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Inflación imparable: los expertos alertan de su efecto sobre el patrimonio

Acostumbradas a capear volatilidades y crisis geopolíticas, las gestoras está sobradamente preparadas para este momento, pero ¿cómo?
Ilustración: Riikka Fransila.

La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha puesto patas arriba el tablero geopolítico internacional y ha sacudido fuertemente a los mercados, que estaban recuperándose de los efectos de la pandemia del coronavirus, provocando un escenario complejo de mayor presión inflacionista que las gestoras de patrimonio deben capear en sus estrategias.

La preocupación por la inflación ya estaba instalada por el lado de la demanda, que se había visto impulsada con el levantamiento de las restricciones por el covid y el apoyo de los gobiernos y bancos centrales, causando subidas de precios no vistas en décadas en Estados Unidos y Europa. “Pero desgraciadamente, nos hemos chocado ahora con una inflación de materias primas por el lado de la oferta, debido al conflicto de Ucrania”, señala Rodrigo Cebrián, director de inversiones de Edmond de Rothschild en España.

Esto ha producido restricciones en algunas materias primas críticas, como el crudo, el gas, los alimentos o los derivados químicos, y es un tipo de inflación que “genera una contracción en el crecimiento” en un momento en el que los bancos centrales se estaban orientando hacia una política monetaria más restrictiva para controlar la inflación, añade.

Por tanto, las gestoras de patrimonio atraviesan un momento “especialmente complejo”, apunta Luis Buceta, director de Inversiones en España de Creand Asset Management.

Ambos expertos consultados coinciden en que el efecto inflación pone en riesgo la evolución de activos más conservadores, como la renta fija. “Uno de los principales objetivos de la gestión de patrimonios es la preservación de capital ajustada por la inflación y, en este sentido, es fundamental centrarse en activos reales para conseguirlo a medio-largo plazo, ya que con los nominales, como el clásico universo de la renta fija, es básicamente imposible con los tipos de interés reales negativos”, afirma Buceta. Ante esta tesitura, es conveniente estructurar las carteras con una combinación de enfoques ante el mercado, asegura Cebrián, el director de inversiones de Edmond de Rothschild en España. 

Por un lado, y dentro de un enfoque de avance de mercado, deberían predominar empresas de calidad, balance sólido, limitada exposición a precios de materias primas o con capacidad de trasladar la subida de precios al consumidor y sectores tecnológicos claves como ciberseguridad, señala. Por otro lado, con un enfoque de defensa principalmente ante la inflación, debería haber activos de energía tradicional, materias primas y oro, que “tienen un papel importante en este entorno, ante el reto de crecer y preservar capital a medio plazo”, explica. 

Acostumbrados a entornos volátiles

Es más, los riesgos de la inflación son obvios para los ahorros y Hugo Aramburu, socio director de Diaphanum, advierte de que hay que estar invertido en un entorno inflacionista una vez pasada la actual volatilidad. “La peor decisión de inversión es no invertir, ya que la descapitalización provocada por la inflación es enorme y no recuperable”, sostiene.

Entre los activos que suelen funcionar bien en épocas largas de inflación, además del oro, figuran la renta variable, la inversión en activos reales o el sector inmobiliario, explica. 

Este sector de la gestión patrimonial está acostumbrado a lidiar con acontecimientos geopolíticos que aportan volatilidad a los mercados, asegura Aramburu, y es en estas situaciones cuando es más necesaria “la psicología con los clientes y saberles aconsejar, ya que las decisiones tomadas por miedo nunca son positivas para la cartera”.

“La situación actual provocada por la invasión de Ucrania es un acontecimiento ante el cual el sector debiera estar ya sobradamente preparado, y en Diaphanum lo estamos”, comenta. Todas las situaciones complejas y los escenarios de volatilidad, como ha sido la crisis del covid o el conflicto en Ucrania, suelen beneficiar al sector de gestión de patrimonios, porque los clientes valoran más el asesoramiento que reciben de los expertos.

“Son momentos de mucha cercanía con el cliente, de mucha empatía y de pedagogía constante que, bien gestionados, te permiten poner en valor el asesoramiento financiero que prestas”, apunta Aramburu. Sin embargo, advierte de que, con este telón de fondo, cobra especial relevancia no tener conflictos de interés en la colocación de productos, porque el asesor necesita tener el mayor rango posible de inversión para implementar la estrategia correcta y “no puede estar encorsetado por dinámicas comerciales en su propio interés”. 

Buceta, de Creand, coincide en que es necesario un buen asesoramiento financiero “que minimice las meteduras de pata que se producen ante los entornos de alta volatilidad como los que estamos viviendo” y sentencia que “la volatilidad no debería considerarse como riesgo, sino como fuente de oportunidades, y para aprovecharlas es necesario un buen análisis de negocio y financiero detrás”.

Pero sumado a los riesgos de la inflación y al dilema de los bancos centrales entre estimular el crecimiento económico y frenar la expansión de los precios, el conflicto entre Rusia y el resto del mundo complica el análisis de los fundamentales, asegura. En la actual situación, la gestión activa de patrimonios tiene una ventaja frente a la competencia creciente que está suponiendo en los últimos años la gestión pasiva y las nuevas tecnologías que la impulsan, aunque en el sector permanecen vigilantes.

Las nuevas reglas de la gestión pasiva

“La gestión activa es necesaria para una correcta asignación de capital en busca de los retornos más interesantes de los mercados financieros”, afirma el director de Inversiones en España de Creand. Respecto a la gestión pasiva, “la amenaza ha dejado de serlo y se ha convertido en una realidad. Esta tendencia está expulsando del mercado a quienes no son capaces de demostrar valor añadido en la gestión”, observa.

Una de las principales tendencias que configurará el mapa de este sector en la próxima década es que los clientes, que cada vez tienen más conocimientos e información, “van a ser más exigentes y selectivos en el ámbito financiero”, explica Borja Durán, fundador y consejero delegado de Wealth Solutions.

Gracias a los cambios regulatorios y el acceso a la información, los clientes podrán comenzar a comparar las propuestas de valor de diferentes servicios —como el asesoramiento, la custodia o la intermediación— que ofrecen estas firmas y, al igual que ha sucedido en el ámbito del transporte de viajeros, la telefonía, la entrega de comida o los viajes, podrían terminar por realizarse de forma separada, indica.

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