La búsqueda de oportunidades bajo el prisma de la sostenibilidad se va a acentuar a medida que avance el calendario y la crisis del coronavirus vaya dejándose, poco a poco, atrás. La mayoría de las gestoras de fondos están diseccionando dónde se encuentran los principales nichos de rentabilidad con un enfoque ESG (inversión socialmente responsable), teniendo en cuenta las medidas que se van a aplicar en los principales países desarrollados, que van a actuar como catalizadores de estas tendencias. 

Las políticas verdes están siendo muy potentes y los compromisos bastante claros. Muestra de ello son el Green Deal en la UE con un objetivo de reducir el carbono un 55% para 2030. En Estados Unidos el compromiso de reducir entre un 50% y 52% para 2030, o Japón que busca neutralidad en carbono para el 2060. «Esto genera grandes oportunidades de inversión en muchos segmentos, como conocemos con los vehículos eléctricos», explica en una conferencia Hamish Chamberlayne, responsable de Renta variable sostenible mundial de Janus Henderson.

En este contexto, la digitalización, electrificación y descarbonización son segmentos en los que se debería desarrollar un importante crecimiento, gracias al empuje de la sostenibilidad. «Estamos empezando una década de un cambio transformacional; la digitalización, electrificación y carbonización están irremediablemente ligadas a ella y gran parte de la actividad industrial está necesitada de subirse al carro de este cambio», expone Chamberlayne. 

La tecnología, al final, es la ciencia de la solución de problemas. El desarrollo de la sostenibilidad en este sentido necesita del compromiso para encontrar las habilidades de las futuras generaciones para encontrar sus necesidades de una manera eficiente. 

Para los expertos de Janus Henderson el factor demográfico está acelerando la disrupción de la sostenibilidad. La tecnología como ciencia está resolviendo los principales problemas. «Desde el crecimiento de la población, la edad media de la población mundial, hasta la pobreza e igualdad, el acceso a las fuentes de recursos o el cambio climático», comenta Richard Clode, Gestor de Fondos de Janus Henderson Investors. 

En esta línea hay varios segmentos que están llamados a solucionar estos desafíos y que generan oportunidades de inversión. Es decir, subtemas que, desde Janus Henderson, consideran que pueden generar los grandes rendimientos del mañana con un enfoque sostenible: techfin, edtech, Internet de las cosas, 5G y cloud asset tracking, tecnología de la salud, transporte sostenible y energías limpias

Se trata de una línea estratégica en la que, mismamente, se centra el fondo Janus Henderson Horizon Sustainable Future Technologies Fund. Un producto cuyo objetivo es lograr la revalorización del capital a largo plazo mediante la inversión en empresas sostenibles relacionadas con la tecnología. 

Algunas de las principales posiciones del fondo en este sentido es Chegg: una plataforma de enseñanza online. Tal y como indica la gestora, tiene un impacto positivo. «Incrementa cerca del 37% de los estudiantes que se quieren graduar y el 40% son usuarios que no están graduados», cuenta Clode. «Las habilidades centradas en la formación incrementan el 82% de posibilidades de encontrar un puesto de trabajo, por lo que genera un claro impacto positivo«, añade.  

Además, en términos corporativos tiene unos muy bajos niveles de deuda y unos altos márgenes operativos que están yendo al alza. Es un valor que tiene una gran capacidad de crecimiento en los mercados, con una cotización potente. 

Un nicho de rentabilidad de largo plazo

El fondo es una SICAV y va dirigido principalmente a inversores particulares e institucionales de los mercados de EMEA (Europa, Oriente Medio y África) y Asia.  En definitiva, un vehículo «verde oscuro», según el artículo 9, con un objetivo de inversión sostenible que ofrece a los clientes una solución única centrada en la tecnología para la creciente demanda del mercado de fondos con enfoque sostenible

El enfoque de la gestora es claro. Utiliza un marco temático positivo para seleccionar inversiones, que estarán alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y obtendrán al menos el 50% de sus ingresos a partir de las temáticas de tecnología sostenible del fondo.  

El objetivo de sostenibilidad del Sustainable Future Technologies Fund asegura una importante diversificación y diferenciación con respecto a la tecnología tradicional, al ofrecer exposición a compañías tecnológicas emergentes alineadas con los ODS de la ONU, lo que aumenta el abanico de soluciones de inversión sostenible disponibles para los clientes.

Clode afirma que los clientes esperan y exigen cada vez más, que los gestores ofrezcan resultados sociales, medioambientales y financieros positivos. «Estamos muy entusiasmados por el potencial de este fondo, que se aparta de la tecnología tradicional en busca de empresas pasadas por alto que cumplen un estricto criterio de sostenibilidad«, dice. 

«La tecnología tiene la capacidad de cumplir con todos los criterios ESG; mientras que la normativa y clasificación global se centraron inicialmente en la sostenibilidad medioambiental, este fondo trata de ir más allá y ampliarla para integrar cuestiones sociales mucho más amplias», concreta. 

Así, pues, el alcance de la tecnología es ilimitado y el sector puede desempeñar un papel único y fundamental en la consecución de los objetivos sociales, para ayudar a democratizar el acceso a los servicios, reducir las desigualdades y mejorar la calidad de vida

Según Ignacio de la Maza, director de EMEA Intermediarios y Latinoamérica, tanto los fondos tecnológicos como los fondos con un enfoque de inversión sostenible han registrado un crecimiento inexorable en los últimos años: «Este fondo combina el conocimiento experto en tecnología de Alison, Richard y Graeme con un producto enfocado más directamente al impacto ESG positivo». 

Las compañías del fondo generan más del 50% de su beneficio en inversiones temáticas de inversiones sostenibles: tecnologías para las energías limpias, transporte sostenible; optimización de la producción de recursos, smart cities, infraestructuras bajas en carbono; democratización de lo digital, tecnologías de salud, y seguridad de los datos.