Los buenos comunicadores se hacen, no nacen
La mala noticia es que no hay ningún atajo para poder convertirse en un perfecto orador ante el público. La buena, es que con el trabajo adecuado cualquiera puede mejorar su capacidad de hablar ante un auditorio lleno de gente. Desde los directivos más importantes hasta los pastores, pasando por todos los ponentes de los TED y famosos, se han ido configurando unos buenos oradores con la práctica y el trabajo, no nacieron sabiendo.
Los buenos comunicadores se hacen, no nacen
Ronald Reagan: En 1964 dio el discurso en defensa del candidato Republicano Barry Goldwater. Goldwater no ganó, pero el público se quedó con el mensaje inspirador de Reagan elegiéndolo Gobernador de California y Presidente de los Estados Unidos. Lo que poca gente sabe es que Reagan estuvo durante ocho años dando conferencias a los más de 250.000 trabajadores de General Electric.
Los buenos comunicadores se hacen, no nacen
Martin Luther King Jr.: Luther King formaba parte del grupo de debate de su escuela. Dio más de 2.500 ponencias y practicó sus dotes de comunicación durante más de 20 años antes de dar el discurso que cambiaría el mundo: Tengo un sueño.
Los buenos comunicadores se hacen, no nacen
Steve Jobs: Cuando Steve Jobs hizo su primera aparición en público en 1970 estaba nervioso e inseguro. Tras años de práctica por la necesidad de presentar sus diferentes proyectos (Pixar, NeXT) ante tantas personas Jobs fue mejorando cada año, cada década. En 2007 cuando presentó el iPhone al mundo Jobs era una persona graciosa, resuelta, confiada y cautivadora encima de un escenario.
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