“Queremos jugar un papel decisivo en el crecimiento del empleo y de la economía en Europa”, nos dice Juan Manuel Morales nada más arrancar su segundo mandato al frente de EuroCommerce. Y es que esta patronal, que agrupa 5 millones de empresas, genera 26 millones de puestos de trabajo y aporta un 10% del PIB europeo. El hecho de ser el primer español en presidir esta asociación en sus 30 años de vida “supuso un impulso del comercio español en Europa y de la imagen del Grupo IFA”. Una constelación de 34 cadenas regionales, como Alimerka, DinoSol o Ahorramas, agrupadas en torno a una central de compras, y de la que Morales es su director general.
¿Qué retos trae este segundo mandato?
Nuestro objetivo para los próximos tres años es afianzar la unidad del comercio europeo para establecer mejores y más eficaces vías de diálogo con las instituciones comunitarias ante los retos legislativos que tenemos por delante. Estamos sometidos a una enorme presión regulatoria y normativa, a pesar de ser un sector extremadamente competitivo y con una de las rentabilidades más bajas de los sectores económicos, especialmente, en alimentación. Habitualmente, la regulación comete errores por desconocimiento de la operativa de nuestros negocios, perjudicando a aquellos a los que se quiere ayudar. La reciente regulación de plazos de pago y morosidad es un ejemplo de lo que solemos llamar “tiro en el pie” a los más pequeños. Estamos a disposición de las autoridades para trabajar en equipo y mostrarles la realidad de nuestros negocios y el impacto de sus medidas regulatorias.
Las elecciones europeas se celebran en junio. ¿Qué piden a las autoridades comunitarias para mejorar la competitividad del comercio?
Que escuchen nuestras preocupaciones. Nuestras peticiones se centrarán en el fortalecimiento del mercado único; la simplificación y armonización de las regulaciones comerciales para reducir la burocracia y los obstáculos administrativos que dificultan realizar negocios transfronterizos; la reducción de barreras comerciales para conseguir una mayor apertura de los mercados europeos o la inversión en infraestructuras y logística eficientes, que faciliten el transporte rápido y seguro de mercancías en toda Europa. En resumen, fortalecer nuestra competitividad en Europa y fomentar la eficiencia para poder competir en un mercado global donde nuestro sector es campeón mundial.
¿Cuál es la salud del sector de la distribución?
Tenemos un sector del comercio en España extraordinario. La peculiaridad casi mundial de contar con un sector de cadenas regionales de proximidad que suponen el 40% de la superficie comercial de nuestro país vertebra un sector imbatible con enormes opciones y modelos que benefician al consumidor y lo sitúan como uno de los más pujantes en Europa. Representa el 13% de la economía nacional, es el primer empleador privado y es un pilar social al vertebrar la vida en muchas poblaciones. Sin embargo, al igual que en Europa, también enfrenta desafíos. La distribución está acosada y asfixiada por la regulación. Solo en 2023 se aprobaron o modificaron 1.140 regulaciones que afectan al comercio, casi la mitad de ellas medioambientales. Superada la etapa de sobrerregulación durante la pandemia, hemos seguido incrementando la voracidad regulatoria hasta una media de más de 3 normas al día. No podremos aguantar muchos más costes regulatorios.
Hay voces que piden un impuesto a la distribución. ¿Cómo lo valora?
La distribución es parte de la solución, no del problema. Por tanto, no tiene sentido alguno aumentar la presión impositiva al sector de baja rentabilidad y que ha demostrado ser muy competitivo en beneficio de nuestros consumidores, principalmente. Nos hemos enfrentado a un problema de costes y no de márgenes. Unos márgenes que llevan reduciéndose desde 2022 y que, lejos de mejorar, el problema se está agudizando, siendo inferiores a cierre de 2023 a los obtenidos en 2019, justo antes de la pandemia. En este sentido, los costes actuales pueden suponer la antesala de cierres de comercios si no se aplican medidas concretas. Y esto sería un serio problema porque nuestro sector es uno de los mayores empleadores de Europa y España.
“Crecer es importante, pero nunca renunciaremos a los principios que nos han traído hasta aquí”
¿Cómo están afectando problemas como la inflación, la situación en el campo, etc. al sector?
