La combinación de la automatización con ciertas costumbres derivadas del comercio internacional es la fórmula que ha dañado algunas de las economías locales. Particularmente el comercio con China ha generado que una parte de las empresas hayan reducido los salarios y los niveles de empleo, considerando que debían (o podían) adaptarse a ciertas condiciones laborales que se imponen en el gigante asiático. Por otro lado, otras áreas han crecido precisamente gracias a este aumento del comercio global. Sin el comercio internacional, la economía de Estados Unidos no se expandiría al mismo nivel que como lo hace actualmente.
Según los expertos, lo que realmente se necesita son más políticas favorables al empleo para proteger a los trabajadores. El desafío que enfrenta la economía estadounidense se debe principalmente a que las ganancias y pérdidas del comercio y la automatización no se distribuyen de manera uniforme entre las clases sociales del país. Para solucionar este problema económico, Estados Unidos necesita saber redistribuir ciertos beneficios de los acuerdos comerciales y limar los más negativos en lugar de volcar todo el peso en los retos de la automatización.
La cibernética reduce los puestos de empleo y las condiciones laborales en industrias clave. Los trabajos manufactureros han estado en declive desde los años 70, y la mayor parte de esto es debido a la introducción de máquinas cada vez más sofisticadas y eficientes. Entre los años 2000-2014, los empleos manufactureros cayeron en 5 millones, a pesar de que la producción durante el mismo período aumentó.
Por lo tanto, quizás culpar constantemente al déficit del comercio internacional con algunos países, como hace desde la campaña electoral el equipo de Donald Trump, por la disminución de los puestos de trabajo de fabricación, no es la solución más viable. Desde luego, combinar empleo con altos niveles de producción es difícil al nivel que espera hacerlo el país norteamericano. La producción y beneficios a altísimos niveles está a un lado de la balanza; la generación decreciente de los puestos de empleo, y por lo tanto un problema social incipiente, al otro lado.