático de Pigeon Forge (Tennessee) que cofundó hace 35 años. Fue uno de los movimientos de Parton, que ha demostrado tener tanto talento para los negocios como para la composición de canciones.
A sus 75 años, Parton sigue tan solicitada como siempre. En 2019, firmó un acuerdo con la empresa de licencias IMG para ampliar su marca a los productos de consumo. En 2020, lanzó su primer álbum navideño en 30 años y protagonizó la película Christmas on the Square de Netflix. Su telefilme Dolly Parton’s Heartstrings: These Old Bones fue nominada a un premio Emmy en julio de 2020. El mes pasado, lanzó su primer perfume llamado «Scent from Above», que se completa con un frasco deslumbrante. Parton también ha ampliado su atractivo a una generación más joven: ha acumulado 5,2 millones de seguidores en Twitter y 4,3 millones en Instagram, donde se hizo viral el año pasado tras provocar un meme.
Artista desde pequeña
Nacida en 1946 en una cabaña de una sola habitación en la zona rural de Tennessee, Parton creció viendo a su padre trabajar como aparcero, agricultor de tabaco y trabajador de la construcción, y escuchando a su madre cantar mientras cuidaba de sus 12 hijos. Comenzó a actuar de niña, primero en la iglesia y luego en la televisión y la radio locales, antes de trasladarse a Nashville al día siguiente de su graduación en el instituto, en 1964, para seguir una carrera en la industria.
Comenzó como compositora, coescribiendo éxitos country con su tío. Al principio, firmó con Combine Music, pero cuando ese contrato expiró en 1966, la Parton de 20 años tomó una de las decisiones empresariales más importantes de su carrera: fundar su propia editorial junto con su tío.
Desde entonces, Parton –que ha sumado 25 éxitos número 1 en la lista de Hot Country Songs de Billboard– ha sido dueña de sus propios derechos de publicación. Desde su álbum de debut, Hello I’m Dolly, de 1967, hasta el último, A Holly Dolly Christmas, de 2020, Parton ha insistido en mantener la plena propiedad de sus derechos de publicación y, con la excepción de un puñado de temas, todavía los posee todos.
Esta decisión ha demostrado ser acertada. A medida que inversores como Universal Music e Hipgnosis han empezado a hacerse con los derechos de catálogos como los de Bob Dylan (en un acuerdo por valor de 325 millones de dólares) y Paul Simon (250 millones de dólares), el valor de los catálogos de música popular ha alcanzado un máximo histórico. La biblioteca de Parton, que cuenta con más de 3.000 canciones, incluidos éxitos como 9 to 5 y Jolene, le reporta cada año entre 6 y 8 millones de dólares en concepto de derechos de autor. Forbes calcula que su catálogo, del que es propietaria en su totalidad, está valorado en unos 150 millones de dólares (126,7 millones de euros).
Dollywood, un éxito entre los parques de atracciones
Su entrada en el mundo de los parques de atracciones fue otra sabia decisión. En 1986, trató de aprovechar algunos de los millones que había ganado como estrella del country para invertir en su ciudad natal. Se asoció con Herschend Family Entertainment para transformar su parque de atracciones del este de Tennessee, Silver Dollar City, en Dollywood, construyendo lugares con la temática de Dolly, como el restaurante Aunt Granny’s, el teatro Back Porch de 450 plazas y la atracción de rafting Smoky Mountain River Rampage.
Con tantos fans en el estado donde creció Parton y su auténtica conexión con las cercanas Smoky Mountains, el parque fue un éxito natural. En su primera temporada, Dollywood atrajo a 1,3 millones de visitantes, un 75% más que la temporada de Silver Dollar City del año anterior. El parque es ahora la atracción turística más visitada de Tennessee, con unos tres millones de visitantes al año. La participación del 50% de Parton está valorada en unos 165 millones de dólares (139,4 millones de euros), según estimaciones de FORBES.
«Es un trozo de América», dice Evan Weiss, director de operaciones de la consultora LW Hospitality Advisors, que ha trabajado en proyectos en la región.
Desde 1986, el parque temático ha aumentado de tamaño: la empresa ha gastado 110 millones de dólares (92,9 millones de euros) en ampliaciones, y Parton es copropietaria del cercano parque acuático Splash Country (se calcula que la parte de Parton vale 20 millones de dólares), del DreamMore Resort and Spa (15 millones de dólares) y de ocho restaurantes y cines de la zona. La empresa Dollywood está trabajando actualmente en la construcción de otro hotel, el Dollywood’s HeartSong Lodge & Resort, en la región, como el primero de una inversión de 500 millones de dólares en diez años en todas sus propiedades.
De parque de atracciones a atracción turística
Aunque pueda parecer contradictorio, la pandemia podría haber ayudado a Dollywood, dice el consultor de hostelería Weiss, dada la posición del parque en el mercado. Aunque la atracción perdió meses de ingresos al principio, una vez que reabrió en junio de 2020 se convirtió en una atracción turística para los viajeros de la región que querían unas vacaciones al aire libre sin los riesgos de volar. «El mercado de las vacaciones en coche está en auge, y así ha sido desde el año pasado», afirma Weiss.
Pero el mayor logro de Parton en los últimos dos años tiene poco que ver con la música, la actuación o los parques temáticos: en abril de 2020, anunció una donación de un millón de dólares (845.000 euros) a la Universidad de Vanderbilt para ayudar a investigar el coronavirus; siete meses después, un informe de The New England Journal of Medicine reveló que su dinero ayudó a financiar la vacuna de Moderna.
«Vacuna, vacuna, vacuna, vacuna, te lo pido por favor, no lo dudes», cantaba al son de Jolene mientras se vacunaba. «Vacuna, vacuna, vacuna, vacuna, porque una vez que has muerto ya es demasiado tarde».