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Siete pasos para corregir la preocupante tendencia de “vacaciones tranquilas” en lugar de tomarse días libres

A los trabajadores les preocupa que la visibilidad de priorizar su bienestar les haga vulnerables a perder su trabajo o que simplemente no tengan permiso para desconectar.

En el mundo actual, en el que siempre se está conectado, la presión por estarlo puede dificultar la desconexión real. Las «vacaciones tranquilas» y las «vacaciones silenciosas» son dos estrategias emergentes que los empleados utilizan para encontrar el tan necesario respiro del trabajo. Hace poco informé sobre la tendencia de las vacaciones silenciosas en el lugar de trabajo, aunque también existe la tendencia de las vacaciones tranquilas. Hablé con John Schneider, director de Marketing de Betterworks, por correo electrónico y me dijo que hay una diferencia.

Según él, las vacaciones tranquilas consisten en tomarse un descanso manteniendo la ilusión del trabajo. «Los empleados pueden relajarse un poco sin coger oficialmente el tiempo libre remunerado (Paid Time Off, PTO), utilizando tácticas como permanecer fuera de cámara durante las reuniones o gestionar el correo electrónico sólo cuando sea necesario. Este enfoque atrae especialmente a aquellos que se oponen a la cultura del ajetreo, especialmente entre la Generación Z, que prioriza el bienestar sobre la productividad implacable».

Por el contrario, las vacaciones silenciosas, según Schneider, se basan en el concepto de «vacaciones tranquilas» y las lleva un paso más allá. «Es una desconexión total de todas las comunicaciones relacionadas con el trabajo, incluidos los correos electrónicos, las aplicaciones de mensajería e incluso las redes sociales. El objetivo es la relajación y el rejuvenecimiento totales, lo que permite a los empleados volver totalmente renovados».

¿Por qué lo hacen los trabajadores? Según el Pew Research Center, en 2023 el 46% de los trabajadores de EE UU declaran haber tomado solo parte de su PTO. De hecho, el 78% de los trabajadores no toma todo su PTO, y los millennials son los más propensos a participar en esta cultura de solución temporal. A los trabajadores les preocupa que la visibilidad de priorizar su bienestar les haga vulnerables a perder su trabajo o que simplemente no tengan permiso para desconectar.

Riesgos de la tendencia de «vacaciones tranquilas»

Schneider señala que las vacaciones tranquilas son una tendencia preocupante que pone de manifiesto una importante desconexión entre los empleados y sus organizaciones. Aunque es preocupante que los empleados no sean transparentes sobre su tiempo libre, afirma que es una clara señal de que las empresas necesitan evolucionar para satisfacer las expectativas cambiantes de los trabajadores. Aunque las vacaciones tranquilas pueden ofrecer una solución temporal, señala que conllevan riesgos importantes:

  • Que te pillen. Fingir que se trabaja durante las vacaciones puede ser contraproducente si surgen problemas urgentes o si se infringen las políticas de la empresa.
  • Riesgo de agotamiento. Sin una verdadera desconexión, los empleados pueden volver más quemados que antes. En estas circunstancias, no obtienen los beneficios de la reducción del estrés y la mejora de la función cognitiva basados en la desconexión total del trabajo durante las vacaciones.
  • Dilemas éticos. Trabajar durante las vacaciones puede plantear dudas sobre la honradez y el cumplimiento de las políticas de la empresa.

Cómo pueden remediar los empresarios los riesgos de las «vacaciones tranquilas»

Schneider observa que andar a escondidas no es un comportamiento aceptable, pero sostiene que esta tendencia apunta a algo fundamentalmente roto en el contrato entre empleador y empleado. «Los beneficios son una parte fundamental de lo que hace atractivo a un empleador», señala. «Son una opción estratégica que puede diferenciar la marca de empleo de una empresa. Al igual que cualquier otra marca, el verdadero valor de la marca de un empleador es la suma de todas las experiencias que un empleado tiene dentro de la empresa. Si un empleado teme repercusiones por tomarse unas merecidas vacaciones, se trata de un problema cultural importante«.

