El cambio cultural generado por las distintas fórmulas de trabajo y por el nuevo enfoque de gestión del talento, que reconoce al empleado como individuo, ha hecho necesaria una rápida evolución de la tradicional dicotomía empresa/trabajador sustentado en un encorsetado café para todos.
Los profesionales del área de gestión de Personas somos conscientes de ello en nuestro día a día y nos hemos volcado en lograr una buena experiencia de empleado en nuestras empresas, lo más a medida posible y respaldada siempre por la escucha continua de las necesidades e inquietudes de nuestros equipos.
Esta rápida evolución ha hecho imprescindible la creación de canales de relación cada día más personalizados, que están contribuyendo a desarrollar y compaginar tanto las expectativas profesionales y personales de los empleados, como objetivos empresariales de las compañías y las necesidades de sus clientes.
Y a ello, contribuye de manera exponencial, no me cabe la menor duda, la complicidad con un mismo propósito, en el caso de ILUNION, construir un mundo mejor con tod@s incluid@s. Es nuestra seña de identidad, que ha ido impregnando nuestra forma de ser y de trabajar.
Y sobre la personalización y el propósito, las áreas de Personas deben desarrollar un modelo de gestión centrado en la experiencia de empleado que de voz a los propios trabajadores para que indiquen que momentos son claves en la relación con su empresa y cómo impactan en su compromiso y motivación, ayudándonos a entender las palancas con mayor impacto.
Una buena experiencia de empleado, que no solo tenga en cuenta el bienestar en el puesto de trabajo, sino que vaya más allá del perímetro de la empresa y se centre en la persona, sus necesidades y sus situaciones individuales.
Estoy convencida de que buscar el equilibrio laboral, emocional y familiar de nuestras personas son dos ingredientes de este nuevo modelo de relación. Y como ya mencionaba, la escucha de nuestros empleados se convierte en un factor clave para poner en marcha planes de acción en el área.
A través de esa escucha conoceremos lo que sucede durante todo el ciclo de vida de nuestros empleados y esto nos ayudará a crear, sobre la base de este conocimiento, planes de acción a medida, que nos ayuden a conseguir mayor implicación y, mejores resultados de negocio.
La experiencia de empleado se convierte, de esta forma, en una palanca clave en la mejora de la experiencia del cliente, como dos vasos comunicantes de una misma acción excelente de las empresas.
*Esther Díaz Paniagua es directora de Gestión del Talento de ILUNION