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El gigante que nos hace la vida más fácil

Unos tres mil cuatrocientos millones de veces al día alguien utiliza productos Unilever en algún lugar del mundo. Desde su lanzamiento en España a finales de los cuarenta, la compañía ha evolucionado junto con la sociedad para satisfacer sus necesidades, con la única intención de que sus marcas mejoren la calidad de vida de las personas, haciéndonos sentir bien, tener mejor aspecto y sacarle más partido a la vida.

Los inicios de Unilever en España no fueron fáciles. Debido a las limitaciones impuestas por el régimen franquista, la firma se vio obligada a constituir una empresa comercial y a encargar la producción a una compañía española. Aunque en un principio se pensó en Hermanos Busquets, los representantes de Unilever descubrieron en su visita que la fábrica llevaba años cerrada. La casualidad quiso que el vigilante de las instalaciones les condujese hasta Establecimientos Félix Gasull, que se encargaría finalmente de la producción. Y así, en 1948, nace ‘Comercio de productos S.A’., Comprosa, con sede en Barcelona y un capital inicial de doscientas mil pesetas. Antes de acabar el año, se cierra el primer acuerdo para elaborar brillantinas, colonias y cremas limpiadoras y de afeitar según la fórmula de J.E. Atkinson Ltd. Unilever Internacional se convierte en la primera multinacional en España en el sector de detergentes y perfumería.

Durante los años 50, la empresa afianza los cimientos de su actividad. En un país donde Galerías Preciados y el recién inaugurado Corte Inglés son lo más novedoso en comercio, la promoción del jabón de tocador Lux es una revolución al emplear técnicas de venta como vales descuento, muestras de producto y campañas de publicidad. Un estilo comercial que se aplicaría después en el lanzamiento del primer detergente sintético Omo: las furgonetas decoradas usadas en la distribución se convierten en anuncios publicitarios móviles y los vendedores, acompañados de una señorita que realiza demostraciones de lavado, difunden el slogan ‘Omo lava más blanco’. Tras un éxito rotundo, en 1959 aparece el limpiador en polvo Vim.

Nuevos aires

Y llegan los años 60, y con ellos la minifalda y la generación yeyé. España da sus primeros pasos hacia la sociedad de consumo y Unilever adquiere el 60% de Agra S.A., conocida por su margarina Tulipán. Así, la compañía diversifica su actividad y sienta las bases de futuros éxitos como la mahonesa Calvé y la primera margarina 100% vegetal Flora.

Al mismo tiempo, bajo el nombre de Lever S.A., afianza su posición en los sectores de limpieza y cosmética con el dentífrico Pepsodent, el desodorante Rexona, el detergente Skip y los productos Sunsilk que se hacen un hueco en el día a día de las nuevas mujeres emancipadas con sus medias melenas. Pero lo que marcó un antes y un después en la vida doméstica fue Cif, un multiusos que facilitaba la limpieza del hogar para dejar más tiempo libre y que hoy sigue siendo uno de los más vendidos.

En 1973, cuando Televisión Española comienza a emitir en color, Unilever compra Frigo. La marca vive a finales de los 90 su mayor expansión. Frigopie, Drácula o Calippo se convierten en historia del helado y Magnum revoluciona el sector con rompedoras variedades como ‘Magnum Siete Pecados Capitales’.

Y llega el fin de los 70 y con él, la mahonesa Ligeresa, primer producto light que abre la puerta a una amplia gama de margarinas, mermeladas, yogur… que defiende un estilo de vida rico en sabor, pero sin dejar de cuidarse.

Época de crecimiento

Tras constituir Unilever España S.A. en los años 80, la compañía diversifica su cartera de marcas con la compra de Revilla o Cheseborough Pond’s. Poco a poco, se actualizan las fórmulas de las cremas y se lanzan nuevos productos, innovando en el sector anti-edad. Por aquel entonces se adquieren también Elizabeth Arden, Frudesa o Calvin Klein, entre otras. Pero la operación más importante fue la compra a finales de los 90 de Bestfoods. Con ella, la compañía aumenta su peso en el mercado nacional con marcas globales como Knorr o Hellmann’s y otras tan conocidas como Nocilla, Starlux o Maizena.

Son años en los que España mira al futuro sin complejos y los hombres empiezan a cuidarse. Así nace Axe, el primer desodorante-colonia para todo el cuerpo que ha llegado hasta hoy como un icono del cuidado personal masculino. Unos años más tarde, con los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla de 1992 de fondo, Unilever lanza Dove y más tarde, su campaña ‘Por una belleza real’ con la que consigue crear una visión de la belleza más democrática.

Comienza el siglo XXI, los niños meriendan Nocilla y Knorr elabora cremas y purés en brick que se adaptan a nuestros nuevos ritmos de vida. El grupo se transforma con la venta de algunas de sus marcas y se crean centros de excelencia como el Instituto de Salud Unilever o el Centro de Seguridad y Medio Ambiente en Colworth. En 2007, se implanta el programa One Unilever, que aglutina los diferentes negocios en una organización más sencilla: alimentación, helados y congelados, cuidado personal y del hogar y Food Solutions. Durante estos años se producen ampliaciones de gama y muchos lanzamientos. Uno de los más innovadores es el de Flora pro.activ, primer alimento aprobado por la Unión Europea por su beneficio científicamente certificado en la salud y el descenso del colesterol malo.

Es momento también de preocuparse por el medio ambiente. Y es en 2010 cuando se instaura en la compañía una estrategia central sobre sostenibilidad: el Plan de Unilever para una Vida Sostenible, con firmes compromisos a alcanzar en el año 2020 para cumplir con la visión de la compañía: crecer al mismo tiempo que se reduce la huella medioambiental y se incrementa el impacto positivo en la sociedad. Tras grandes aprendizajes, este plan derivó en el propósito actual de la compañía: promover un modo de vida sostenible en el día a día que se lleva a cabo a través de cuatro grandes prioridades en sostenibilidad de Unilever: clima, naturaleza, plásticos y medios de vida.

Para Unilever las marcas con propósito crecen, las personas con propósito prosperan y las compañías con propósito perduran.

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