Asseco Spain es una empresa de referencia en el terreno de la tecnología más puntera, en ámbitos como la ciberseguridad y la encriptación por cadena de bloques (el famoso blockchain, en inglés, que emplean las criptomonedas como Bitcoin). El ciudadano normal puede que haya reparado en su nombre porque Asseco fue la empresa a la que se adjudicó, hace ahora un año, el suministro de 275 tabletas para los senadores votados en las últimas elecciones.
Aunque Asseco Spain opera en España con ese nombre desde 2009, su trayectoria tecnológica vanguardista había arrancado en 1991, como Raxon Informática, y se procedió al cambio de nombre cuando fue adquirida por la empresa tecnológica polaca Asseco. En Forbes hemos querido hablar con su presidente y consejero delegado, José Antonio Pinilla, sobre las revolucionarias transformaciones sociales que se están produciendo como consecuencia de la COVID-19 y la extensión del mundo digital a todos los sectores
La crisis de la COVID-19 ha descabalado los planes de todo el mundo y ha desencadenado una transformación enorme en el campo de las tecnologías de la comunicación. ¿Las transformaciones que estamos viendo eran las previstas, con la salvedad de que se hayan podido acelerar los plazos?
La crisis de la COVID-19 ha cambiado muchos planes de negocio y ha supuesto una actualización tecnológica para todos. Empresas y personas necesitan situaciones drásticas (como esta) para salir de la apatía y es por eso que las compañías que no habían realizado una transformación –o lo estaban comenzando– se han visto obligadas a acelerar el proceso. Y otras simplemente han ido improvisando.
Las ventas de PCs han crecido hasta máximos de más de una década, aunque eso sólo ha supuesto una pequeña parte de lo que significa una transformación digital. Al principio de la pandemia, muchas empresas compraron portátiles para que sus empleados pudieran teletrabajar, pero se olvidaron de la seguridad, sufriendo una elevada cantidad de ciberataques.
Desde Asseco ayudamos a nuestros clientes a resolver esos problemas con campañas de seguridad en el puesto de trabajo, con formaciones y paquetes adaptados a cada empresa, lo que ha sido un éxito rotundo. Nuestro departamento de Infraestructuras, apoyado por Apple, realizó una serie de campañas para Mac demostrando que las incidencias TIC eran significativamente menores que en aquellos usuarios que tenían otros PCs. En clientes con una experiencia TIC elevada, nos centramos en la verdadera transformación digital, con los llamados servicios de “Digitalworkplace”.
Pero la mayoría de las empresas han ido improvisando porque la transformación digital se veía como algo a largo plazo y no había un plan claro y detallado en el momento que llegó la COVID-19. Muchas han conseguido ponerse al día y serán las que en estos próximos años triunfen y se sobrepongan a las circunstancias del mercado.
¿Se han descubierto posibilidades informáticas nuevas insospechadas hasta hace, quizá, seis meses o un año?
Las herramientas ya las teníamos y la pandemia nos ha obligado a emplearlas más y para tareas mucho más diversas. Un ejemplo han sido las reuniones telemáticas. La situación actual ha generado que lo normal ahora sea tener una reunión por videoconferencia en vez de presencial; pero no solamente eso, los webinar [videoconferencias a través de internet], eventos y ferias telemáticas han aumentado durante el 2020 como única vía de estar cerca de los clientes.
Si vamos a soluciones más complejas para tareas diarias, hablaríamos de la firma digital o el “Digitalworkplace”. Los clientes han visto muy interesante el uso de nuestra solución de blockchain [cadena de bloques] de firma digital, que facilita la firma de documentos, incluso consentimientos informados en clínicas y hospitales, de manera plenamente segura. También ha sido muy utilizado por grandes empresas el puesto de trabajo digital: sus empleados están mejor y más conectados e informados de cualquier situación en la empresa. Muchas pymes han empezado, a raíz de esto, a desarrollar su modelo para sacar el mayor rédito, puesto que su aspiración como empresa es un modelo que incluya el teletrabajo.
Todo esto no son descubrimientos, sino optimización de herramientas de las que ya disponemos.
Teletrabajo, compras y educación a distancia, robots, Inteligencia Artificial… ¿cómo cree que va a cambiar la vida cotidiana del hombre en los próximos diez, veinte o treinta años?
Siendo honesto, no puedo dar una respuesta cerrada. Podemos intuir ciertas tendencias, pero la tecnología evoluciona y se transforma a una velocidad tan alta que dentro de diez años el modelo puede ser muy distinto.
