El aburrimiento o la rutina pueden ser los culpables del ritmo de vida de este tipo de trabajador que ve en el cambio la felicidad que necesita, hazlo saber en la entrevista si así lo ves necesario.

Así, deberás de venderte de forma correcta aprovechando tus cualidades profesionales que han dado “saltos” de empresa con facilidad. En primer lugar, puedes aportar el hecho de que has estado en distintos y diversos entornos de trabajo, lo que te convierte en alguien versátil y adaptable. Además, estas dinámicas que has aprendido tan distintas en tus experiencias anteriores te habrán aportado habilidades que pueden funcionar a las mil maravillas en tu nuevo empleo.

Como punto fuerte, ofrecer tu agenda de contactos nutrida y completa será lo que marque la diferencia en tu “networking” empresarial. Ésta será mucho mejor que la de los empleados que pasan muchos más años en un solo sitio.

Por último, el buen “job hopper” sabrá que su iniciativa de cambio se traduce en una mayor capacidad de decisión y proactividad. Es un adjetivo a valorar hoy en día cuando las nuevas tecnologías deciden y trabajan en nuestra agenda diaria. Visto así no tiene nada de malo haber rotado entre corporativos -mientras el recuerdo que dejes en ellos sea bueno, claro-.

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