Schneider señala que el primer paso para resolver el problema es trazar el recorrido de la experiencia del empleado desde la contratación, pasando por la incorporación y hasta el final de su permanencia en la empresa. Sugiere que los empleadores se hagan preguntas como: «¿Esta experiencia es favorable a los ojos del empleado?» o «¿Cumple sus expectativas?» o «¿Hay indicios de que la cultura presiona a los empleados a estar ‘siempre conectados’ o a sentirse mal por tomarse vacaciones?«. Advierte que si las respuestas son afirmativas, las empresas deben abordar el problema con urgencia.

Schneider me dijo que hacer estas preguntas no significa dar a los empleados todo lo que quieren. Explica que una empresa debe tomar decisiones estratégicas para mantener los objetivos de crecimiento y los márgenes, pero escuchar a los empleados es esencial. Además, afirma que los trabajadores no se sienten comprometidos con una empresa si no se sienten alineados estratégicamente o si están agotados por estar «siempre activos», y añade que resolver estos problemas puede no costar dinero a la empresa.

Sugiere que la dirección, y en particular los profesionales de RR HH, deben promover una cultura de confianza y apertura para rectificar la tendencia de las vacaciones silenciosas. Define siete pasos que los empresarios pueden dar para crear un entorno en el que los empleados se sientan cómodos y apoyados a la hora de tomarse su tiempo libre, reduciendo así la necesidad de vacaciones tranquilas y mejorando la satisfacción y productividad general en el lugar de trabajo:

  1. Establecer políticas y expectativas claras. Schneider subraya la importancia de definir y comunicar claramente las políticas de la empresa en materia de PTO. «Recuerda periódicamente a los empleados la importancia de tomarse descansos para su bienestar y productividad. Asegúrate de que los empleados entienden cómo solicitar tiempo libre y asegúrales que sus carreras no se verán afectadas negativamente por hacerlo.
  2. Predicar con el ejemplo. Sugiere que los directivos también desconecten, al igual que sus empleados. «Deben dar ejemplo del comportamiento que quieren ver. Cuando los ejecutivos y directivos se toman su PTO y lo comunican abiertamente, dan un ejemplo positivo al resto de la organización».
  3. Implantar tiempo libre obligatorio. Schneider recomienda considerar políticas que requieran que los empleados tomen un cierto número de días de PTO cada año. «Esto puede ayudar a normalizar la toma de tiempo libre y garantizar que todos descansen lo que necesitan», dice.
  4. Ofrece opciones de PTO flexibles y creativas. Más allá del PTO tradicional, Schneider aconseja pensar en implantar políticas de PTO flexibles, como paros en toda la empresa durante las vacaciones importantes u ofrecer días de salud mental que los empleados puedan utilizar según sus necesidades.
  5. Reconocer y recompensar el trabajo duro. Schneider aboga por reconocer y recompensar a los empleados por su trabajo y sus contribuciones. «Esto puede crear un entorno laboral más positivo en el que los empleados se sientan valorados y menos obligados a trabajar en exceso o a ocultar su necesidad de descansos», insiste.
  6. Ofrecer programas de bienestar. Cree que invertir en programas de bienestar para los empleados favorece un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal. Ofrece ejemplos como talleres sobre gestión del estrés, acceso a recursos de salud mental y programas de fitness.
  7. Revisa y adapta periódicamente las políticas. Anima a evaluar y actualizar continuamente las políticas de PTO en función de la opinión de los empleados y de las tendencias cambiantes de la mano de obra. Y subraya la importancia de la voluntad de adaptarse e innovar para satisfacer las necesidades cambiantes de los empleados.

Schneider afirma que saltarse el trabajo y no cumplir los plazos puede afectar a la reputación de un empleado ante sus compañeros y comprometer la capacidad de la empresa para cumplir sus objetivos. En su opinión, es esencial que la dirección fomente una cultura de confianza y autonomía, en la que los trabajadores se sientan cómodos tomándose sus merecidos descansos sin recurrir a escaparse discretamente. «La productividad y los resultados son cruciales, pero también lo es el bienestar de nuestros equipos», concluye. «Para evitar que esto vaya a más, las empresas deben escuchar a sus empleados y adaptarse a sus necesidades cambiantes».

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