Las votaciones se rigen en gran parte por la simpatía que generan sus intérpretes, las relaciones políticas entre los países como resaltaba el gran José María Íñigo (D.E.P.) o, fundamentalmente, en la puesta en escena ofrecida por cada país. Es aquí, en la escenografía, donde el festival no escatima en recursos. Su plató se transporta en más de 200 camiones y presume de contener la mayor red de control de audio y vídeo del mundo, pudiendo manejar más de 89.000 canales simultáneamente por 31 operadores.
Aparte de esta orgía audiovisual, el festival tampoco se ha mantenido al margen de otras revoluciones tecnológicas. Las redes sociales están jugando un papel definitivo en los preliminares y durante todo el evento. Tanto es así, que el año pasado la presión realizada por las mismas terminó con la alianza encargada de la gestión del festival, la “European Broadcasting Union” (UER), investigando el proceso de selección del candidato español en lo que calificaron como un “euro drama”. Ese mismo año, se lanzó la aplicación a través de la cual los usuarios pueden seguir el festival y realizar las votaciones a sus artistas favoritos, incrementando sustancialmente la participación del voto del público que tradicionalmente había sido a través del teléfono o SMS.
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Sin embargo, la relación del festival con las tecnologías de la información no ha hecho más que empezar. En un futuro cercano, y cómo si de un capítulo de Black Mirror se tratase, el llamado internet of things (IoT) podrá revolucionar aún más si cabe el festival del futuro:
- La Realidad Virtual permite usar dispositivos de visión especiales para transportar al usuario a mundos recreados. Quién sabe si un día la retransmisión del festival de eurovisión se pueda hacer a través de esta tecnología y transportar a los millones de espectadores virtualmente al recinto del evento teniendo una visión real y totalmente inmersiva de 360 grados. Con la depuración de esta tecnología se están empezando a ver las aplicaciones más comerciales, como los primeros cines de realidad virtual de mundo recientemente abiertos en Corea.
- Las aplicaciones de segunda pantalla y realidad aumentada son aquellas que usan un dispositivo adicional para interactuar con los contenidos reales que están apareciendo en televisión. Existen ya iniciativas que el festival de Eurovisión podría reutilizar. Por ejemplo, Televisión Española ha firmado un acuerdo con la empresa finlandesa Camment para crear una aplicación de karaoke donde los televidentes, usando su smartphone, compiten contra otros cantando al mismo tiempo que los participantes de un conocido show televisivo.
- En un plano más futurista, podremos encontrar aspectos como la Detección y reconocimiento de emociones (Emotion Detection and Recognition (EDR)). Cada vez existe un mayor número de sistemas capaces de detectar y cualificar emociones humanas automáticamente. Mediante la combinación de bio-sensores, reconocimiento facial, interpretación del lenguaje natural y modelado 3D, empresas y universidades han conseguido detectar emociones con alta precisión. Un televisor equipado con estos sistemas podría cualificar la respuesta de cada televidente a cada actuación, siendo así complementario a un sistema de votos, y dotando de más valor a aquellos temas que potenciarán más emociones positivas en la masa. El mercado de EDR espera un crecimiento de hasta 1.5 billones en 2020
- La inteligencia artificial, entendida como la capacidad de las máquinas de aprender y ejecutar tareas automáticamente, se está utilizando también en el mundo de la música y el arte. Existen experimentos de ordenadores que, integrados en una orquesta, pueden tocar instrumentos sin la necesidad de una programación previa ni interacción alguna con un humano. Quizás de esta manera el festival elimine la curiosa prohibición de que no se pueda participar con música en directo (sólo la voz lo es).
- Finalmente Blockchain, es la palabra de moda y la gran promesa de la nueva revolución tecnológica. Es la tecnología que sustenta al bitcoin, y permite el intercambio de elementos de valor llamados tokens entre máquinas (ordenadores, smartphones, etc) sin la necesidad de que exista un elemento central de control que supervise las operaciones. Todos los elementos de una red Blockchain actúan como supervisores y deciden si la transferencia de tokens de un elemento a otro de la red es lícita. El sistema de votación actual de eurovisión requiere un elemento central de control (la UER) y avanzados mecanismos antifraude, todo ello podría abaratarse si cada usuario enviara su voto al artista deseado a través de una red Blockchain.
La música y la tecnología siempre han ido de la mano, y seguro que poco a poco iremos viendo como algunas de estas tecnologías se van introduciendo en el festival de la canción. Lo que no sabemos es si alguno de estos cambios ayudará a España a volver al “Europodio”.
David Purón es CTO en Barbara IoT, empresa especializada en desarrollo de Software y Firmware seguro para dispositivos conectados (‘Internet of Things’)