A este nuevo modelo de empleabilidad se le suma el hecho de que muchas empresas se deciden por contratar a dos colaboradores o trabajadores externos en lugar de un puesto fijo entre sus filas. ¿Cómo hemos llegado a este punto? Es posible que la competencia interna y la crisis económica hayan aflorado el hecho de que la exigencia a la hora de aceptar un empleo haya menguado, por no hablar de los trabajos que no tienen nada que ver con la formación adquirida.

Sin embargo, hay una forma de combatir este nuevo sistema que pone en peligro la seguridad y estabilidad del trabajador: tómate tu carrera como un negocio en el que invertir. Esto quiere decir que, si no obtienes algo que te forme como profesional o te aporte una noción que puedas emplear más tarde, piénsate mejor la oferta, quizás no sea la tuya. Adquirir lo que te complementa en tu currículo. Así versa un dicho popular inglés: “Si tu músculo no está creciendo constantemente, significa que está empequeñeciéndose”.

El “no” en las entrevistas de trabajo se hace un necesario si tenemos en cuenta que actualmente más de dos tercios de la población trabajan en empleos de los cuales no se ha formado. ¿Es el fin del empleo tal y como lo conocíamos? Es posible, la clave está en el ímpetu y la actitud con la que afrontes tu futuro laboral, ya que si no tienes miedo a desplazarte, cambiar tus estereotipos laborales preestablecidos o saber apreciar tu tiempo y experiencia, quizás haya un empleo indicado justamente para ti en otro lugar.