Este giro, no ha sido por una cuestión ideológica, sino porque los políticos de ese espacio son los que mejor han entendido electoralmente el reclamo de la mayoría de la población. Sin embargo, sus victorias no fueron holgadas, produciendo una fragmentación social.

Entendamos el fenómeno que denomino “efecto tik-tok”: la tendencia al manejo de las masas a través de las redes sociales, la inmediatez de la construcción de liderazgos y de agendas y la baja alfabetización (compresión de textos) que existe en Latinoamérica, ha producido una degradación del proceso institucional latinoamericano y ha generado la aparición de mesianismos populistas de derecha e izquierda en la confrontación electoral.

Hasta ahora, los candidatos de izquierda van ganando con claridad y en 2023 se profundizará aún más. En este análisis debo separar a México y Brasil en donde, más allá de su retórica, López Obrador y Lula Da Silva ya demostraron ser buenos gestores.

¿Qué podemos esperar? Los Bancos Centrales de Europa y Estados Unidos mantienen altas las tasas de interés en un intento por contener precios, en un escenario con un dólar fuerte, alta inflación y posible recesión. Con pequeños matices o excepciones, las economías latinoamericanas están endeudadas, con déficit fiscal y comercial, y con escaso crecimiento.

Somos conscientes ya de que las clásicas recetas de los gobiernos populistas de izquierda no son la mejor opción para resolver ese combo, sino que, más bien, alimentan la volatilidad (hoy todavía contenida por los precios altos de los commodities, que ya sabemos empezarán a bajar por la fuerza que tiene el dólar).

Esperamos que este escenario no se verifique (o profundice) hasta después del año 2025, o quizás tarde más todavía, con lo cual, los empresarios debemos saber cómo operar en estos contextos si no queremos quedar atrapados en los cambios de reglas a la inversión extranjera, las modificaciones a las cargas impositivas, a la inflación o a la devaluación de las monedas y, sobre todo, a la inestabilidad política.

En términos estratégicos, hay tres opciones que podemos utilizar: uno, vender en corto, activos latinoamericanos (cómo hacerlo y a través de qué instrumento implicaría el desarrollo de otra columna para un análisis más profundo). Dos, comprar estratégicamente con una agresiva negociación, aprovechando las oportunidades de liquidación que pudieren presentarse en los actuales tenedores de activos, buscando descuentos del 30 al 50%, sobre la actual valoración técnica que hubiere y que sería válida si no se esperara el escenario previsto para el futuro. Y tres, aprovechar las altas tasas de los bancos centrales comprando instrumentos financieros de deuda, cubriéndose del tipo de cambio con seguros y contratos de futuro y solo esperar esos flujos, mientras controlamos que los plazos sean cortos y auditables.

Cualquiera de estas opciones o la combinación de las mismas, nos hará rendir nuestro capital entre un 15 y un 20% por año, por los próximos 5 años. Obviamente esta es una estimación que será válida en la medida en que nuestros equipos de gestión tengan la capacidad de ejecutar correctamente estas estrategias.