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Cuatro razones para invertir en acciones de calidad en los mercados

Las empresas con una rentabilidad elevada son consideradas con frecuencia unas excelentes participaciones básicas, ya que tienden a cumplir estas cuatro condiciones.
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Foto: Getty Images

Un hogar que no tiene cimientos sólidos está abocado al desastre. Lo mismo ocurre con las carteras de inversión en bolsa. Máxime en la actualidad, cuando la volatilidad ha aumentado como consecuencia de las incertidumbres causadas por la quiebra de Silicon Valley Bank en Wall Street.

En este sentido, aunque las participaciones principales no sean las más interesantes, el éxito de una cartera suele depender de su calidad. Los inversores deben buscar cuatro características en el activo que elijan para el núcleo de la cartera. Por un lado, rendimiento superior fiable a largo plazo basado en principios de inversión conocidos y probados. Por otro, comportamiento de resiliencia a lo largo del ciclo económico, actitud defensiva en las crisis, y perfil de riesgo asimétrico.

Las empresas con una rentabilidad elevada son consideradas con frecuencia unas excelentes participaciones básicas, ya que tienden a cumplir las cuatro condiciones anteriores. “En WisdomTree, creemos que una estrategia de alta calidad es la piedra angular de una cartera de renta variable”, comenta un informe reciente de Wisdomtree. Esa podría ser la clave para construir carteras resistentes que puedan ayudar a los inversores a acumular riqueza a largo plazo y capear las inevitables tormentas que surjan por el camino.

Rentabilidad más alta y calidad

Entre los profesionales, la selección de acciones basada la Calidad tiene un largo historial. Warren Buffet no es el único que apuesta por las acciones de alta calidad. Su mentor, Benjamin Graham, padre fundador de la inversión en valor, reconoció el valor de las empresas de alta calidad ya en 1934 (Graham and Dodd 1934).

Más recientemente, los académicos también han reconocido el rendimiento superior a largo plazo de las acciones de calidad. En 2014, Fama-French ampliaron su modelo de tres factores (Mercado, Tamaño, Valor) a un modelo de cinco factores que incluye dos factores de calidad. Es absolutamente fundamental.

Calidad constante

Las acciones de calidad se benefician de modelos empresariales sólidos y resultados financieros estables a lo largo del tiempo. “Por lo tanto, su rendimiento financiero es más coherente y previsible de un periodo a otro”, dicen desde WisdomTree.

Cuando se elaboran estrategias de inversión centradas en acciones de calidad, esto se traduce en rentabilidades sólidas y constantes frente a una amplia gama de situaciones hipotéticas del mercado. En comparación con otros factores de renta variable, el factor Calidad suele registrar unos resultados positivos durante más tiempo.

Capear la incertidumbre

Al invertir estratégicamente en renta variable, los inversores deben buscar estrategias que puedan capear acontecimientos inesperados e imprevisibles. Las participaciones principales deben poder resistir las pérdidas consecutivas, ya que no tienen vocación para canjearse en la cartera a cada indicio de problemas.

Por supuesto, la calidad no es el único factor defensivo. De hecho, no es el factor más defensivo, un manto que la volatilidad mínima afirma con facilidad. No obstante, es un factor defensivo, y ha demostrado una y otra vez que puede proteger las carteras de los inversores cuando los mercados de renta variable empeoran.

Si analizamos los últimos sesenta años, vemos que, en doce de los quince peores meses de la renta variable estadounidense, el factor de calidad amortiguó la caída y redujo las pérdidas consecutivas.

En abril de 2022, por ejemplo, la bolsa de Estados Unidos perdió un -9,45% mientras el factor de calidad solo perdió un -7,73%, lo que supone una mejora del 1,72%. O en marzo de 2020, la renta variable estadounidense perdió un -13,26% cuando el factor de Calidad solo perdió un -10,62%, lo que supone una mejora del 2,64%.

Lo mismo ocurre en periodos más largos. Durante la crisis del Covid-19 (entre febrero y marzo de 2020), el índice MSCI mundial perdió un -34%, mientras que la Calidad perdió un -30,2% y amortiguó el golpe en un 3,8 %. En el año 2008, la calidad redujo las pérdidas consecutivas en un 5,9%, y en 2022, en un 4,27%.

“En general, el factor de calidad ofrece un rendimiento superior en la mayoría de las crisis, proporcionando un respiro muy necesario a los inversores cuando más lo necesitan. Sin embargo, al contrario que otros factores defensivos, también pueden participar en las subidas, lo que los convierte en un candidato ideal para las inversiones a largo plazo”, comentan desde WisdomTree.

El factor para todas las condiciones

A largo plazo, la clave del éxito de una inversión consiste en aprovechar más las ventajas que las desventajas. Una estrategia que demuestre tal perfil asimétrico prosperará a largo plazo. La relación de captación de valorización en época de alza es el porcentaje de ganancias de mercado que capta una estrategia cuando los mercados suben, y la relación de captación de valorización en época de baja es, del mismo modo, el porcentaje de pérdidas de mercado que soporta una estrategia cuando los mercados bajan.

Las estrategias que se sitúan por encima de la línea gris tienen una gran ventaja sobre las que se sitúan por debajo de la línea. Su relación de captación de valorización en época de alza es mayor que su relación de captación de valorización en época de baja, lo que significa que capturan más alzas cuando el mercado sube de lo que pierden cuando el mercado baja.

La calidad es la estrategia que se encuentra más por encima de la línea, por lo que se beneficia de tener un perfil muy asimétrico, con una relación de captación de valorización en época de alza del 95% y una relación de captación de valorización en época de baja de solo el 87%. En otras palabras, es un factor que puede tanto crecer como defenderse.

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