Estamos viviendo una inflación alimentaria histórica y nunca los costes agrarios se habían encarecido tanto en tan poco tiempo. Queremos que el campo, y el sector primario en general, se gane la vida. Son básicos para nuestros negocios, especialmente, para nuestro modelo de distribución regional donde los productos frescos suponen casi la mitad de nuestra facturación. Es importante aclarar que la incidencia de los supermercados sobre la producción agraria no supera el 7% del total, por lo que es profundamente injusto y malintencionado cuando se acusa a la distribución de ser el problema del campo. Su situación se agrava con las políticas agrarias europeas que les restan competitividad frente a otras empresas de fuera de la UE. Es esencial que el sector agroalimentario sea sostenible económicamente y para ello debe de existir un diálogo constante entre campo, industria, distribución y consumidores.
Grupo IFA se encuentra en el Top 15 de Ranking Europeo de Retailers y supera los 36.000 millones de euros de facturación en el Sur de Europa. ¿Cuál es su receta para seguir creciendo a pesar de la situación económica adversa?
Defendemos un modelo de distribución regional basado en tres pilares: la proximidad física y emocional, el fomento de capacidad de elección del consumidor a través de nuestro extenso surtido y la calidad de nuestros productos frescos. Actualmente, no existe un mercado en Europa con la relevancia de los operadores regionales que hay en España. La clave del éxito es, sin duda, el firme compromiso de trabajar de manera conjunta y apoyarse en Grupo IFA para que este vele por su competitividad. Nuestra ambición pasa por alcanzar los 50.000 millones de euros de ventas en los próximos años para situarnos entre los 10 grupos de distribución más importantes de Europa.
Con más de 6.000 establecimientos en España, ¿el modelo de distribución regional es éxito garantizado?
La distribución regional es una especie en extinción en el territorio europeo, pero reconocible en España, donde es ganador. Debería ser una especie protegida en Europa por su aportación a la competitividad en nuestro mercado frente a operadores nacionales e internacionales. Grupo IFA es líder en España considerando todas las marcas de fabricante, es decir, si exceptuamos el peso de la marca de distribución, prueba inequívoca de nuestro compromiso con los fabricantes de marca y la innovación constante. Nuestros resultados evidencian que hemos logrado construir un modelo de éxito y ganador. Además, este modelo de cercanía hace que seamos los aliados perfectos de proveedores locales y de consumidores.
Son 34 cadenas con su propia marca, pero con una filosofía común.
La filosofía que compartimos es buscar la excelencia para ganarnos la confianza de nuestros clientes, apostar por la innovación potenciando en todo momento la libre elección de nuestros consumidores y buscar el equilibrio entre la autonomía de nuestros socios y nuestro proyecto común, que hace compatible la convivencia de proveedores locales, nacionales e internacionales. Juntos somos mejores. No existe conflicto alguno por las marcas que conviven de forma pacífica y coherente como en el caso de nuestra marca propia IFA presente en muchos de nuestros asociados o la propia señalización de las tiendas como miembros de Grupo IFA. Como suelo decir, IFA es un sello de calidad como podemos ver en cadenas hoteleras que suma y aquellos que así lo consideran hacen uso de esa oportunidad, sin sentirse obligados a ello. No es un fin en sí mismo.
¿Por dónde pasa el futuro del sector?
Tenemos por delante un futuro desafiante e ilusionante a la vez por la necesidad de abordar nuestra triple transformación del sector enfocada en el talento, la sostenibilidad y digitalización en la que las empresas invertirán 600.000 millones de euros hasta 2030. El compromiso de contratar más de un millón y medio de trabajadores o de mejorar la capacitación de nuestras plantillas, 13 millones de ciudadanos, son sólo algunos de los desafíos que las empresas del sector, grandes y pequeñas, van a abordar. Eso supondrá invertir por encima del 5% de los ingresos del sector cuando nuestros beneficios están muy por debajo de esa cifra. Por ello, no podemos abordar más costes regulatorios para poder enfocarnos en dicho compromiso y cumplir con nuestra necesaria transformación.