Como ya casi nadie lee por debajo del titular, el reciente del Financial Times –»Berkshire, de Warren Buffett, se deshace de miles de millones de dólares en acciones estadounidenses»– está llevando a mucha gente a pensar que Buffett, el Oráculo de Omaha cuyo periodo de tenencia favorito es «para siempre», se ha vuelto bajista. Tonterías.
En el último trimestre, Buffett vendió acciones por valor de 13.300 millones de dólares y compró 2.900 millones, lo que supone una venta neta de unos 10.000 millones. Berkshire tiene 3.000 millones menos de un billón de dólares en activos. Así que si vendió 10.000 millones de dólares, eso equivale a vender el 1% de la cartera de Berkshire. Llamar bajista a alguien porque ha vendido «miles de millones» podría aplicarse a los simples mortales, pero no a Buffett. Sería como decir que un tiburón se ha vuelto vegano porque ha escupido una espina de pescado.
¿Dejó claro Buffett que ve que los negocios subyacentes de Berkshire se están ralentizando? Sí. ¿Dio señales de que ve una posible recesión? Sí. ¿Intentó rebajar las expectativas de rentabilidad futura? Sí. ¿Ve algún valor en las Letras del Tesoro que finalmente ganan un 5%? Sí. ¿Pero bajista? No del todo.
Si la gente hubiera asistido a la reunión de Berkshire Hathaway del pasado fin de semana, se habría dado cuenta de que Buffett sigue siendo muy optimista sobre las perspectivas de Estados Unidos y sus valores. Como señaló el empresario multimillonario, las reglas básicas de la inversión siempre han sido las mismas.
Como de costumbre, Buffett lamentó la naturaleza a corto plazo de los patrones de pensamiento de la gente, pero explicó que es lo que le mantiene en el negocio: «Lo que te da oportunidades es que otras personas hagan tonterías«.
Buffett admitió que Estados Unidos dista mucho de ser perfecto y que se enfrenta a problemas extraordinarios. Llamó la atención sobre la naturaleza cada vez más tribalista de la política estadounidense. En el estilo clásico de Buffett, el hombre de 92 años dijo que le gustaría nacer hoy, en Estados Unidos, de nuevo, con no demasiado dinero y «con suerte, convertirlo en mucho dinero».