De lo global a lo particular navegamos con Francisco González, que opina que “estamos asistiendo a una modificación de los ejes de poder que cambian el mundo que conocíamos”. El ejemplo está en China, que “romperá la bipolaridad, creando un multilateralismo que cambiará el mundo y hará que el eje de poder se incline hacia el este”, en parte favorecida por la transformación digital.

A ese caballo de batalla se refiere Gloria Lomana, poniendo sobre la mesa la duda de si esta nueva revolución será dolorosa en términos de empleo. Algo a lo que Francisco González se ha referido, mencionando que “toda revolución económica siempre genera tensión en sus comienzos pero finalmente crea más riqueza, además de distribuirla mejor”.

“Evidentemente destruye empleo pero se crearán otros nuevos. Ahora estamos en un momento de transición pero me considero un tecnoptimista”, indica González. “La sociedad va a ganar, y mucho pero quedan dos cuestiones a tratar: la destrucción de empleo y la distribución de la renta”, temas que habrá que abordar también desde el lado de la política y la regulación. “El desempleo se ataca desde la educación pero la distribución de la renta debe tratarse desde la instituciones”, insiste el presidente del BBVA.

Entonces, ¿cómo prepararse para carreras que aún no existen? “El debate no es proteger los trabajos que van a desaparecer. La clave está en proteger al trabajador a nivel social y volverle a formar en nuevos trabajos”, refuerza Francisco González.

En el limbo de los nuevos trabajos y esas transiciones, se hizo inevitable hablar de la banca online y de la presencial. Allí se explayó Francisco González, recordando que “lo complicado es ejecutar las ideas, no tenerlas. Yo no soy un visionario pero sí supimos ver cuál era la realidad y qué se podía cambiar”. La prueba de ello son los datos que hoy maneja BBVA. “Un 40% de nuestros clientes ya son digitales y en cinco años queremos que todos puedan serlo”. Eso no significará que desaparezca el trato personal o las oficinas, sino que “tendremos a todo el mundo dentro de la nube”.

Es posible que ese cambio sea dramático, pero lo será para todo el sector, informa González. “En el mundo hay 20.000 bancos y no todos, por recursos o anticipación, estarán preparados para adaptarse al mundo digital”. Eso quiere decir que desaparecerán empleos y que se producirá un trasvase de clientes al resto de entidades, concentradas en unas pocas, que habrán sabido manejar ese cambio porque lo anticiparon.

“Crear este nuevo entorno necesita muchos recursos, tanto en tiempo, como en dinero y como en talento. Eso quiere decir que no todos los bancos podrán hacerlo y llevará a una cierta inestabilidad”, hace hincapié González. “Se exigirán nuevas regulaciones de una manera escalable para que no se cometan abusos a través de estas grandes plataformas. El banco, como lo conocemos hasta ahora, desaparecerá en dos décadas y será labor del legislador corregir posibles excesos de poder”, concluye Ignacio González.

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