Las habilidades blandas, al estar a veces ligadas a la personalidad, pueden parecer innatas. Pero no lo son en absoluto. Es decir, no todos los profesionales pueden alcanzar la excelencia de la misma manera, pero casi todos pueden alcanzarla con distintas vías.

Idoia de Paz, de Deloitte, recomienda exprimir para ello las posibilidades de la tecnología. Así, aclara, “los empleados toman el control de su desarrollo, deciden qué aprender basándose en las necesidades de su equipo y sus metas de carrera individuales y, desde Recursos Humanos, se debe favorecer que esto ocurra, ofreciendo las mejores herramientas y elementos de aprendizaje, lo cual supone una evolución del rol del departamento de formación tradicional”.

Ignacio Mazo, de BTS, apuesta más por diseñar “itinerarios que incluyen sesiones presenciales, basadas en simulaciones y otras herramientas de aprendizaje experiencial, y actividades prácticas posteriores para aplicar las herramientas trabajadas en la sesión presencial”. Miden, sigue, “todo el proceso tanto en términos de ejecución, es decir, cuántas actividades se han realizado, como en términos de impacto, es decir, qué indicadores han mejorado”.

Para Julio Moreno, de Korn Ferry, “la adquisición de habilidades se basa fundamentalmente en la exposición a experiencias”. Según él, “a las empresas les cuesta cambiar el chip de la formación en el aula por el de ofrecer experiencias de desarrollo, y a los profesionales –en algunos casos– salir de su zona de confort y asumir el sacrificio que significa esta exposición. El modelo de desarrollo existe, pero su implantación es irregular”.