Aún así, creo que habrá cambios; uno de ellos, es el teletrabajo. En estos meses nos hemos cuestionado mucho si con el coronavirus va a cambiar radicalmente el modelo del trabajador en la oficina y si nos vamos a ir al otro extremo, el trabajador en casa. Desde mi propia experiencia, creo que es improbable que trabajemos sólo desde casa. Somos seres sociales, necesitamos el contacto con nuestros compañeros, más allá de una buena cámara o buena cobertura. Está en nuestro ADN. El coronavirus nos llevará a un modelo mixto, con los empleados repartidos por días y grupos, trabajando en la oficina y en casa.
En el mundo del comercio minorista o la hostelería, sí que creo que ha habido un cambio con respecto a lo anterior, un crecimiento exponencial de las plataformas de comercio electrónico. Las compras en línea se han disparado y muchos comercios han podido subsistir, gracias a esto. Las compras en línea en supermercados se multiplicaron por cinco y en las tiendas de material deportivo han crecido un 200%. Aunque, evidentemente, eso no quiere decir que se mantengan estos crecimientos en el tiempo.
En el mercado de la logística, está claro que la automatización de procesos va a generar una gran revolución. Cada vez es más común encontrar robots en fábricas. En Asia no es raro encontrarlos en restaurantes o bares, “trabajando” como camareros, recepcionistas o, incluso, descontaminando zonas o avisando de mantener distancias de seguridad. El potencial de la robótica es inmenso y está sólo limitado por nuestra imaginación.
Muy relacionado con el punto anterior, encontraríamos la Inteligencia Artificial. La gente la asocia a los robots, pero son programas que son también capaces de hacer operaciones en base a una serie de acontecimientos, muy relacionado con el Big Data [macrodatos] y el Data Analytics [análisis de datos]. Existen programas que, en base a una serie de acontecimientos, son capaces de analizar y, mediante modelos predictivos, tomar una acción u otra. Aplicaciones capaces de ayudar a médicos o enfermeras en decisiones sobre qué fármaco es mejor para un paciente o cuál es el mejor futuro académico para un adolescente en base a parámetros objetivos y subjetivos. O cuándo se estropeará una máquina y cómo evitarlo.
Esto parece ciencia-ficción, pero desde Asseco ya estamos ofreciendo estas soluciones a empresas, centros hospitalarios e institutos. Si esto es lo que somos capaces de hacer ahora… ¿Qué podremos hacer en diez o veinte años?
¿Y qué va a suceder con la sociedad? Hasta hace muy poco, muchos arquitectos hablaban de lo imparable del crecimiento de las megaciudades de varias decenas de millones de habitantes, a la manera de lo que sucede en China o la India… Pero ahora, en cambio, en España ya se habla del regreso al mundo rural. ¿En qué quedamos…?
Creo que hay que saber mirar los puntos con la perspectiva correcta. China e India son países con una población desmesurada y rural. Son dos de los motores más importantes del crecimiento de la economía mundial. ¿Cómo interpretamos esto entonces? China e India están pasando por la modernización y transformación que sufrió Europa años atrás, cuando el mundo rural emigró a las grandes ciudades porque ahí era donde se encontraba el trabajo.
España se encuentra en un punto donde no hay crecimiento de puestos de trabajo y en el que vivir en la ciudad se convierte en algo caro. Coyunturalmente a lo que ocurre en China e India y debido a la COVID-19, se ha acelerado la digitalización en muchos ámbitos empresariales, creando el perfil del “nómada digital”, referido a aquellos trabajadores que no necesitan estar físicamente en su puesto de trabajo, sino que pueden trabajar desde casa. Si a esto le unimos que en el entorno rural la calidad de vida es mejor y más barata, muchos perfiles laborales se plantean volver a esas zonas.
Sectores fundamentales de la industria española como son el turismo, la hostelería o el ocio están sufriendo de una forma traumática. ¿Se están planteando / os están pidiendo soluciones tecnológicas que ayuden a resolver este drama?
Lo cierto es que sí. El sector de la restauración ha dado un salto impresionante en el ámbito tecnológico. Desde soluciones como la carta digital por código QR a la adhesión a plataformas de servicio a domicilio.
A lo largo del 2020, hemos trabajado con empresas de restauración para optimizar recursos con soluciones de blockchain para la gestión de facturas y albaranes, con la segurización de sus sistemas y de sus redes WIFI. En una coctelería hemos llegado a implantar tokens para sus cócteles; con esto quiero decir que ser diferente y original frente a la competencia ayuda a poder ir un paso más allá y sobreponerse a las circunstancias.
El mundo de la hostelería aprovecha la tecnología enfocada al autoservicio para disminuir el riesgo por contacto de personal. Soluciones de check-in y check-out en hoteles pequeños o la búsqueda de soluciones digitales para clientes de hoteles en los que, a través de una tableta, se pueda desde pedir una cena o controlar la habitación hasta gestionar sus planes en el viaje dentro de parámetros estrictos de seguridad de la información.
Las empresas que han sabido evolucionar durante la pandemia son las que tienen más opciones de ser referentes en sus respectivos mercados.
¿Es cierta la sensación de que España va por muy por detrás en lo que a soluciones informáticas y tecnologías de la información se refiere, en comparación con China, Estados Unidos, Rusia, India, Corea del Sur, Japón o los países líderes de Europa?
Depende de lo que estemos hablando. España dejó de crecer en términos interanuales desde 2019 en inversión tecnológica mientras otros países de la eurozona alcanzaron un récord de financiación de proyectos. Lo cierto es que España invierte poco en I+D+i. Se está hablando de subir hasta el 3% del PIB las inversiones… veremos en qué acaba todo eso. La banca española, por ejemplo, está muy avanzada con respecto a su competencia; en industria, el 40% de las fábricas españolas posee robots para realizar sus procesos de montaje o logística y somos un referente mundial en transporte ferroviario.
España ha crecido como hub deep tech: lugares de trabajo donde se reúnen profesionales para combinar avances científicos con innovación tecnológica. Desde Asseco creemos en este tipo de centros y vamos a crear un hub I+D+i para start-ups donde podrán desarrollar sus planes valiéndose de la tecnología.
Teniendo en cuenta que Asseco es, en origen, una empresa polaca, un país al que tampoco se considera puntero, ¿qué inversión sería necesario hacer en estos momentos para que España se ponga, si no en cabeza, sí en igualdad de condiciones con los países líderes citados anteriormente?
España debe invertir tanto en sectores como en personas. Estamos dejando que nuestros mejores profesionales se vayan a otros países porque somos incapaces de invertir en ellos. En sanidad y educación se debería invertir muchísimo más y, por supuesto, en investigación. El 3% del PIB en investigación es algo necesario si queremos que nuestro país no sea más que una región de vacaciones para el resto del mundo.
España debe retribuir adecuadamente a sus profesionales y buscar la excelencia en todos los ámbitos. Las diferencias salariales con otros países de nuestro entorno van en contra de nuestros intereses.
En los primeros días de enero de 2021 Bitcoin ha alcanzado récords de cotización, llegando a situarse por encima de los 35.000 dólares… ¿Cuándo considera que las criptomonedas sustituirán a las actuales divisas nacionales y cómo se producirá su asentamiento en el uso cotidiano?
El auge reciente del precio de Bitcoin, que ha aumentado su valor de manera espectacular, se ha debido principalmente a varios aspectos coincidentes en el tiempo: su adopción por inversores institucionales, la depreciación del dólar, el temor a la inflación y un creciente interés especulativo.
Una de las particularidades de las criptomonedas es su alta volatilidad, lo que hace poco viable que Bitcoin u otras altcoins se puedan convertir en monedas de uso cotidiano, pero sí que atraigan la inversión institucional y sean un valor refugio.
La mayoría de criptomonedas, tienen una finalidad no especulativa y son utilizadas en distintas DLT [Distributed Ledger Technology: tecnología de libro mayor distribuido] y redes blockchain como parte del mecanismo tecnológico que ha permitido la aparición de numerosas aplicaciones que están revolucionando sectores como el financiero, los seguros, etc. Como ejemplo tenemos Ether, la moneda utilizada por la red blockchain pública Ethereum, donde se asientan la mayoría de las aplicaciones de las denominadas DeFi o finanzas descentralizadas.
Los próximos años veremos la introducción y uso como divisas nacionales de las llamadas CBDC [Central Bank Digital Currency: banco central de moneda digital] emitidas por bancos centrales. China, Europa y otras potencias se encuentran en pleno estudio y/o desarrollo de sus propias monedas digitales, y asistiremos a su implantación y a la introducción de regulaciones y mecanismos de seguridad que aseguren la transición controlada al dinero digital.
Tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea los políticos están tratando de regular de alguna manera la actividad de las empresas tecnológicas líderes GAFA. China, sin embargo, potencia desde el Estado la tecnología. ¿Deberían los estados involucrarse decididamente en esta cuestión?
No me quedaría con ningún modelo; en unos casos por incompletos y en otros porque no es tan cierto que potencien la tecnología, salvo aquella a favor y controlada por el Estado. Encontrar fórmulas que regulen el control y gestión de los datos personales, el tiempo de vigencia de transacciones pagadas o precios y acciones abusivas a colaboradores, es realmente complicado y debería existir una agencia que regule el mercado e impida los monopolios para que haya oportunidades para todas las empresas, grandes o pequeñas, y se premie la originalidad y el valor de la propuesta tecnológica.